¡Buenos días, Querétaro! Así solía iniciar, cada año el 18 de marzo, el mensaje de nuestro director en turno, celebrando un aniversario más de aquel alumbramiento que anunciara el Lic. Ignacio Lomelí Jáuregui, primer director y artífice, junto con el Lic. José Guadalupe Ramírez Álvarez, de la aventura que representaba el inicio de operaciones de un nuevo periódico, en la primera edición, en 1963, de Diario de Querétaro.
Desde aquella aparición del periódico, impreso en la vieja casona de Escobedo 65, en el Centro Histórico, han pasado ya seis décadas; desde entonces, Diario de Querétaro ha relatado el acontecer y la transformación de un estado pujante y ha sido testigo de los anhelos, las realizaciones, los sacrificios y también las desgracias de una ciudad que hace sesenta años era pequeña y serena y hoy es una metrópoli con crecimientos poblacionales y económicos impresionantes.
A lo largo de este tiempo, ganándose la confianza de sus lectores, han entregado la vida hombres y mujeres comprometidos con el servicio de informar oportunamente; reporteros, administrativos, responsables de las diferentes áreas del proceso técnico, fotógrafos, encargados de limpieza y mantenimiento, choferes… Algunos han ya fallecido, pero dejaron a quienes continúan su esfuerzo en esta casa editorial, su imborrable recuerdo, su ejemplo y sus enseñanzas.
Durante estos doce lustros, las páginas del Diario han informado sobre hechos que cimbraron la vida de los queretanos y su tinta traducida en palabras ha relatado acontecimientos diversos, los quehaceres de once gobernadores, las consecuencias de dos terribles terremotos, varios ascensos de los equipos locales de futbol, inundaciones históricas, una inusual nevada queretana, diez campañas presidenciales, la llegada del hombre a la Luna, un crecimiento económico e industrial inusitado, la muerte de varios papas, trágicos accidentes, infinidad de eventos sociales, una histórica pandemia, un mundial de futbol en casa y la transformación cultural de una sociedad con la que el periódico ha ido mudando de formas y de fondos.
Hoy que esas formas y fondos nos siguen uniendo a lectores fieles, volvemos a decir, con idéntico entusiasmo y compromiso: ¡Buenos días, Querétaro! Y añadimos un ¡gracias! por esa lealtad de tanto y tan intenso tiempo. Cumplimos sesenta años que son apenas los primeros de muchos más en los que nuevas generaciones de periodistas seguirán haciendo honor al legado de sus antecesores.
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