Vitral

Alfonso Franco Tiscareño | Colaborador Diario de Querétaro

  · miércoles 11 de agosto de 2021

Me enseñaste todo el poder que tiene una mujer,

compartiste tu belleza inaudita,

me llevaste de la tierra al cielo y del cielo a la tierra,

dijiste tres palabras que me estremecieron.

*

Tocaste y encendiste mi fuego,

rozaste mi piel con tus labios de púrpura,

me llevaste por caminos nuevos,

me enloqueciste con tus valles y cimas.

*

Demostraste que Dios existe,

me condujiste por caminos prohibidos,

me dejaste besar todos los rumbos,

me iniciaste en todos los misterios.

*

Comprendí porqué los dioses

sintieron inquietud al contemplar

a las mujeres humanas,

porqué Adán sucumbió

tan fácilmente a comer la manzana.


*

Temblé de placer, mis ojos se abrieron,

constaté el big bang y la expansión

del universo entero.

Bebí del Kamasutra y del Tantra,

fui un alumno dócil y sediento.

*

Fuimos el ying y el yang,

me miré en tus ojos,

coloqué mis manos en tu corazón

y fuimos vida y movimiento,

comprendimos a Dios.


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