Thich Nhat Hanh, el Buda viviente I

Vitral

Alfonso Franco Tiscareño

  · miércoles 6 de febrero de 2019

Thich Nhat Hanh es un monje budista vietnamita que ha dedicado su vida a difundir las enseñanzas del zen por todo el mundo. Hombre sabio que ha luchado por las mejores causas de la humanidad: la libertad, la solidaridad, la igualdad y la fraternidad. Cito estas palabras, y no es casual, porque debido a las posiciones políticas asumidas por el maestro Thich Nhat, conocido como Thay (Maestro, en vietnamita), fue perseguido en su propio país de nacimiento. Y amenazado de muerte, tuvo que exiliarse para no volver en más de 40 años. Estableció su residencia en el Departamento de Dordoña, en el suroeste de Francia, ahí fundó en 1982 una comunidad budista de meditación llamada Plum Village, la Comunidad del ciruelo. Thay se alojó justo en este país en donde hubo una revolución cuyo lema fue precisamente: igualdad, fraternidad y libertad, y estos son los principios que han movido a Thich Nhat, desde lo que se conoce como budismo comprometido.

Muchos creen que el budismo zen consiste nada más en sentarse sin decir ni hacer nada, de alguna forma es cierto, pero no totalmente. Thay es el fundador de esta corriente del budismo que “Inspirados por valores búdicos, los budistas comprometidos están unidos por la voluntad común de aliviar el sufrimiento del mundo mediante un "compromiso" (versus la renuncia) en el seno de las múltiples instituciones, estructuras y sistemas sociales, políticos, económicos, etc., de la sociedad. Un compromiso de tal índole puede adoptar diferentes formas (como por ejemplo el voto, el lobbying, la protesta pacífica, la desobediencia civil) pero siempre va encaminado a provocar activamente y a transformar esas instituciones percibidas como perpetuadoras del sufrimiento bajo diversas formas de opresión o injusticia.". (Thomas Freeman Yarnall, "Engaged Buddhism : New and Improved!(?) Made in the USA of Asian Materials", Journal of Buddhist Ethics, 7, 2000”).

El budismo comprometido asume todas los conceptos centrales del budismo, pero considera que estas ideas también tienen una forma de plasmarse en la realidad concreta, en la sociedad, la familia, la casa y el individuo. Son formas de comprometerse buscando el bienestar de todos, el fin del sufrimiento. Los discípulos de Thay son una especie de Bodhisattvas que quieren que todo mundo alcance el nirvana. Están comprometidos con su entorno inmediato, no están aislados.

Todas estas ideas llevaron a Thich Nhat a mantener un compromiso activo con la problemática de su país, dividido dolorosamente en la década de los sesentas, en el siglo XX, en dos países: Vietnam del Sur y Vietnam del Norte, enfrascados en una lucha que ya venía desde décadas atrás, y cuyo sufrimiento en carne propia llevó a muchos monjes budistas a buscar caminos para aminorar el sufrimiento de su pueblo. Uno de estos monjes fue Thich Nhat, a quien llaman cariñosa y respetuosamente Thay.

Thich Nhat Hanh nace el 11 de octubre de 1926 en la región central de Vietnam. Guiado por sus intereses funda en 1965 la Escuela de jóvenes para el servicio de Ayuda Social. Con la fundación de esta escuela y basados en los principios budistas, Thay y otros monjes se dedican a ayudar a la sufriente sociedad de Vietnam que padecía la guerra, violaciones, saqueos, bombardeos permanentes, y así, de esta forma, los jóvenes en servicio de Ayuda Social trabajan para reconstruir pueblos, levantar clínicas, impulsar actividades agrícolas, y llevar un mensaje de paz, compasión y amor.

El sufrimiento atroz por el que el pueblo vietnamita pasaba, originó en Thich Nhat un afán pacifista, con el fin de detener esa criminal guerra. Sin embargo, pronto le surgieron enemigos que se oponían a su actividad pacifista y en donde desde ambos bandos le acusaban y perseguían.

