/ sábado 27 de marzo de 2021

Marina de Tavira reinventa el teatro en Blindness

La nominada al Oscar presta su voz para la instalación que se encuentra en el Teatro de los Insurgentes y se ha convertido en una alternativa para el teatro

En momentos de crisis reinventarse es la respuesta. Y eso es lo que ha hecho el teatro durante la pandemia, desde sus montajes vía streaming hasta Blindness, la nueva instalación montada en el Teatro de los Insurgentes y que tiene como única protagonista a la voz de Marina de Tavira.

Blindness es una propuesta sensorial diseñada con distanciamiento social en la que a partir de unos audífonos y una instalación de luces el espectador sigue la narración de Ensayo sobre la ceguera, escrita por José Saramago. Grabada en un sistema binaural, el espectador escucha la voz de Marina de Tavira en una especie de 3D, pues recorre de izquierda a derecha como si el personaje se moviera.

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“Este montaje es como decir: si en momentos de crisis el teatro es imposible, no es que sea así, sino que nos está ofreciendo una oportunidad de reinventarlo. Y lo que me maravilla de este espectáculo es que si bien no es teatro como lo conocíamos, sí es una experiencia presencial donde los espectadores pueden verse a los ojos unos a otros y estar ahí”, dice la actriz.

Tras presentarse en Londres y Ámsterdam, la Ciudad de México es la tercera ciudad en el mundo que recibe este proyecto. La adaptación del texto de Saramago fue realizada por Simon Stephens, quien después trabajó con Ben y Max Ringham para diseñar el audio y la narración de la novela de Saramago.

“No sé cómo no había pensando en esta novela durante todo este tiempo”, comenta De Tavira. “Esta voz profética que nos habla de este mal blanco, este virus que se va contagiando y genera una pandemia incontrolable y que además Saramago lo lleva hasta un infierno distópico y nos confronta con el límite, cuando hemos perdido todo en lo que nos convertimos. Fue cuando dije, ‘claro, esta es la historia’”.

El montaje diseñado originalmente para el Teatro Donmar Warehouse de Londres, cuenta con la producción en México de Tina Galindo, Claudio Carrera, Luis Gerardo Méndez, Diego Luna y la propia Marina de Tavira, lo que para el equipo es una oportunidad de reactivar la actividad teatral luego de meses cerrados por la pandemia.

“Si bien esto no es teatro, es una instalación, sí es una manera de reactivar el teatro y los trabajos para los técnicos, para la gente que vive del teatro. Por eso, es muy importante mandar un mensaje a la audiencia, de que se puede hacer, se puede regresar con confianza a los escenarios y a los cines. Y era importante hacerlo bien”, dijo Luis Gerardo Méndez.

La prioridad de la producción fue adecuar el Teatro de los Insurgentes para que el público “no estuviera preocupándose de las diferentes maneras en que podría contagiarse”, comparte el actor.

“Donde más trabajamos fue en la seguridad. Tenemos un aforo del 10 por ciento, que está por debajo de lo que se exige para poder abrir un espacio como un teatro. Había que hacer ajustes a la ventilación, la desinfección del espacio, cambiar la piel de los audífonos tras cada función. Todo para tener la tranquilidad de la gente”, agrega.

Blindness no tiene actores en vivo y todo ocurre en los oídos y la imaginación del espectador. El montaje ofrecerá hasta cinco funciones diarias durante Semana Santa, y en cartelera normal ofrecerá funciones de viernes a domingo en el Teatro de los Insurgentes.

En momentos de crisis reinventarse es la respuesta. Y eso es lo que ha hecho el teatro durante la pandemia, desde sus montajes vía streaming hasta Blindness, la nueva instalación montada en el Teatro de los Insurgentes y que tiene como única protagonista a la voz de Marina de Tavira.

Blindness es una propuesta sensorial diseñada con distanciamiento social en la que a partir de unos audífonos y una instalación de luces el espectador sigue la narración de Ensayo sobre la ceguera, escrita por José Saramago. Grabada en un sistema binaural, el espectador escucha la voz de Marina de Tavira en una especie de 3D, pues recorre de izquierda a derecha como si el personaje se moviera.

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“Este montaje es como decir: si en momentos de crisis el teatro es imposible, no es que sea así, sino que nos está ofreciendo una oportunidad de reinventarlo. Y lo que me maravilla de este espectáculo es que si bien no es teatro como lo conocíamos, sí es una experiencia presencial donde los espectadores pueden verse a los ojos unos a otros y estar ahí”, dice la actriz.

Tras presentarse en Londres y Ámsterdam, la Ciudad de México es la tercera ciudad en el mundo que recibe este proyecto. La adaptación del texto de Saramago fue realizada por Simon Stephens, quien después trabajó con Ben y Max Ringham para diseñar el audio y la narración de la novela de Saramago.

“No sé cómo no había pensando en esta novela durante todo este tiempo”, comenta De Tavira. “Esta voz profética que nos habla de este mal blanco, este virus que se va contagiando y genera una pandemia incontrolable y que además Saramago lo lleva hasta un infierno distópico y nos confronta con el límite, cuando hemos perdido todo en lo que nos convertimos. Fue cuando dije, ‘claro, esta es la historia’”.

El montaje diseñado originalmente para el Teatro Donmar Warehouse de Londres, cuenta con la producción en México de Tina Galindo, Claudio Carrera, Luis Gerardo Méndez, Diego Luna y la propia Marina de Tavira, lo que para el equipo es una oportunidad de reactivar la actividad teatral luego de meses cerrados por la pandemia.

“Si bien esto no es teatro, es una instalación, sí es una manera de reactivar el teatro y los trabajos para los técnicos, para la gente que vive del teatro. Por eso, es muy importante mandar un mensaje a la audiencia, de que se puede hacer, se puede regresar con confianza a los escenarios y a los cines. Y era importante hacerlo bien”, dijo Luis Gerardo Méndez.

La prioridad de la producción fue adecuar el Teatro de los Insurgentes para que el público “no estuviera preocupándose de las diferentes maneras en que podría contagiarse”, comparte el actor.

“Donde más trabajamos fue en la seguridad. Tenemos un aforo del 10 por ciento, que está por debajo de lo que se exige para poder abrir un espacio como un teatro. Había que hacer ajustes a la ventilación, la desinfección del espacio, cambiar la piel de los audífonos tras cada función. Todo para tener la tranquilidad de la gente”, agrega.

Blindness no tiene actores en vivo y todo ocurre en los oídos y la imaginación del espectador. El montaje ofrecerá hasta cinco funciones diarias durante Semana Santa, y en cartelera normal ofrecerá funciones de viernes a domingo en el Teatro de los Insurgentes.

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