¿Sabías que los museos y teatros ocupan diseñadores especiales para montar sus salas y/o producciones? A estos expertos se les conoce como escenógrafos –o museógrafos, en el caso de dichos recintos–, y se caracterizan por poseer aptitudes y habilidades relacionadas con la creatividad, la sensibilidad, el gusto artístico y otro tipo de destrezas específicas, como el conocimiento para trabajar diferentes materiales.
Su labor requiere de la compresión del lenguaje escénico y narrativo, al igual que conocimiento para el manejo de luces y del espacio. Por tradición, quienes han desempeñado esta actividad en el país poseen un perfil de arquitectos, aunque también los mismos teatreros se han visto orillados a adquirir el rol de escenógrafos, no porque haya escasez de estos profesionales, sino porque la mayor parte del trabajo para estos diseñadores se encuentra centralizada en la Ciudad de México.
Con la finalidad presentar el panorama de los escenógrafos en Querétaro, Barroco se dio a la tarea de entrevistar a cinco perfiles que van desde directores de teatro hasta museográfos y constructores escénicos, quienes pese a sus diferencias coinciden en un mismo punto: la importancia del lenguaje escenográfico dentro y fuera de las artes escénicas.
Escenarios itinerantes, desarmables y para toda la vida
Por una parte tenemos a Raúl Ángeles (director creativo de La Gaviota Teatro) y Alonso Barrera (director de La Fábrica Teatro), quienes por su trabajo, han aprendido a trasladar sus visiones plasmadas en papel a un set físico sobre el escenario.
Debido a que las producciones de La Gaviota Teatro tienden a ser itinerantes, la compañía ha optado por crear sets prácticos y móviles para que se les pueda facilitar el traslado. “Desafortunadamente, no contamos con un apoyo institucional que nos permita cargar una camioneta de tres toneladas, que sería maravilloso, pero al estar limitados al espacio de nuestro vehículo nos hemos visto orillados a apostar por diseños sencillos, vistosos y que todos podamos montar y desmontar sin problema alguno”, explica Raúl Ángeles en entrevista.
Usualmente, la compañía utiliza estructuras de metal, debido a la durabilidad y a que tienden a ser ligeras, al igual que tubos de PVC. De los primeros diseños que llevaron a la realidad fue el de la obra Plantas y sueños, Imperio, en la que buscaron realizar una maqueta que trasladara al público a la época prehispánica.
En el caso de Alonso Barrera, afirma que él comprendió la importancia simbólica y poética de la escenografía luego de haber presentado Bodas de sangre como uno de los primeros montajes de la compañía. Para dicha producción, el set consistió en una serie de banquillos y un pequeño tapete circular que el director encontró. “Luego de la función alguien se acercó a decirnos que le llamó mucho la atención que quisiéramos representar la España rural a través del pequeño tapete, porque a ellos les remitió a esos pueblos donde la vida social consistía en lo que se encontraba a 10 kilómetros a la redonda. En realidad esa no fue nuestra intención, pero comenzamos a darle mayor atención a esos detalles”, señala el director de La Fábrica Teatro.
Para ambos directores, el hecho de que los teatreros asuman la labor de escenógrafos se debe a la falta de estos profesionales, por lo que extienden la invitación a ingenieros y arquitectos a que se acerquen a los teatros a colaborar desde este expertise.
De la ingeniería a la creación de escenarios
Esta sugerencia no es tan descabellada si consideramos que Fernando Flores Trejo, unos de los referentes más conocidos del diseño escénico en Querétaro, comenzó su labor así. Antes de dedicarse de lleno al diseño escénico, Fernando era un estudiante de Ingeniería Mecánica, pero con un profundo amor por el arte dramático. “Tuve la fortuna de ser aficionado del teatro, ejercí la disciplina desde niño, y aunque me decidí por estudiar ingeniería, las artes escénicas eran mi pasión. Inicialmente yo lo que quería era la actuación, pero poco a poco fui descubriendo otras técnicas y fui asistiendo a diversos diplomados a los que me invitaban”, relata.
