/ jueves 19 de octubre de 2023

Sismo de magnitud Arctic Monkeys, Fontaines D.C. y The Backseat Lovers

Espressando riffs


El pasado viernes seis de octubre, en el Foro Sol, retembló en sus centros la tierra al sonoro rugir de Arctic Monkeys, Fontaines D.C. y The Backseat Lovers. Las bandas, a manera de mini festival, nos hicieron vivir la experiencia chilanga completa. ¿Gustas un bolillo pa’l susto antes de seguir?

No fue broma cuando digo que la gira The Car provocó la danza trémula de la tierra mexica a una magnitud de 6.0 grados. El mismo Alex Turner, vocalista de los Monkeys, estaba pálido por esto. ¿Sus 65 mil fans? Encantados con la merch pirata, la icónica bola de disco al estilo Gloria Gaynor —propiedad de los monos árticos— e indiferentes ante el baile terrícola.

Los “güeros” románticos y alocados

A las cinco de la tarde de aquel viernes, las puertas se abrieron. Tras dos horas de espera, empujones y hacer amistades, The Backseat Lovers inauguraron el mini festival. Cinco canciones, entre ellas la power ballad Pool House y la alocada, pero romántica Maple Syrup, fueron la carta de presentación de los estadounidenses ante un público que vieron entre el humo cempasúchil por primera vez. “¡Güeros, güeros!”, gritaban al cuarteto mientras estos sacudían sus melenas rubias.

La voz de Joshua Harmon jugó con las dualidades dulce y agresiva, a la par que era ovacionado por sus riffs y saltos en el escenario. Un set de luces naranjas y Sinking Ship fueron su cierre. Media hora les tomó para ganarse al público capitalino, quienes ahora buscan el setlist de la banda para reproducirlos en Spotify.

Desde Dublín, a conquistar corazones mexicas

Cayó la noche y Fontaines D.C. caminó a escena a las ocho en punto, acompañados de Schooldays Over de The Dubliners, un himno de folk irlandés que nos empapó de las raíces culturales del quinteto de Dublín. Grian Chatten, el líder de la agrupación post-punk, se posicionó frente al micrófono y levantó sus brazos para saludar a la tierra mexica, como un dios que viene a conquistar corazones, incluso a robarle territorio al alabado Alex Turner. “Se va a poner bien verga”, vaticinó una voz masculina del general A.

Iluminados por luces rojizas, del tono de su álbum más reciente, Skinty Fia (2022, Partisan); se escuchó el bajo de Chilli Jesson, quien suplió a Conor Deegan III en el instrumento durante la gira en Norteamérica. Chatten, en cuclillas y con Metallica en su playera, al borde del escenario, agitó sus brazos y enardeció a la muchedumbre. “I did you a faaavooour”, entonó en su acento irlandés el primer verso de Nabokov. Le siguió Televised Mind la canción donde sacó su pandero y lo muevió al compás de la melena cereza del guitarrista, Carlos O’Connell. Las manos del público volaron.

Deleitaron con A Lucid Dream, seguida de Big Shot, una pieza oscura que contrastó con la calidez del juego de luces. Un “hola” del vocalista a su público mexicano recibió gritos de conmoción, antes de la gran Roman Holiday. Entre sombras e iluminaciones blancas, Chatten se unió a la melodía con su voz suave, acompañada de la guitarra acústica de O’Connell.

Tras la tranquilidad de la canción, siguió Boys In The Better Land, canción que sacudió tanto al público, que causó un incidente en la barrera entre el General B y el A. Chatten pausó el show al detectar el conflicto. Los que estábamos a dos metros del escenario nos enteramos de un supuesto desmayo. “Un poco de ayuda allí en medio”, voceó O’Connell. Transcurrieron dos minutos y los Fontaines no tuvieron problema en comenzar desde cero el tema, con el mismo agitar del pandero de Chatten, tan entusiasmado como la gente.

Continuó el recital con Jackie Down The Line y Big. Pese a que este último es un tema digno de bailarse y sacudir melenas, la audiencia se empeñó más en grabar o familiarizarse con este. Sólo algunos danzaron con las manos o aúllaron, pero nadie coreó a Chatten. Incluso, algunos exigieron la aparición de los monos árticos, a pesar de la calidad con la que Tom Coll explotó la batería, y la energía del líder.

I Love You, anunció Chatten el último tema de su setlist. Aunque no es nada romántica la canción, Fontaines D.C., al igual que los Backseat, supieron ganarse a las masas. Algunos creemos que el público ártico no estaba preparado para el calibre del post-punk irlandés, pero lo que es seguro es que la banda será bien recibida si regresa a tierra mexica en solitario.

