El legado de Leonardo Da Vinci se encuentra repartido por el mundo. Se puede conversar con La Mona Lisa en el Museo del Louvre en París, La última cena puede ser visitada en el Convento Dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán y La dama del armiño puede ser adorada en el Museo Nacional de Cracovia en Polonia. Sin embargo, Rodrigo Murray, actor y conductor de televisión mexicano, nos acerca al hombre de carne y hueso, el que sonrió y lloró, el que cometió errores y aprendió de ellos, y el que amó como si fuera su último día en esta Tierra.
El actor nos presenta un monólogo tridimensional en donde realiza un trabajo de desdoblamiento de forma impecable, donde la línea temporal se hace más estrecha y la distancia entre la Italia renacentista de hace más de medio milenio y el mundo del siglo XXI se hace cada vez más invisible. Y al mismo tiempo una estructura que pareciera ser solo parte de la escenografía, cobra vida ante los ojos de la propia audiencia.
Murray nos comparte los detalles únicos de este monólogo, su inspiración y el mensaje principal que espera transmitir con el público queretano.
¿Por qué realizar un monólogo sobre Leonardo Da Vinci?
Leonardo, para mí, antes de ser un genio, es un hombre, un humano que tenía sentido del humor, se reía a carcajadas, amó, se equivocó, aprendió, etcétera. Todas estas cualidades humanas lo empatan conmigo. Él poseía una naturaleza muy curiosa con la que me permito identificarme, y que lo llevó a desarrollar un don único.
Él tenía una mano extraordinaria, maravillosa y genial, le daba vida a todo lo que tocaba, y ahí yo no me puedo identificar con esa cualidad, le puedo admirar y aplaudir, pero son otros momentos de su vida con los que yo puedo sentirme reflejado.
Al realizar mi investigación exhaustiva sobre su vida me doy cuenta que posee tres momentos en donde el fracaso juega un papel importante, y ese sentimiento ya lo he vivido, sé lo que se siente fracasar y eso me permite ver a Leonardo Da Vinci como un hombre común y corriente.
Esos tres puntos los pongo yo en el monólogo, de alguna forma acompaño la vida de Rodrigo, que es un actor que está construyendo un monólogo sobre Leonardo Da Vinci. Así que de alguna forma esta puesta en escena es un espejo frente otro espejo, en donde hablo de los espectadores al mismo tiempo que soy acompañado de una pieza que se va transformando a medida que la historia va avanzando.
¿Cómo es que nace tu interés por Da Vinci? ¿Cuánto tiempo te tomó desarrollar el monólogo?
Como tal yo empecé a escribir el monólogo hace 15 años o 16 años, pero la semilla se sembró cuando yo tenía unos 10 u 11 años cuando mi papá me introdujo a Leonardo. Mi papá me lo presentó como un humano, como otro habitante más, no como un genio. Y es que antes de ser la mente brillante, fue una persona común. Esa visión fue la que me atrajo a este personaje, y mi fascinación por él se fue alimentando con los años.
Creo que cuando di con sus diseños enfocados en el teatro fue cuando dije, “tengo que escribir el monólogo”. Y como dos o tres años después de que inicié este proyecto conocí a Sebastián [artista responsable de la estructura con la que interactúa Murray en la puesta en escena] y conozco a Leonardo 4. Le propuse escalar las dimensiones de su pieza, porque la original mide 30 centímetros, y accedió a colaborar conmigo. Luego empecé a trabajar con Lu, Luis Ernesto Martínez, bajista de La Gusana Ciega, y fue él quien realizó la música para la obra.
Así que así se me fueron acumulando los años, uno para desarrollar lo sonoro, otro para que se construya la pieza, otro para que yo pueda entender cómo mover la pieza, y así consecutivamente hasta que terminamos acumulando 15 años, que fue cuando finalmente pude estrenar la obra en 2022.
¿Qué papel juega Leonardo4 en el monólogo?
Es un coprotagonista en su totalidad. Digamos, por ejemplo en las pinturas hay algunas que se denominan de naturaleza muerta y otras de la naturaleza, creo que en el monólogo hay dos pinturas, una que se encuentra “viva” y otra que está “muerta”, pero en ocasiones es lo inmovil lo que se encuentra mucho más vivo.
A medida que yo interactuó con él, que lo voy moviendo, empiezo a contar la historia de Leonardo y de Rodrigo. Puedo ir transformando el espacio, aterrizar en Florencia de 1490 y trasladarme a México 2023, luego irme a Milán de 1499, y así sucesivamente.
El monólogo está construido para que se complemente con la pieza, se necesitan mutuamente. Claro, podría existir la obra sin la estructura, y ella sin la puesta en escena, pero juntas realizan una simbiosis bellísima entre sí.
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¿Cuál consideras que es el mensaje que se llevará el público?
Yo creo que principalmente el objetivo es desmitificar el mito de Leonardo Da Vinci y entender que el fracaso es algo que se tiene que abrazar, porque lo intentaste, porque te esforzaste, y lo que sigue es levantarte. No por cada que te topes con pared vas a cruzar tus brazos, darte por vencido, lo que sigue es volver a intentarlo. Gracias al fracaso vamos a entender si queremos llegar al éxito, es la única vía.
Leonardo será presentado en el Teatro de la Ciudad el 30 de septiembre a las 20:30 horas. Los boletos se encuentran a la venta en la plataforma de arema.mx y van desde los 350 pesos hasta los 650 pesos, sin cargos por servicio.