Este 27 de marzo se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Teatro, día creado por el Instituto Internacional del Teatro en 1961, con el objetivo de difundir los alcances positivos de esta expresión artística que no sólo habla del amor, del dolor y de una infinidad de sentimientos expresados por los actores en escena, sino que también proyecta una fuerte crítica sociopolítica y refleja la actualidad de la sociedad en la que se vive.
La fuerte relación entre Querétaro y la actividad teatral se remonta al siglo XVI, cuando aparecieron los primeros teatros catequísticos, actividad con la que los misioneros llevaban su mensaje religioso a la sociedad, y de hecho, en la actualidad aún vemos este tipo de actividades, por ejemplo en las pastorelas y representaciones del viacrucis en Semana Santa.
Después de este tipo de teatro, llegó el realizado por los cómicos en sus teatros itinerantes, cuyos escenarios efímeros se montaban en plazas públicas, atrios de las iglesias y también en las zonas destinadas para las corridas de toros y peleas de gallos.
Estos teatros ambulantes, cuyos escenarios y telones se montaban y desmontaba a voluntad, no eran muy bien recibidos en las zonas más cercanas a las iglesias, pues los franciscanos consideraban que esa actividad artística atentaba contra las buenas costumbres del pueblo queretano, así lo explica el historiador Edgardo Moreno Pérez.
“Algunos cómicos que buscaban presentarse en Querétaro eran corridos por los franciscanos, porque veían estas actividades como algo que atenta contra las buenas costumbres. Los escenarios de estos teatros eran edificaciones efímeras que solo se usaban para la función y después se destruían”.
A pesar de la negativa de los religiosos a aceptar este tipo de actividad artística, fueron varias las funciones que sí se realizaron al interior de algunas iglesias, por ejemplo en 1680 cuando se presentó “La destrucción de Troya” en La Congregación.
También se tuvo la presentación de otro teatro ambulante en 1738, por las festividades de la introducción del agua limpia a la ciudad de Querétaro. Donde un teatro se instaló en Plaza de Armas para celebrar dicho acontecimiento con una función gratuita.
Moreno Pérez señala que el Teatro de Media Luna fue el primer lugar fijo en el que se realizaban obras teatrales en Querétaro. Sin embargo, este espacio era utilizado principalmente como coliseo para corridas de toros y peleas de gallos.
“Lo que tenemos en la ciudad con primer teatro es el que se conocía como ‘Teatro de Media Luna’, porque estaba en una especie de navajita que se usaba para las peleas de gallos, los queretanos siempre han sido muy aficionados a ese tipo de actividades sangrientas, como los toros y gallos, entonces en esa plaza que estaba en la calle de Reforma, frente a lo que hoy es el Sanatorio Alcocer, había una especie de cuchilla donde se peleaban gallos y que también fungió como el primer teatro con una edificación fija. Ese fue el primer teatro que no se movía, que no era efímero”.
Fue hasta 1852 cuando el Teatro Iturbide (Teatro de la República) fue debidamente bendecido y con ese acto iniciaron las actividades teatrales en el recinto, cuya primera presentación fue “Con dinero baila el perro” de la compañía de José Castelán.
El ahora llamado Teatro de la República recibió en sus instalaciones a las compañías teatrales más importantes del país, y en él se realizaron importantes presentaciones artísticas como la de Angela Peralta en 1866.
Edgardo Moreno Pérez también destaca la aportación que la compañía Cómicos de la Legua ha realizado al gremio teatral en Querétaro, desde su fundación en la década de los 60, así como de las compañías teatrales más recientes y la Licenciatura de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro, donde se han formado nuevos actores y dramaturgos.
Además, reitera que la actividad teatral ha representado un gran avance en la sociedad queretana, pues a través de su crítica social ha cambiado múltiples ideas y pensamientos de lo que anteriormente era una sociedad muy conservadora.
“El teatro en Querétaro cambió una mentalidad retrógrada y cerrada, porque al principio no se aceptaba ningún tipo de representaciones en los años 50, había sacerdotes que le daban clasificación A, B o C a las películas y las mamás preguntaban por la clasificación de dichas películas, pasaba lo mismo en el teatro.
“Toda esta historia posiciona a Querétaro como un espacio con una actividad teatral de buena calidad. Ha sido todo un proceso de transformaciones culturales. El teatro siempre habla de la protesta social, ahora se ha convertido en un foro de protesta y de ironía, por ejemplo las pastorelas donde se exhiben políticos, empresarios y demás gente con vida pública”.