*Poemas de los alumnos del de la Escuela Normal Superior de Querétaro
Maricruz Álvarez Aguilera
miradas al desnudo
Miro tus ojos y reparo en mí,
tus manos reafirman el perímetro de mi piel.
Eres agua, fuego, vaho que se estampa
en las paredes mudas de mi cuerpo,
tacto sin voz entre mis manos
que nombran el encuentro.
Como gotas en la tierra en ti me vierto
vacías en mis labios tu calor
al mirarme
tu reflejo atisbas .
Tu saliva se derrumba en mi vientre
dibuja el ansia de tu boca;
eres tierra fértil para las semillas de mi ocaso,
caricias dorsales
que hacen destilar mi néctar.
Soy pausa, melodía interna en ti.
Eres el silencio en el acorde de mis venas.
Somos el gris sublime en un lienzo
de trazos asonantes,
cordura entre los huesos del silencio,
ardor de notas al son de la victoria
besos sin sal,
miradas que se rizan al cariz del olvido.
Invierno
Vereda sin azul
calor cuando la puerta cierra el ayer,
música que disuelve la promesa
no cumplida,
río contigo en la humedad de tu tierra
donde el viento
funde tus latidos
y los míos.
Tiempo
Vacío circundante
prisa contenida-desbordada en los senderos
pared sin descanso.
Hora única que avanza
hacia el sitio de lo que no vuelve,
arena que se derrama
al paso de los segundos.
Ma. Julia Rivera Galván
Deseo
El calor de tu respiración
me hace temblar,
erizas hasta la última célula de mi ser.
Tocas mis montañas hechas deseos
resquebrajas mi voluntad.
Incitas mis caricias más pecaminosas
para irrumpir en el umbral del éxtasis.
siento como se acelera mi pulso
mientras tus manos recorren
hasta el último secreto de mi cuerpo.
tu lengua oleada de fuego,
estimula hasta mi silencio-gemido.
soy fragmento cuando tus manos
me tocan.
Conciencia
Los silencios del estruendo
sobresaltan mi inconsciente
haciendo que oscile mi imaginación.
Palabras
Se mueven, bailan, ríen, cantan…
Pero también se ponen tristes, lloran, sufren
Incluso llegan a ser malas:
Golpean, trituran, matan.
Cuando se enojan explotan todos sus sentimientos
Y entonces confunden lo bueno con lo malo,
Tu mano sólo sigue instintos de obedecer y crear.
Pedro Galicia Martínez
Amanecer
I
Con instinto
sin moral
con lujuria
sin reglas
Si peco al desearte
me condeno
al fuego de tu sexo
para saciar tu sed
humedezco mi deseo
eyacularemos caricias, besos, suspiros
hasta vaciar nuestras ganas.
II
Al amanecer
una huella de carbono
olvidó tu virginidad
en la blanca sábana.
No lo había notado
Un invierno prematuro
baja por su cien
el otoño
erosiona su faz
en su mirada
se alojaron los años
en su cuerpo
viven las penas
No lo había notado
ya no tiene la fuerza
para cargarme en su espalda
arrullarme en su pecho
ya no me reprende
ahora me da consejos
ya no me grita
hace oración.
(Marcelina Martínez. Felicidades)
Valle de los espejos
La sombra nocturna
devora la luz
de poniente a oriente
un coro de grillos
abre la velada
acto seguido
el ballet de luciérnagas
danza al ritmo de la lluvia
entre aleteo de aves
luego
cigarras-soprano
develan la reina de la noche
ella
arrogante y orgullosa
maquilla lentamente su rostro
con polvos de plata.
En el valle
espejos de agua
de variadas formas
colman su vanidad.
Carmen Jessica Pérez Salazar
Madre tierra
Siempre te quedas contemplando
desde el mismo ángulo,
verde,
café,
amarillo,
negro.
Insisto en hablar de ti
desde que nací,
pero desapareces.
Vientre materno
pasas desapercibida
te han urbanizado.
Tiempo
Perdí mis horas en el bolsillo
como las tarjetas de personas
que he olvidado.
El reloj, se colgó del cielo
creyó que así aprenderían a leerlo.
Pero todo fue inútil:
los niños se comieron el segundero
el calendario jugó con los adultos.
Así pasaron los días
restos de tiempo.
Palabras
Ayer sentí las palabras
por primera vez
fue extraño.
Se atoraron en mi garganta
quedaron en el estómago
salieron por mi pie
brincaron por el piso.
Las atrapé con la mano izquierda
y en mi memoria de manera insistente
se negaban a salir de la cabeza.
Las dejé huérfanas en un papel.
Serendipia
Era de noche,
la luna me acompañó
a tu encuentro.
Tuve sed de ti
bebí de tu cuerpo
había llegado al paraíso,
mi paraíso.
Rogelio González Hernández
[SIN TÍTULO]
Y así, tan de repente, todo se fue.
En un suspiro perdí tu esencia,
perdí tu ser y así te fuiste sin hablar.
No puedo reprochar, no puedo cuestionar,
no debo sufrir por mi apocalíptico error.
Solo puedo mirar, no me queda más que callar,
no me queda más que perderme en la profundidad de mi soledad,
en las penumbras de mis fatídicos errores,
en la inmisericordia de tu amor.