Una vida entre aviones y aviones, un viaje interminablealrededor del mundo; un vacío generado por las garras del destinoque empujan a la soledad y la melancolía de la última parada, esel giro central de “Última escala en ninguna parte”, la obrapóstuma de Ignacio Padilla que fue presentado por Verónica Llaca,Eduardo Garza y Esteban Padilla en el marco de su primeraniversario luctuoso.
“Escribió lo que creía que era la vida, sus versos nosayudan a entender la genialidad de un autor”, expresó elescritor Eduardo Garza en relación a los cuentos que componen estaobra que presenta a un personaje ansioso de viajar, de conocer elmundo pero cerca de ese punto en el que no hay regreso, “unacronología de la posmodernidad, ya no retrata sus lugares, perosí sus tiempos, el prototipo de quien recorriera el tiempo en laedad media sería el peregrino, en la modernidad el turista y en lapostmodernidad el viajero frecuente, tres maneras de asumir unviaje y el tiempo”, agregó.
“Tenemos muchos libros sobre el viaje, pero la peculiaridad deeste es que el destino en este no importa, no es de los lugares alos que llegó, es de luz lugares a los que viajó por viajar”,dijo su hijo Esteban, quien aseveró que a través de esta líneasconoció una parte de su padre, al físico cuántico que vivía conprisa, sin tiempo y que escribía entre viaje y viaje.
Junto a Verónica Llaca recordaron la genialidad del autor deobras como “Amphritryon” o “La gruta del toscano”, “Nachosiempre tenía datos curiosos aparentemente inservibles quedespués lo veías bien incorporados en sus libros”, destacó laescritora; “nos encontramos retratados como individuos, comosociedad, el momento, todos retratados por la genialidad deNacho”, destacó Garza.
El pasado 20 de agosto se cumplió el primer aniversario delescritor mexicano Ignacio Padilla, miembro de la generación delcrack. Su obra póstuma, “Última escala en ninguna parte”, fuepublicado en el marco de este acontecimiento por el Fondo deCultura Económica.