Ahí, en el centro, despliega toda su fuerza
el rehilete de la vida,
casi una niña, apenas la mayoría de edad,
pero todo el poder en ella gira.
Ahí, en su mirada tierna
danzan también todas las magas
de los campos eróticos tocadas.
Desde su suave piel aúllan los lobos.
Son erupciones volcánicas
las curvaturas de su cuerpo,
es Friné caminando, encendiendo
el fuego eterno de las cenizas rojas.
Fuerte el amor, poderoso su pecho,
sus labios son una invitación
al juego eterno de la vida y la muerte,
quién tuviera la suerte de amarle.
Desde ese centro el templo de la alegría
te habla, te invita a su calor
y desenfreno, altar de la locura
donde toda la fuerza se despliega.
Templo sagrado donde la vara de jade
vive y reina, donde arden las llamas
de lo insomne, donde vuela el aliento
que no observas. Triángulo perfecto.