¿Quién excepto los dioses puede vivir sin penas?
Esquilo
El camino no es el de los lamentos y lloriqueos por el pasado, sino el del encuentro de joyas para el presente, para compartir con los de uno y con quien quiera, sepa y pueda apreciarlo. El punto puede sonar a cuestiones de autoestima, de autoayuda, y bueno, la corrección política señala que todo lo que esté relacionado con autoayuda está satanizado. Si te luces citando alguna frase de un filósofo conocido, al que nunca has leído, y la repites de memoria, quedarás muy bien, pero si defiendes un libro de autoayuda, que ha proporcionado salidas viables a los problemas de decenas de miles de personas, lo tienes que mantener en secreto porque te quemas. Si la gente ha recurrido a personajes como Paulo Coelho, Conny Méndez o Deepak Chopra, es porque sus libros cubren un nicho que está profundamente descuidado por las instituciones del estado, gubernamentales, escuelas, iglesias, familias y por la sociedad en general. Pero, abandonando el nicho no se resuelven los problemas emocionales, éstos siguen ahí y entonces la gente, abiertamente o a escondidas, tiene que buscar ayuda o ir al psicólogo, pero, generalmente, esto último es muy caro. Entonces, ahí están los libros de autoayuda que pueden proporcionar algunas guías, consejos, historias, en donde podamos reconocernos. No hay que despreciar estos textos, al contrario, debemos conocerlos, estudiarlos, y revisarlos sin prejuicios, críticamente. Son herramientas que sirven para enfrentar problemas emocionales y situaciones que se presentan en las relaciones sociales, personales y familiares a las que nos enfrentamos a diario.
Contar nuestras historias íntimas no es fácil porque ¿con quién podemos hacerlo con seguridad y confianza sí muchas veces a la vuelta de la esquina eres traicionado y lo contado es tema de cuchicheo y chacaleo entre quienes pensaste eran tus mejores amigos, compadres o incluso familiares? Lo que les confiaste se convierte en motivo de burlas, chistes, chismorreo, anécdotas chafas. Así que, si lo miras bien, un libro de autoayuda o, mucho mejor, un libro de sabiduría perenne como la Biblia, el Bhagavad Gita, el Tao Te King, el I Ching, el Dhammapada, si los lees con atención y los meditas a profundidad, te pueden aconsejar mejor que muchos pseudo amigos. Después de examinar tus problemas a las luz de estas sabidurías encontrarás respuestas sólidas, probadas en el tiempo.
Entonces, ¿cuál es la gran enseñanza de Moisés para nosotros actualmente? Luchar contra la esclavitud y el sometimiento. Aunque no llegarás a liberar a un pueblo te podrías liberar a ti mismo de tus ataduras conceptuales y emocionales. ¿No es eso lo que ha buscado la filosofía desde siempre? Así lo han señalado filósofos de todas las épocas. “La filosofía debe ser una especie de ojos de la sociedad", escribió el filósofo mexicano Leopoldo Zea. Renato Descartes planteó “Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás. Sócrates expresó “Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta.”
Liberarse de qué. La enseñanza de Moisés nos conduce a confiar a pesar de que el panorama no se vea nada seguro, aún así, hay que buscar en medio del desierto, de la nada, esa tierra prometida. Nos enseña a luchar para llegar a ella incluso aunque no lo lograras, como le sucedió al propio Moisés, pero otros llegarán y tú habrás cooperado a encontrar el camino. Otro de los grandes aportes de Moisés es haber proporcionado al pueblo judío y al mundo, uno de los decálogos más importantes en la historia de la cultura humana: los llamados 10 mandamientos, que dieron y dan guía de cómo proceder en la vida, en lo cotidiano y en las relaciones con otros. Una sociedad que no se rige por códigos, por leyes, se mueve en la barbarie, en el todos contra todos, y nunca se puede lograr nada ni individualmente ni en conjunto. Moisés es un gigante en la cultura judía. Es el creador de la Torá, los cinco primeros libros de la Biblia, que contienen la Ley que rige las relaciones económicas, políticas, jurídicas y de costumbres que rigieron y dieron forma y desarrollo al pueblo judío. Moisés es muy importante básicamente por estos tres grandes aportes: la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto; la búsqueda de la tierra prometida; y la entrega de los 10 mandamientos. Estos tres eventos dan guía no sólo al pueblo judío sino simbólica y metafóricamente a todo hombre en la tierra, es decir, a los que buscan la verdad y la libertad. Liberación de los vicios personales, de las ataduras de la esclavitud emocional, para no estar sometidos a las pulsiones elementales de los instintos ni a la ignorancia y la pobreza. Buscar la tierra prometida en donde aprendamos a guiarnos por un código de conducta ético que permita una vida civilizada, pacífica y unas relaciones sociales constructivas Así, todo ser tendrá la maravillosa oportunidad de caminar por el lado de la libertad, y se podrá educar para andar por la vida en forma crítica, solidaria, empática y cooperativa. Claro, esto es un ideal al que se aspira sabiendo que ahí está siempre la permanente lucha dialéctica entre la esclavitud y la libertad; el infierno y la tierra prometida; la ira, el odio y la ignorancia contra el amor, la paz y la hermandad social.
En la Biblia se narra cómo Dios le habló a Moisés en el desierto. Para los que no quieran ver esto con tintes religiosos lo pueden tomar como metáfora mítico-simbólica. Lo que sí atañe a cualquier ser humano, crea en Dios o no, es escuchar, como Moisés, la voz de la sabiduría. Escuchar la voz más esencial del ser, ese yo soy el que soy, que es el que puede indicar a cada quien el camino de la libertad, de la tierra prometida y de una vida regida por reglas éticas. Toda la historia de Moisés puede tomarse en forma literal o mítica, de cualquier forma aporta elementos importantes si se le sabe leer con atención y se lleva a la práctica concreta.