El teatro no debe ser visto como un punto de infección bacteriana sino como un lugar de contagio espiritual donde los espectadores viven experiencias transformadoras y educativas, expresó la directora de La Máquina Teatro, Clarissa Malheiros, a propósito de la transmisión por streaming de la puesta en escena “¿Cuánto pesa una Nube? “de Antonin Artaud, que exitosamente presentó en San Luis Potosí.
Quien también interpreta al poeta francés en escena, rechazó las medidas de cierre a los teatros por la propagación de la Covid-19, en comparación con actividades como las restauranteras donde aseveró que se concentran gran número de personas mientras ingieren alimentos, platican y no usan cubrebocas.
“Nosotros que hacemos de teatro sí nos preguntamos por qué los restaurantes están abiertos en la Roma, en la Ciudad de México, y nosotros no podemos estar en los teatros; claro, con sana distancia, con todo lo necesario, pero yo creo que los restaurantes donde la gente no usa mascarilla, que hablan uno frente a otro porque están comiendo, es mucho más contagioso que un teatro donde la gente se sienta en las butacas con sus máscaras y está viviendo una experiencia espiritualmente transformadora”.
En ese sentido, Malheiros cuestionó las acciones que las autoridades implementan en el país al cerrar teatros, “es incomprensible el dictamen de las autoridades con relación a las artes escénicas”.
Expresó que hay una discusión entre lo que realmente propaga el arte teatral en escena: “Existe esta discusión sobre el teatro como un lugar de contagio, obviamente no estamos hablando del contagio del virus que nos sucede como clase teatral”.
“¿Cuánto pesa una nube?” es parte de la serie de Encarnaciones Filosóficas que La Maquina de Teatro ha realizado desde hace cinco años, en la que han puesto en acción textos de autores fundacionales de la cultura del siglo XX, tales como Antonin Artaud, Kafka y Fernando Pessoa, y en donde la ética es el factor común entre estas puestas en escena.
La Máquina del Teatro tiene más de 20 años llevando a escena obras desde una perspectiva femenina, ambientalista y comprometida con la infancia y con el desarrollo social y comunitario.
Su enfoque se encuentra encaminado hacia el “pensamiento y las ideas que [más que e un solo] ejercicio dramático; es más sobre la memoria y nuestra historia, que teatro. Es teatro porque adoptamos la palabra. Es movimiento porque adoptamos el gesto. Es visual porque investigamos la imagen. Es interdisciplinario porque nos dejamos intervenir por todo lo que nos rodea”, apunta.