Foto: Cortesía | Cecilia Gabriela Velázquez

Ahora sí, prepárense para temblar

En medio de la llovizna y desesperación por ver a los monos árticos, comenzó a sonar una alarma. Los fans la conocen bien: no es la alerta sísmica (todavía no), es el intro que antecede a Sculptures Of Anything Goes, canción común del setlist ártico. Una ráfaga de aullidos y aplausos recibió a los monos, trajeados, elegantes y frescos. El momento llegó.

Para aquellos que miden 1.50 metros y están en General A o B, los primeros baquetazos de Matt Helders en la batería durante Brianstorm fueron la señal de jugar a la muerte. La alocada canción provocó saltos y empujones, algo como una licuadora del dolor, pero eso no existió para los fans embriagados por la música.

Snap Out Of It, el clásico para superar amores, procedió al baile masivo. No fallaron los coros a Turner, el dios receptor del “¡te amo!” colectivo. Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair también se convirtió en un ritual danzario, pero no de la talla de Brianstorm. Lo mismo sucede con Teddy Picker.

Durante Crying Lightning, la luz roja iluminó a Turner como ocurrió con Chatten: dos dioses del rock moderno, respetados y amados. La paz regresó con Tranquility Base Hotel & Casino, seguida por Why’d You Only Call Me When You’re High y Arabella. El fervor continuó con Perfect Sense, The View From The Afternoon y Knee Socks.

Pretty Visitors, Fluorescent Adolescent y There’d Better Be A Mirrorball fueron la antesala a 505, canción cantada al unísono: “But I crumble completely when you cry”. La euforia se extendió hasta Do I Wanna Know? y Body Paint, hits imperdibles.

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La bola de disco bajó y giró en Hello You, parte del encore. Desde las gradas, las linternas de los celulares hicieron del recinto una mirrorball. Fotografías que inmortalizaron ese momento fueron capturadas por la prensa y los fans hipnotizados por la banda. I Bet You Look Good On The Dancefloor y R U Mine? fueron el broche de oro en el que los fans licuados por Brianstorm liberan su dolor a gritos. El último huracán de energía ártica arrasó el Foro Sol… ¡pero no por mucho!

El mini festival concluyó, pero no la emoción. No pasó ni la media hora, cuando, a las 11:06 pm, la tierra hizo su reverencia ante las tres bandas. Para algunos fue solo un mareo confundido con la ligera borrachera de las cervezas; para otros, ni en cuenta. ¿Quién diría que, al final, la persona que sí necesitó ese bolillo pa’l susto, fue el mismo Alex Turner?


El pasado viernes seis de octubre, en el Foro Sol, retembló en sus centros la tierra al sonoro rugir de Arctic Monkeys, Fontaines D.C. y The Backseat Lovers. Las bandas, a manera de mini festival, nos hicieron vivir la experiencia chilanga completa. ¿Gustas un bolillo pa’l susto antes de seguir?

No fue broma cuando digo que la gira The Car provocó la danza trémula de la tierra mexica a una magnitud de 6.0 grados. El mismo Alex Turner, vocalista de los Monkeys, estaba pálido por esto. ¿Sus 65 mil fans? Encantados con la merch pirata, la icónica bola de disco al estilo Gloria Gaynor —propiedad de los monos árticos— e indiferentes ante el baile terrícola.

Los “güeros” románticos y alocados

A las cinco de la tarde de aquel viernes, las puertas se abrieron. Tras dos horas de espera, empujones y hacer amistades, The Backseat Lovers inauguraron el mini festival. Cinco canciones, entre ellas la power ballad Pool House y la alocada, pero romántica Maple Syrup, fueron la carta de presentación de los estadounidenses ante un público que vieron entre el humo cempasúchil por primera vez. “¡Güeros, güeros!”, gritaban al cuarteto mientras estos sacudían sus melenas rubias.

La voz de Joshua Harmon jugó con las dualidades dulce y agresiva, a la par que era ovacionado por sus riffs y saltos en el escenario. Un set de luces naranjas y Sinking Ship fueron su cierre. Media hora les tomó para ganarse al público capitalino, quienes ahora buscan el setlist de la banda para reproducirlos en Spotify.

Desde Dublín, a conquistar corazones mexicas

Cayó la noche y Fontaines D.C. caminó a escena a las ocho en punto, acompañados de Schooldays Over de The Dubliners, un himno de folk irlandés que nos empapó de las raíces culturales del quinteto de Dublín. Grian Chatten, el líder de la agrupación post-punk, se posicionó frente al micrófono y levantó sus brazos para saludar a la tierra mexica, como un dios que viene a conquistar corazones, incluso a robarle territorio al alabado Alex Turner. “Se va a poner bien verga”, vaticinó una voz masculina del general A.

