A finales de 2023, tuve la oportunidad de ser parte del Décimo Festival Poéticas Jóvenes que se llevó a cabo del 21 al 28 de octubre. Este espacio es convocado por la compañía de teatro Neurodrama, creada y coordinada por el dramaturgo, director y escritor mexicano Enrique Olmos de Ita quien desde hace diez años, y a través de una convocatoria, elige proyectos que estén en construcción desde la dramaturgia, la dirección o la producción dirigidos a las infancias o a las juventudes para ser parte de este prolífero encuentro.
Lo interesante del festival es que reúne una diversidad de enfoques y experiencias creativas, ya que son de diez a doce proyectos elegidos de toda la república mexicana para encontrarse discursivamente, pero también estética y políticamente, es decir, se crean espacios de diálogo y debate para conocer las creaciones de dramaturgos y dramaturgas comprometidos con el público infantil y juvenil.
Apuntes del 2023
La estructura del festival está pensada para que los asistentes compartan sus procesos creativos a la vez que conozcan el de otros y otras creadoras, pero también contempla un taller dirigido por Enrique Olmos y Maribel Carrasco, una dramaturga con una sólida trayectoria en las letras para niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Este taller permite a los participantes aprender y conocer técnicas de dramaturgia que los ayuden a complejizar su mirada, su sensibilidad y se creación. Además de estas dos posibilidades que tiene el festival, está la maravillosa oportunidad de ver puestas en escena de diversos estados, lo cual permite que las y los creadores se empapen de las estéticas contemporáneas dirigidas a las infancias y juventudes.
La pluralidad es un elemento que potencia la esencia del festival y la experiencia de quienes hemos sido parte de él. Una pluralidad que se proyecta no solo en la diversidad de discursos y propuestas estéticas sino también en la multiplicidad de experiencias individuales que se manifiestan en las creaciones atravesadas por un gran compromiso social, político y creativo a través de la dramaturgia, de la dirección y las interpretaciones que construyen cada proyecto puesto y representado en el Festival.
Esta pluralidad también se refleja en los enfoques interdisciplinarios de cada creador y creadora. Enrique Olmos, además de escribir y dirigir teatro, construye una investigación, apoyado de la neurociencia, donde el cerebro del artista escénico, ya sea de teatro o de danza, es el sujeto de estudio. Esto permite que la ciencia y el arte tengan un encuentro en búsqueda de un beneficio colectivo que resuene individualmente, pues a la investigación le interesa conocer y comprender las actividades cerebrales de un creador para potenciar su experiencia y los resultados de su creación.
Este enfoque abre una brecha importante en las relaciones disciplinares, ya que permite el encuentro de diversas disciplinas tejiendo un mismo universo discursivo y estético. El proyecto que tuve oportunidad de presentar se construye con la convergencia de la etnografía, el teatro y la fenomenología.
El festival tuvo una duración de una semana en la cual tuvimos oportunidad de tomar un taller de dramaturgia para las infancias y las juventudes, generar espacios de debate y reflexión y también ver puestas en escena de distintos estados con propuestas muy creativas desde la dirección, la dramaturgia y la estética que las construye. Esta actividad de poder disfrutar y conocer las diversas propuestas escénicas quizá fue de las más importantes, ya que todo aquello que surgía de las ideas, el debate y las palabras se materializaba en las historias, los conflictos, los personajes y las tramas que veíamos en cada una de las puestas en escena. Además, la experiencia de ser parte del público después de las sesiones de debate nos permitió complejizar nuestras reflexiones y nuestras creaciones.
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El impacto social
En el Décimo Festival Poéticas Jóvenes se presentaron siete compañías con propuestas dirigidas a jóvenes y adolescentes principalmente, en donde las temáticas se vinculaban por la presencia de la tecnología en la vida cotidiana de los protagonistas, las relaciones parentales, el desarrollo social en espacios escolares y la soledad que enfrenta un adolescente que está descubriendo el mundo lejos de la infancia, entrando a un umbral de transformación psíquica, biológica y social. Los proyectos tuvieron en común el uso de los medios digitales para el desarrollo de las historias: en escena era común ver pantallas o proyecciones que las acompañaban. Una obra llamada Máquina mundo: Barbie, de la compañía Convoy Teatro, provenientes de Yucatán, incluso hace uso del internet del espacio ya que proyecta videos en vivo desde la plataforma digital TikTok, pues la trama es de una adolescente influencer que enfrenta la soledad pues no lograr tener una estrecha relación con sus padres ni con sus amigos de la escuela. Además, atraviesa una profunda depresión por el peso de su cuerpo y los comentarios gordofóbicos que reviste por ello. Es interesante ver en escena la presencia de una pantalla que invita, desde el principio, al mundo digital y de las redes sociales, donde la actriz depende totalmente del uso de estas aplicaciones en escena, haciendo videos y un en vivo para conectar con el universo de la historia y con el conflicto de la protagonista. Otra obra que me parece importante mencionar por el tema que desarrolla, fue I-Gen, del Colectivo Arena, de la ciudad de México, que visibiliza el suicidio en la adolescencia, un tema sensible desarrollado con mucha creatividad desde la dramaturgia y la dirección. Los video- juegos, las redes sociales y las amistades escolares son el centro del protagonista quien no tiene una sólida relación con sus papás y entra en una depresión no atendida que lo empuja al suicidio. Los problemas sociales e individuales visibilizados en cada una de las puestas en escena, resultan importantes por potentes, por actuales y urgentes; la estética con la cual están construidos los personajes que se presentan y los conflictos que se desarrollan, permite a la audiencia, en especial a los jóvenes y adolescentes, reflexionar sobre su entorno, sus construcciones sociales, sus conflictos y dramas individuales y la importancia de sus relaciones familiares y de amistades. Otra obra, que considero la mejor del festival por la pulcritud de su dramaturgia, lo acertado de la dirección y la excelente interpretación de la actriz y el actor que están en escena, se llama Virgo, de la compañía Neurodrama, de Hidalgo, lugar donde fue el encuentro. Los protagonistas son una adolescente y su maestro de Educación Física quienes, en primera persona y apoyados de la narraturgia, van compartiendo sus historias en las que el despertar sexual en la adolescencia es el tema central. Con una sensibilidad muy presente, las dos historias nos van compartiendo los conflictos, las dudas, los aciertos y las relaciones sociales de los protagonistas que sin duda representan una diversidad de historias y experiencias en la vida de las y los adolescentes. Este encuentro posibilita complejizar los procesos creativos, lo cual es importante ya que el público merece puestas en escena que los acompañen en sus procesos personales.