San Francisquito fue reconocido como barrio indígena por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), tras más cinco años de manifestaciones públicas sobre esta exigencia.
Los habitantes ahora demandan que la LX Legislatura del Estado de Querétaro rectifique su postura y los reconozca oficialmente como barrio indígena urbano.
Los habitantes sostienen que este nombramiento les permite hacer frente a la inseguridad y los procesos de gentrificación y turistificación en la zona, que ha obligado a muchos a dejar el barrio por el aumento del costo de vida.
Desde hace tiempo han señalado los intereses que tienen empresas inmobiliarias en San Francisquito por su ubicación, que van más allá de la historia y tradiciones de sus habitantes.
"Hay personas que han dado todo su esfuerzo para que esto siga en pie. Este nombramiento nos va a servir para fortalecer a la comunidad, y tener las herramientas jurídicas y políticas en defensa de nuestro barrio afectado por el abandono premeditado de los malos gobiernos", expresó José Mario Estrada, representante de la Confederación Indígena del Barrio de San Francisquito.
En la lectura de un pliego mostraron su agradecimiento al Gobierno municipal de Querétaro y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que a diferencia de la legislatura, han reconocido a San Francisquito como barrio indígena.
También agradecieron a vecinos y concheros que han participado en esta lucha, así como a las organizaciones sociales independientes que se han solidarizado con ellos.
De acuerdo con los manifestantes, el 9 de agosto de 2024 fueron notificados por el INPI de su inclusión en el catálogo nacional.
➡️ Únete al canal de Diario de Querétaro en WhatsApp para no perderte la información más importante
Para celebrar este reconocimiento, los habitantes de San Francisquito realizaron una protesta que inició en el barrio y culminó en el Templo de la Cruz, donde cada septiembre dan paso a su tradición más importante: la Fiesta de la Santa Cruz de los Milagros.
En las calles se abrieron paso con danzas y mantas en las que se podía leer: “No a la patrimonialización de nuestra tradición… que florezcan nuestros pueblos”.
–Con información de Miguel Gallardo–
