Me enseñaste todo el poder que tiene una mujer,
compartiste tu belleza inaudita,
me llevaste de la tierra al cielo y del cielo a la tierra,
dijiste tres palabras que me estremecieron.
*
Tocaste y encendiste mi fuego,
rozaste mi piel con tus labios de púrpura,
me llevaste por caminos nuevos,
me enloqueciste con tus valles y cimas.
*
Demostraste que Dios existe,
me condujiste por caminos prohibidos,
me dejaste besar todos los rumbos,
me iniciaste en todos los misterios.
*
Comprendí porqué los dioses
sintieron inquietud al contemplar
a las mujeres humanas,
porqué Adán sucumbió
tan fácilmente a comer la manzana.
*
Temblé de placer, mis ojos se abrieron,
constaté el big bang y la expansión
del universo entero.
Bebí del Kamasutra y del Tantra,
fui un alumno dócil y sediento.
*
Fuimos el ying y el yang,
me miré en tus ojos,
coloqué mis manos en tu corazón
y fuimos vida y movimiento,
comprendimos a Dios.