Iluminados por luces rojizas, del tono de su álbum más reciente, Skinty Fia (2022, Partisan); se escuchó el bajo de Chilli Jesson, quien suplió a Conor Deegan III en el instrumento durante la gira en Norteamérica. Chatten, en cuclillas y con Metallica en su playera, al borde del escenario, agitó sus brazos y enardeció a la muchedumbre. “I did you a faaavooour”, entonó en su acento irlandés el primer verso de Nabokov. Le siguió Televised Mind la canción donde sacó su pandero y lo muevió al compás de la melena cereza del guitarrista, Carlos O’Connell. Las manos del público volaron.

Deleitaron con A Lucid Dream, seguida de Big Shot, una pieza oscura que contrastó con la calidez del juego de luces. Un “hola” del vocalista a su público mexicano recibió gritos de conmoción, antes de la gran Roman Holiday. Entre sombras e iluminaciones blancas, Chatten se unió a la melodía con su voz suave, acompañada de la guitarra acústica de O’Connell.

Tras la tranquilidad de la canción, siguió Boys In The Better Land, canción que sacudió tanto al público, que causó un incidente en la barrera entre el General B y el A. Chatten pausó el show al detectar el conflicto. Los que estábamos a dos metros del escenario nos enteramos de un supuesto desmayo. “Un poco de ayuda allí en medio”, voceó O’Connell. Transcurrieron dos minutos y los Fontaines no tuvieron problema en comenzar desde cero el tema, con el mismo agitar del pandero de Chatten, tan entusiasmado como la gente.

Continuó el recital con Jackie Down The Line y Big. Pese a que este último es un tema digno de bailarse y sacudir melenas, la audiencia se empeñó más en grabar o familiarizarse con este. Sólo algunos danzaron con las manos o aúllaron, pero nadie coreó a Chatten. Incluso, algunos exigieron la aparición de los monos árticos, a pesar de la calidad con la que Tom Coll explotó la batería, y la energía del líder.

I Love You, anunció Chatten el último tema de su setlist. Aunque no es nada romántica la canción, Fontaines D.C., al igual que los Backseat, supieron ganarse a las masas. Algunos creemos que el público ártico no estaba preparado para el calibre del post-punk irlandés, pero lo que es seguro es que la banda será bien recibida si regresa a tierra mexica en solitario.

Foto: Cortesía | Cecilia Gabriela Velázquez

Ahora sí, prepárense para temblar

En medio de la llovizna y desesperación por ver a los monos árticos, comenzó a sonar una alarma. Los fans la conocen bien: no es la alerta sísmica (todavía no), es el intro que antecede a Sculptures Of Anything Goes, canción común del setlist ártico. Una ráfaga de aullidos y aplausos recibió a los monos, trajeados, elegantes y frescos. El momento llegó.

Para aquellos que miden 1.50 metros y están en General A o B, los primeros baquetazos de Matt Helders en la batería durante Brianstorm fueron la señal de jugar a la muerte. La alocada canción provocó saltos y empujones, algo como una licuadora del dolor, pero eso no existió para los fans embriagados por la música.

Snap Out Of It, el clásico para superar amores, procedió al baile masivo. No fallaron los coros a Turner, el dios receptor del “¡te amo!” colectivo. Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair también se convirtió en un ritual danzario, pero no de la talla de Brianstorm. Lo mismo sucede con Teddy Picker.

Durante Crying Lightning, la luz roja iluminó a Turner como ocurrió con Chatten: dos dioses del rock moderno, respetados y amados. La paz regresó con Tranquility Base Hotel & Casino, seguida por Why’d You Only Call Me When You’re High y Arabella. El fervor continuó con Perfect Sense, The View From The Afternoon y Knee Socks.

Pretty Visitors, Fluorescent Adolescent y There’d Better Be A Mirrorball fueron la antesala a 505, canción cantada al unísono: “But I crumble completely when you cry”. La euforia se extendió hasta Do I Wanna Know? y Body Paint, hits imperdibles.

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La bola de disco bajó y giró en Hello You, parte del encore. Desde las gradas, las linternas de los celulares hicieron del recinto una mirrorball. Fotografías que inmortalizaron ese momento fueron capturadas por la prensa y los fans hipnotizados por la banda. I Bet You Look Good On The Dancefloor y R U Mine? fueron el broche de oro en el que los fans licuados por Brianstorm liberan su dolor a gritos. El último huracán de energía ártica arrasó el Foro Sol… ¡pero no por mucho!

El mini festival concluyó, pero no la emoción. No pasó ni la media hora, cuando, a las 11:06 pm, la tierra hizo su reverencia ante las tres bandas. Para algunos fue solo un mareo confundido con la ligera borrachera de las cervezas; para otros, ni en cuenta. ¿Quién diría que, al final, la persona que sí necesitó ese bolillo pa’l susto, fue el mismo Alex Turner?

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