La fiesta es un acontecimiento social que establece una diferenciación entre la vida cotidiana y el tiempo festivo (…). Es una forma socialmente establecida de transfiguración y a veces de transgresión del orden social, por lo que suele ser un espacio de liberación de tensiones, represiones, frustraciones, etc. La fiesta abre un lugar especial al gozo, el juego, la fantasía y la expresión estética
María Ana Portal (2007), La fiesta en México, en revista Todavía
Marisa de León, productora escénica, gestora cultural y docente, en su libro Espectáculos escénicos. Producción y difusión, nos dice que “La realización de festivales es fundamental en la vida artística y cultural de cualquier sociedad. Los festivales impulsan la preservación y difusión de tradiciones, costumbres, arte y cultura en general; propician redes de colaboración y un intercambio creativo, artístico y humano entre los organizadores, artistas, colaboradores, difusores y público.”
Un festival se sostiene en el tiempo cuando la organización tiene claras las metas y objetivos que fundamentan su existencia y éstas varían año con año de acuerdo al perfil de programación, temáticas, lugar de realización, fechas, sedes y, por supuesto, las condiciones económicas dadas para su sostenimiento, entre otras necesarias para cumplir con la misión original. De ahí que a lo largo de 12 años, la Cruzada Central por el Teatro, haya presentado diferentes escenarios en cuanto a la línea curatorial que ha engarzado las puestas en escena programadas; así como también al apego a distintas temáticas y formatos de teatro presentados por compañías locales, estatales, nacionales y, en algunas emisiones, internacionales.
Es un intercambio amable, una fiesta que fomenta las redes entre compañías de teatro independiente y ayuda a estrechar lazos que en el resto del año cobran frutos para que la proyección del teatro que se hace en el estado encuentre resonancia y presencia en otros lugares y ante otro público.
La Cruzada Central por el teatro lleva 12 emisiones realizándose en el estado de manera ininterrumpida a partir de 2010. Desde su inicio, ha congregado alrededor de 40,000 espectadores, siendo un festival único en su tipo porque se enfoca principalmente en la formación de público para el teatro.
Hasta la décima emisión en 2019, se consolidó como el único festival de teatro independiente con duración de un mes, logrando contar con la participación de hasta 140 creadores en cada una de ellas, quienes recibieron en su momento un beneficio económico, mediante la gestión en diversas instancias culturales por parte de los organizadores y compañías invitadas, adquiriendo de manera natural un formato de coinversión.
Es decir, este festival se ha sostenido en el tiempo, en gran medida, gracias al apoyo de organizaciones culturales y artísticas; entre ellas las propias compañías que donan una parte de sus honorarios, consiguen algún apoyo en especie en sus lugares de origen o de otros programas federales o estatales de los cuales son beneficiarios, los recursos propios de los integrantes de Atabal Creación Artística AC y los ingresos de taquilla que son reinvertidos directamente en el desarrollo del mismo.
En Atabal estamos seguros que este proyecto fortalece la creación independiente, crea redes de colaboración, fomenta el gusto por el teatro, acerca el teatro profesional al público queretano y aumenta la oferta cultural del estado, entre otros beneficios que trae consigo este evento, referente nacional de festivales que se llevan a cabo en la República Mexicana y en otros países.
Durante 4 años (de 2015 a 2018), los organizadores contamos con el apoyo federal de México en Escena, ahora MEGA; esto nos permitió sufragar en gran medida los requerimientos en materia de honorarios de todos los participantes, logísticos, operativos y administrativos que conlleva un festival de esta magnitud.
Es a partir de 2019, cuando el cambio en la implementación de nuevas políticas culturales a nivel nacional y el recrudecimiento de las estatales y municipales, vinieron a mover radicalmente el formato de la Cruzada, teniendo que realizar muchos ajustes supeditados en gran medida a las condiciones económicas imperantes, con lo que tuvimos que modificar el formato de participación y, en consecuencia, el alcance del festival, pues más allá de la vocación de servicio, para mover un mecanismo como este encuentro, se requiere que las necesidades y expectativas económicas de los artistas y personal de apoyo sean satisfechas mínimamente para poder mantener viva esa vocación. De otra manera, se trataría de realizar un servicio social que de ninguna manera un trabajador profesional del arte puede permitirse, dados los tiempos que corren. Y sin embargo, sucedió.
Por ello es digno de reconocer el trabajo incansable del equipo de Atabal, quienes a pesar de las complicaciones y de no contar con un pago fijo asegurado, dependiendo solamente de los ingresos de taquilla (casi nulos por el cierre de espacios culturales y la expansión de los formatos virtuales), en 2020 y 2021, han permanecido en pie de lucha haciendo posible que no se pierda la continuidad; esperando que pronto termine esta crisis sanitaria (que ha traído consigo otras más), para poder aspirar a un 2022 y una 13va. emisión que pueda verificarse en mejores condiciones con relación a estos dos años en donde los trabajadores del arte y la cultura hemos resultado tan afectados.
Ante un panorama confuso y nada predictivo, es difícil lograr que la continuidad en el trabajo no sea producto de la inercia, se requiere de mucha objetividad para aceptar los cambios, incluso aquellos que son totalmente radicales y que no corresponden a lo que hubiéramos deseado en términos ideales, sino a las necesidades en términos reales.
Es así como la 12va. Cruzada Central por el Teatro (septiembre de 2021), ha respondido a la realidad marcada por las condiciones actuales y a la necesidad de dar difusión y movimiento al teatro local, en un formato que en apariencia se aleja de lo que en otras emisiones ha sido este evento, pero que conserva su misión adoptada por las compañías de la ciudad de Querétaro y que contiene la mejor voluntad de seguir manteniendo vivo el teatro, intentando con ello conquistar nuevamente la presencia del público, a quienes queremos de regreso en las salas y en todos los espacios cerrados o abiertos que se han habilitado para este fin.
Gracias a las compañías: Los focos, MEDUSA, Sorginak, Maíz Memoria, Petate Escénico, Fraktal y Barón Negro Laboratorio Escénico, representantes y equipos de trabajo, por ser partícipes en esta Cruzada, ofreciendo de manera solidaria las presentaciones de sus puestas en escena, fomentando de esta manera el espíritu y la función social y artística que cumple un festival dentro de una comunidad, haciendo posible alimentar el alma de un público que hoy más que nunca necesita gozar de los beneficios del arte, tanto como los artistas necesitan su presencia.