La resistencia… “es acto de ruptura de la memoria instituida y acto productor de nuevas visibilidades al hacer visible la invisibilidad de lo visible… Es, a su vez, un acto de interpretación productor de nuevos sentidos, al hacer pensable lo impensable.
Ma. Inés García Canal.
La construcción de la memoria histórica de los pueblos subordinados, es una tarea por hacer. Los problemas que se presentan son diversos; la selectividad de los actores sociales y los hechos. El nulo registro de los acontecimientos, donde los protagonistas históricos aparecen idealizados o reinventados. La manipulación e instrumentación en función del relato histórico legalizado, hasta condicionamientos internos de las comunidades que la cobijan. Otras son la escasez de testimonios y fuentes documentales e iconográficas, que nos acerquen a una interpretación de los hechos.
La Cruz de Piedra que se venera en Santiago de Querétaro, surge a partir de la Crónica Seráfica del siglo XVIII. Previamente en 1683 en el texto: Cruz de piedra, imán de la devoción., Fray Francisco Xavier de Santa Gertrudis había asociado A Santiago Apóstol y la Cruz de Piedra con la fundación de la ciudad. El franciscano relata que después de once horas de lucha entre los ejércitos de los cristianos otomíes y los paganos chichimecas, se oscureció el cielo de repente, con una “opacidad y amarillez que congojaba los ánimos y en ese cerco de fatigas se hallaban los nuestros cuando se vio (raro portento) una claridad tan activa que se llevó tras los ojos las atenciones de ambos ejércitos en cuyo centro se vio una cruz resplandeciente entre roja y blanca y su lado la imagen del apóstol Santiago.
Ante tal prodigio, los chichimecas asustados se dieron a la fuga. Esto acontecía precisamente el día del apóstol Santiago, 25 de julio; ese mismo día, en el cerro de Sangremal, “donde está ahora el colegio” –se refiere al Colegio de Propaganda Fide-, se tomó posesión del sitio en nombre de su majestad y se colocó ahí una cruz de madera y en general de los chichimecas dio su obediencia al rey. Los indígenas solicitaron colocar una cruz de piedra, misma que fue tallada a escoplo y martillo en las canteras seleccionadas que se trajeron de la Cañada. Es posible que en su cosmovisión, tuviera el sitio donde fueron extraídas las canteras un ritual específico.
En las culturas antiguas, se les concedió un valor sagrado a las piedras a través de su concepción del universo partiendo de su forma, tamaño o lugar donde se encontraban. En los pueblos amerindios hay testimonios de la veneración que tuvieron por las mismas. (Plaza Beltrán, Marta. Antecedentes del culto a las cruces de piedra. Litolatría. México. IIL-UNAM. 2010). En los cerros, templos y casas se encontraban representaciones de deidades protectoras o relacionadas con los abuelos, los Xhitas; los fundadores de los linajes, los señores viejos del cerca y el junto. La <ida al cerro> yalo tepetl, como una asociación simbólica entre el cerro, la lluvia, la milpa y los ancestros. Muchos elementos de la cultura indígena mesoamericana sobrevivieron durante la época colonial, articulados de una nueva manera. (Broda, Johanna.La ritualidad Mesoamericana y los procesos e sincretismo reelaboración simbólica después de la conquista. En: Simposio: Religión, política y estado en el México prehispánico y colonial. Puebla, México. Octubre de 2002. IIH-UNAM).
Los egipcios contaban con su estatua sanadora, que tenía la facultad de ser un antídoto eficaz para la ponzoña. Era una práctica común cuatro siglos antes de nuestra era en Grecia, que hubiese dentro de los templos piedras sagradas, por lo regular en forma piramidal. En la Roma antigua se les consideraba protectores de límites, antecedente de las cruces en las bifurcaciones de los caminos. En Siria la piedra cónica o Betilo era colocado en un recinto sagrado que representaba a la divinidad.
Los pueblos árabes concibieron las piedras como la <Casa de Dios> anterior a Mahoma. El cristianismo de los primeros siglos se apropió de la ritualidad antigua, entre ellos el culto a las piedras, se levantaron templos donde antes existieran lugares sagrados, marcándolos con cruces. El espacio para abundar es corto, solo enunciaré que la piedra, considerada como Petra Genetrixo la Matrix Mundi, ha sido símbolo de vida y sacralidad. Su culto ha tenido fundamentalmente un sentido de fecundidad y prosperidad.
Las piedras fueron marcadores de espacios sagrados, ya fuera en montañas, lagos o bosques. El nemeton sirvió a los druidas para desarrollar sus rituales. Los megalitos funerarios han simbolizado la morada de los muertos y de sus espíritus. Muchas creencias mantenían la idea de que el alma de los mismos estaba en las piedras ejerciendo buenas acciones sobre los vivos, convirtiéndose de esta forma en agentes protectores de la vida.
Las piedras de sacrificio, también conocidas como embade, son piedras con cazoletas, huecos o pozas y son veneradas por suponer antiguos lugares de culto pagano que todavía conservan ciertos poderes mágicos o religiosos.
Reflexión: El relato legendario estuvo al parejo de la crónica seráfica. Construyendo una identidad local. Las fuerzas en tensión, adoptaron la versión conquistadora como una tradición, que servía a los "mandones" indígenas para justificar sus mercedes y privilegios; así como de exaltar su participación conquistadora. (Rubial García, Antonio. Santiago y la cruz de piedra. La mítica y milagrosa fundación de Querétaro, ¿Una elaboración del Siglo de las Luces? en: Creencias y prácticas religiosas en Querétaro. Siglos XVI – XIX. UAQ / Plaza y Valdés, Editores. México. 2004, pp. 25 – 104).
Algo subyace de las antiguas cosmovisiones de los pueblos originarios en el símbolo cristiano. "...a partir de la dialéctica de la colonización con sus secuelas de asimetría social, reinterpretación simbólica y resistencia a la religión oficial."(Félix Báez, Jorge. Tlacateotl. Señor del bien y el mal En: Cosmovisión ritual e identidad de los pueblos indígenas de México. México. FCE.2000).
La Cruz de los Milagros que se venera en el templo de la Cruz, en la ciudad de Querétaro; como se infiere, tiene todavía otras historias que contarnos. Nuestras creencias, ideologías y valores están sustentados entre la memoria y una serie de mitologías construidas a través del tiempo. Recreadas a través de tradición oral y conceptuadas en los símbolos y en alegorías retóricas.
La resistencia es un recuerdo del olvido; se empeña en contraer el pasado en el presente para hacer de este tiempo una contra-acción, un contra-hecho, un acto futuro.
Ma. Inés García Canal
Desde Anbanica - Teocalhueyacan.
Julio de MMXXII.