Su trayectoria incluye haber trabajado para el Ballet Nacional de México dirigido por Guillermina Bravo; producciones del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL); la Compañía Nacional de Teatro, por mencionar algunas.
Por muchos años, su trabajo se ha dividido entre la Ciudad de México y Querétaro, aunque últimamente su mirada está más enfocada en la metrópoli. A la fecha, en Querétaro trabaja con la compañía de danza Ciudad Interior y la agrupación teatral Sabandijas de Palacio, de Mariana Hartasánchez.
Ejecutor de grandes ideas bajo reflectores
Como tal, Fernando Flores solo presenta sus propuestas a sus clientes, él no se encarga de realizar la construcción de los sets; solo supervisa que su visión llegue a materializarse. Para llevar a cabo sus proyectos, dice, necesita de algún constructor hábil, de preferencia con conocimientos en lenguaje escénico. En nuestra entidad, Caín Torres puede ser considerado dentro de dicha categoría. Por su talento, ha colaborado y asesorado a gran parte de las compañías teatrales de la ciudad, incluyendo a La Gaviota Teatro.
Caín proviene de una familia de rotulistas. Aprendió este oficio desde muy joven, pero sus habilidades para la construcción lo llevaron a trabajar en el Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro, como parte del equipo que montaba el Nacimiento en el Centro Histórico.
Reconoce que la escenografía es sumamente importante para la comunidad teatral, por lo que asegura que la ausencia de escenógrafos en las producciones no se debe a la indiferencia por parte de los teatreros, sino a la falta de presupuesto.
“Hay una corriente exageradamente minimalista en términos de escenografía, pero yo digo que es provocada por la falta de presupuesto; por lo que es lamentable que este tipo de temas intervengan en un elemento que es sumamente importante por su aporte a la narrativa de la obra”, señala.
Recientemente construyó un piano de media cola para una de las presentaciones del Festival Internacional Querétaro Experimental y, de igual manera, colaboró con el artista plástico Valerio Gámez en la exposición Chemsex, que estuvo en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro, con un set verde y unas piezas inmuebles de su autoría.
Escenografía en museos
A diferencia del resto de los perfiles, Crissanto Frías se define como un diseñador y museógrafo, cuya labor y compromiso con la transformación del espacio lo ha llevado a participar en el montaje de diversas salas temporales en el Museo de la Ciudad y las salas Querétaro en la Historia Mexicana y Querétaro Virreinal, las cuales están de forma permanente en el Museo Regional de Querétaro.
En su colaboración con estos espacios, se ha percatado de que los principales retos que puede enfrentar un diseñador escénico enfocado en la museografía es contemplar a quienes visitan las salas. “Nuestros diseños están pensados para un público que no nos conoce, que no sabe qué esperar y que fácilmente podemos perder su atención. Así que lo que buscamos quienes desarrollamos la museografía es poder generar espacios en donde las audiencias puedan desarrollar su apreciación por el lugar y que puedan recibir el mensaje que buscan transmitir los objetos expuestos”, indica.
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De acuerdo con Frías, los diseños de las salas dependen principalmente de la naturaleza de la exhibición, por lo que no es el mismo lenguaje que se emplea en una sala de arte que la que busca presentar avances de una investigación. “Por ejemplo, cuando estamos tratando con mucha información, nuestro objetivo es llegar tanto al académico como al estudiante, ambos tienen que irse con el mismo mensaje, por lo que antepone todo un reto para nosotros el contemplar estos detalles”, puntualiza.
En su caso, él tiene que jugar con las luces de la sala y el tamaño de la tipografía que se encuentra en cada cédula: entre más legible pueda hacerla, mejor, para incrementar la accesibilidad a la información. Si bien, de momento su trabajo actual no se encuentra relacionado con la labor museográfica, él continúa gestionando vías de colaboración con los espacios culturales.