La actividad de Thay y los suyos se daba en el contexto de la guerra fría entre las potencias mundiales, y entre las guerras de liberación de Vietnam en donde los independentistas luchaban contra Francia. Pronto se fueron involucrando otros países dado que a los independentistas se les asociaba con la Unión Soviética y China. Estados Unidos temía que si ganaba el norte se instaurara un régimen comunista, y así fue como el norte fue apoyado militarmente por la URSS, y el sur se vio invadido por más de 500,000 soldados estadounidenses. La guerra entre el norte y el sur fue sanguinaria y devastadora, y la sufrieron más intensamente los más desposeídos. Es ahí en donde se desarrolla la labor del budismo comprometido en favor de la paz, de los más pobres, de los que sufrían hambre, injusticias y enfermedades. Thay con su escuela se dedicó a reconstruir, a sembrar para tener alimentos. Estas actividades pacifistas no fueron bien vistas por los beligerantes, así que aprovechando que Thich Nhat había ido a los Estados Unidos en una misión para la pacificación de Vietnam, las autoridades aprovecharon para prohibirle el regreso. Y desde 1966, Thay padeció el exilio y tuvo que vivir fuera de su país de origen.

Durante su estancia en Estados Unidos, Thay conoció a Martin Luther King a quien le pidió que públicamente se expresara contra la guerra de Vietnam. El doctor King admiró tanto la lucha de este monje budista que lo propuso para el Premio Nobel de la Paz. Fue así, como Thay continuó su trabajo en favor del desarrollo del individuo y de la sociedad tomando como principios la no violencia y la compasión. A partir de entonces el trabajo de Thich Nhat se desarrolló a grandes pasos, y en muchos lugares del mundo surgieron monasterios de Plum Village dedicados al desarrollo espiritual.

Uno de los conceptos centrales que guían el trabajo de Thay en sus centros de Meditación es el de mindfulness, la plena conciencia. “La atención plena, también llamada conciencia plena , conciencia pura[1] o atención consciente es una facultad espiritual o psicológica (indriya) que se considera de gran importancia en el camino hacia la iluminación, según las enseñanzas de Buda Gautama…La atención plena también puede remontarse a los Upanishads.[2] El Satipatthana Sutra[3] es un texto antiguo que aludía ya por entonces a la atención plena…La práctica de la atención plena, heredada de la tradición budista, se está empleando en el ámbito de la psicología de occidente para aliviar diversos trastornos físicos y mentales, incluido el trastorno obsesivo-compulsivo, la ansiedad y la prevención de recaídas en la depresión y la adicción a las sustancias adictivas,[7] tanto en la población general como en el sector infanto-juvenil.[8]“ (Fuente Wikipedia)

Dice Thich Nhat: “Con consciencia plena, podemos preservar nuestra alegría interior… Podemos crear un fundamento de amor, paz y libertad dentro de nosotros mismos.”. También señala que: “La consciencia plena [Mindfulness] es la energía de estar consciente y despierto en el presente. Es la práctica continua de tocar la vida profundamente en cada momento. La práctica de la consciencia plena no requiere que vayamos a ningún lugar diferente. Podemos practicar la consciencia plena en nuestra habitación o en nuestro desplazamiento de un lugar a otro. Podemos seguir haciendo las mismas cosas que hacemos siempre, andar, sentarse, trabajar, comer, hablar, con la diferencia de que las hacemos siendo conscientes de lo que estamos haciendo.”

El aporte de Thich Nhat Hanh al mundo contemporáneo es enorme, de ahí que le consideremos un Buda viviente. Su trabajo como escritor, conferencista, monje, director de institutos y pacifista es enorme, y su influencia llega a todos los rincones del planeta. Thay ha sabido combinar los métodos budistas tradicionales con los planteamientos de la psicología occidental para presentar un budismo zen renovado, actualizado, que puede ser fácilmente asequible para los habitantes de las diversas del mundo, y por las más diversas ideología y credos.

No hay que olvidar que el budismo no es precisamente una religión, sino más bien un sistema que permite tener claridad mental para evitar el sufrimiento, y que por lo mismo tiene respuestas profundas, sustentadas y viables para enfrentar las problemáticas a las que se ven encarados día a día millones de seres humanos. Hablar de los aportes de Thay al pensamiento y a la praxis del mundo actual, es hablar de un sinnúmero de conceptos y de acciones que abarcarían muchas cuartillas para intentar citarlos. (Continúa).

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