Entre la infinidad de páginas y grupos en Facebook donde los usuarios comercializan bienes y servicios de manera independiente también hay espacios dedicados a la literatura, donde escritores que buscan publicar su primera obra -y que encuentran en la autopublicación una vía rápida para hacerlo- así como mejorar su técnica y ganar una convocatoria literaria para financiarla contratan servicios editoriales y académicos de toda índole.
Pero, como todo negocio no regulado, han surgido en estas redes nuevas estafas que han dejado a muchos escritores desilusionados y con poco dinero en los bolsillos.
Querétaro no es excepción y en la última semana han circulado en redes sociales documentos apócrifos con sellos falsificados de la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro y de la editorial Fondo Blanco en los que se solicita a los escritores pagar cuotas para participar en convocatorias.
“Informamos a la comunidad que los lineamientos de la Convocatoria del Fondo Editorial indican que no tiene ningún costo de inscripción y no hay ningún premio económico por el resultado de los trabajos que sean seleccionados.
“También se precisa que la única instancia que recibe las propuestas es la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro a través del Fondo Editorial de Querétaro, de acuerdo a lo estipulado en las bases de la convocatoria 2022. En la convocatoria se incluyen los teléfonos de contacto para aclarar cualquier duda o situación”, manifestó la institución en sus redes sociales, anexando el documento falso referido donde se pide a los participantes pagar cuota de 850 pesos.
También el Fondo Editorial dio a conocer una carta apócrifa en la que se solicita el pago de 1,300 pesos para participar en una convocatoria.
“En Fondo Blanco no solicitamos ni aceptamos dinero a cambio de publicar obras, de participar en concursos literarios o para inscribirse a talleres distintos de los que anunciamos directamente en nuestras redes oficiales.
“Expresamente desconocemos en absoluto a Bernardo Lamas Luna, a José Germán Gutiérrez Martínez y a cualquier otra persona que, con nombres reales o falsos, esté falsificando documentos con nuestro sello para estafar a la gente.
“Si has recibido el documento anexo o te han solicitado dinero a nuestro nombre te invitamos a denunciar, pues se trata de una estafa. Tomaremos acciones legales en contra de quien resulte responsable por la difusión de este documento falso que busca lucrar con el trabajo de los escritores.
Ninguna de las personas que colaboran con nosotros está autorizada para recibir dinero y la única cuenta bancaria en que recibimos pagos está a nombre de la editorial”, aseveró la editorial en su página de Facebook.
En ambos documentos apócrifos se sugiere que solo podrán participar estudiantes activos en talleres coordinados por la Secretaría de Cultura Estatal, y que la inscripción deberá realizarse a través del titular de dicho curso.
Este periódico tuvo acceso a documentos, que demuestran la presunta responsabilidad en los hechos a Ayari N, a quien escritores locales identifican como autora, docente y editora en el estado.
”Denunciar para que no caigan otros escritores”
A través de mensajes de voz, un autor platica con Diario de Querétaro sobre su experiencia como víctima de esta estafa.
Aunque prefiere no revelar su identidad, afirma que es importante denunciar estos casos “para que no caigan otros escritores”.
Mientras cuenta cómo conoció a la presunta docente y gestora cultural, comparte documentos, mensajes y audios que le proporcionó con información de sus servicios y tarifas.
Incluye desde impresión de libros y su publicación digital y distribución en Amazon Kindle hasta asesoría literaria, publicación física, corrección de estilo y ortografía.
También ofrece paquetes en los que por un pago bimestral de 5 mil 500 pesos o anual de 32 mil pesos, promete presentaciones en recintos que son públicos y gratuitos como el Centro de las Artes de Querétaro y el Centro Cultural y Educativo “Manuel Gómez Morín”, y la posibilidad de promover las obras en encuentros como la Feria Internacional del libro del Palacio de Minería.
Además, incluye en los precios entrevistas en medios locales, tanto públicos como privados, así como la posibilidad de escribir un domingo dentro de un periodo de dos meses en un periódico
Asimismo, la venta de obra en librerías como Gandhi, El Sótano, EDUCAL, Fondo de Cultura Económica, entre otras.
“Yo tardé en darme cuenta”, dice el escritor, quien asevera que después de no recibir el servicio que había pagado, vio publicadas en redes sociales las aclaraciones públicas de la Secretaría de Cultura de Querétaro y de Fondo Blanco; y fue hasta entonces que todo cobró sentido.
“Mandaba documentos oficiales con el sello de Fondo Blanco y la firma de la persona; después se descubrió que la persona se la había inventado, y era ella quien presuntamente hacía valido el documento.
“Una vez que depositábamos ya no nos mandaba un acuse de que ya se aseguraba nuestra participación o algún comprobante; prácticamente se depositaba la confianza en ella al ver el sello de la editorial.
“No he tomado medidas legales, tampoco he pensado en hacerlo. Lo tomé como una experiencia, una mala experiencia. Tendré más cuidado a la hora de publicar y acercarme a páginas literarias y de escritores”, dice el autor, quien asevera que fue en uno de estos espacios que conoció a la presunta editora.
“No es posible que ella siga como si nada y vayan cayendo más víctimas; nos dimos cuenta que un escritor anunció que buscaba editorial y ella le escribió. Así que se sigue acercando a los escritores”.
Ante esta situación, ve como alternativa la creación de una lista de recomendaciones, tanto de editoriales como correctores de estilo, en la web; ya que, asevera, aún hay mucha incertidumbre en el gremio sobre cómo hacerlo y con quién.
“Alguna vez propuse hacer una lista de editoriales serias donde los escritores compartieran con qué editorial han publicado y qué correctores de estilo recomiendan porque la verdad es difícil encontrarlos.
Y es que uno que se autopublica no cuenta con tantos recursos para hacer tanto gasto.
Por lo que a veces uno tiene que recurrir a los precios que no sean tan exorbitantes y en esa búsqueda uno podría encontrarse a estafadores”.
Y a quienes desean promover su obra, aconseja, “que se acerquen a personas confiables, que le pregunten a varios escritores, que se acerquen y compartan sus experiencias para que cuando se decidan por un corrector de estilo y editorial ya vayan a la segura. Y cuando hagan depósitos o les pidan algún dinero para una convocatoria o cualquier cosa, primero se informen y vayan directamente a la institución”.