En el siglo XIX una supuesta epidemia de vampiros en Europa desató el terror y la histeria colectiva; la gente corría el rumor sobre la presencia de no muertos que regresaban de ultratumbra para alimentarse de la sangre de los vivos, asegurando que solo podrían salvarse aquellos que hundieran una estaca en su corazón, dice una de las historias más populares sobre estos seres chupa sangre, cuyo misterio forma parte de la exposición “Vampiros, mitos y realidades”.
La muestra es promovida por la fundación Exposiciones sin Fronteras, una organización italomexicana que a través del Centro Cultural “Manuel Gómez Morín”, ofrecerá hasta septiembre un acercamiento a la ficción y la realidad que circunda al vampirismo.
“El recorrido no está hecho para asustar, sino para dar más información sobre este fenómeno. Por ejemplo, aquí podrán encontrar la explicación a muchas creencias que se suscitaban a partir del hallazgo de cadáveres momificados, un fenómeno que al ojo de alguien de esa época, fácilmente podía pensar que se trataba de un vampiro”, explica Luca Pianesi, encargado de esta exposición, donde se han ilustrado enfermedades dérmicas como la porfiria, el pénfigo vulgar y la displasia ectodérmica hipohidrótica, que “en esa época deformaban la cara y la gente pensaba que se trataba de vampiros, cuando en realidad eran los estragos ocasionados por enfermedades dematológicas”, agrega.
Con ayuda de un audio guía, el público podrá conocer –a lo largo de 60 minutos–, leyendas y mitos sobre vampiros en Haití, Chile, Brasil, Ghana, Egipto, Grecia, Italia, Israel, Rumanía, China, Australia, Japón y México, donde se incluyen los relatos sobre Camazotz, Civatateo y Tlahuelpuchi, “La vampira de Tlaxcala”.
Son más de 100 piezas las que conforman a esta muestra, además de arte multimedia y escenografías, con las que se recrean casos reales sobre asesinos seriales, diagnosticados con el síndrome de Renfield (vampirismo clínico) tal como el estadounidense Richard Chase “El vampiro de Sacramento” y “La vampira de Barcelona”.
Además, “Podrán conocer un poco acerca del autor de la novela Drácula, Bram Stoker y la película de Nosferatu, que a raíz de un problema legal, se quemaron todas las copias del film, quedando solo una.
“También presentamos la historia del empalador Vlad III Tepes (1431- 1476), en quien Bram Stoker inspiró su personaje del vampiro conde Drácula y Erzsébet Báthory, conocida como la ‘Condesa sangrienta’; dos casos reales que alimentaron la literatura de los escritores y los artistas”, detalló Pianesi, agregando entre risas que todo aquél que asista a la exposición, “saldrá sabiendo cómo matar vampiros”.