/ miércoles 8 de mayo de 2019

Vuelo y andanzas por los barrios de la mano de Edgardo Moreno

“Vuelo y andanzas por los barrios de Santiago de Querétaro” es el nombre del libro de Edgardo Moreno Pérez, que vuelve en una segunda edición enriquecida a la que vio la luz por primera vez en 2006. Se trata de un recorrido por la historia, anécdotas y memoria de la ciudad que migrantes y queretanos han construido

Por eso cuando vuelva y algún día será a mis tierras, mis gentes y mi cielo ojalá que el ladrillo, que a puro riesgo traje para mostrar al mundo cómo era mi casa, dure como mis duras devociones a mis patrias suplentes compañeras viva como un pedazo de mi vida quede como un ladrillo en otra casa

“La casa y el ladrillo” (fragmento)/ Mario Benedetti (1976)


A la manera Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán que decía: “Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo para mostrar al mundo cómo era su casa”, Edgardo Moreno Pérez, investigador y docente, lleva bajo el brazo su propio bloque; sin embargo, el del promotor cultural queretano no es de arcilla, es de papel, y en él se encuentra contenida la memoria de los barrios de esta ciudad.

“Vuelo y andanzas por los barrios de Santiago de Querétaro” es el nombre del libro de Moreno Pérez, que vuelve en una segunda edición enriquecida a la que vio la luz por primera vez en 2006.

“Es un trabajo que se ha hecho por tres décadas, la propuesta fue hacer un libro que implicara el cambio de siglo y una nueva forma de vivir la ciudad de Querétaro, era como esta manera simbólica de cómo arribamos los queretanos al siglo XXI”, acota el investigador en una charla con BARROCO.

El texto, de 503 páginas, es un viaje por el pasado y presente del que pareciera ser el Querétaro más tradicional.

A través de registros fotográficos, mapas, padrones e investigación documental diversa, el autor se sumerge por estas zonas de la ciudad, que ha dividido geográficamente en cuatro: Barrios del primer cuadro (antigua traza): La Cruz, San Francisquito, Santa Ana y Santa Rosa; Barrios de la Otra Banda: San Sebastián, San Roque, El Tepetate y El Cerrito; Barrio de las Lomas: La Trinidad, Santa Catarina, San Gregorio y San Pablo y Barrios del Noroeste: La Piedad y San Agustín del Retablo.

“No es un proyecto de anclaje, de considerar que el Querétaro de antes era mejor”, aclara el autor en entrevista.

De igual forma, “considerando el espacio territorial con sus implicaciones sociales e históricas, se incluyeron los siguientes lugares simbólicos para el colectivo”: El Centro Histórico. Primer cuadro, La Estación, El Río, El Cerro de la Campanas y El Cimatario, detalla el docente en el libro.

Además de la información documental, Moreno destaca la investigación de campo realizada en cada uno de los espacios citados con el fin de recuperar la memoria de sus habitantes y dar voz a los nuevos vecinos.

“(El objetivo era) ver fenómenos de tradición, modernidad, en esa visión de los imaginarios, cómo estaban viviendo estos procesos los queretanos, aunque (no hubieran nacido aquí y) tuvieran 20, 25 años viviendo en ese lugar, y los nacidos en Querétaro. Se compartía un trabajo con investigación académica y documental, y llamar la atención sobre estos fenómenos sociales, pero sobre todo en el sentido de cómo se vivía la ciudad”, agrega el entrevistado.

Y es que en esta segunda edición se hace énfasis en los aspectos que han generado los cambios más drásticos y visibles en los barrios, “aspectos muy puntuales de cómo ese fenómeno de transición, de modernidad y de lo que hay en el sentido de cuáles son las causas que crean un impacto social: el demográfico, el fenómeno de movilidad, el urbano, el de servicios: agua, luz, seguridad… como se ha ido transformando”, explica el autor al comparar actual la edición con la primera de 2006, “si uno revisa la visión de los vecinos de hace 15 años, es un cambio total, y también cómo existe un fenómeno dentro de este crecimiento exponencial que tiene la ciudad de Querétaro, pero también la zona metropolitana, de cómo ha creado este sentido de identidad”.

En el texto es notable la inclusión de datos que parecerían reforzar el carácter y personalidad de cada localidad, desde detalles de fiestas “icónicas” como la celebración de la Santa Cruz de los Milagros en el barrio de La Cruz y San Francisquito, hasta la importancia de las figuras locales que dejaron huella, como Félix Osores, primer párroco de Santa Ana o de edificios emblemáticos como La Casa del Faldón, que llegó a alojar un obraje y ahora es casa de cultura, en el Barrio de San Sebastián. Este cambio de vocaciones y la continuidad de fiestas y tradiciones, es justo lo que el investigador busca resaltar.

“Este nuevo libro, yo digo que es el mismo pero no es igual, tiene nuevas formas, nueva gente, la narrativa de los vecinos cambia a los que yo entrevisté hace 30 años y además (muestra) como ha ido cambiando la visión de los nuevos vecinos y las generaciones posteriores”.

Estos cambios son casi imperceptibles, apunta, sin embargo, es el encuentro, o reencuentro con el pasado, lo que hace evidente las transformaciones.

“La ubicación de los espacios simbólicos, los grados de identidad, si es la fiesta patronal, si es el cambio como mayordomo, etc., todo este tipo de cosas que van agremiando a los vecinos y van socializando. (Los cambios se notan) en la forma del uso de la plaza, los espacios públicos ahora se viven diferentes, antes eran espacios lúdicos, del ritual, lo ceremonial y hasta cívico y de cortejo”.

Las rupturas, en este sentido, son la columna vertebral del texto, así como los elementos identitarios, “sus expresiones y evocaciones hablan de la visión cosmológica que tienen sobre su territorio, construyen la memoria colectiva y sus procesos de transformación, protegen la tradición frente a la problemática de la modernidad y sus retos, mantienen el valor simbólico y de uso que le den al espacio y lo salvaguardan, desde donde pueden, del impacto ambiental y las alteraciones que el tiempo ha provocado”, explica Moreno a manera de concepto de barrio dentro de este texto.

“Vuelo y andanzas por los barrios de Santiago de Querétaro” es un “Aleph” en el que no solo se advierte un poniente “que parece reflejar el color de una rosa en Bengala”, es la guía que todo queretano, nacido o no, debe tener y consultar para conocer el suelo que esta pisando.

Por eso cuando vuelva y algún día será a mis tierras, mis gentes y mi cielo ojalá que el ladrillo, que a puro riesgo traje para mostrar al mundo cómo era mi casa, dure como mis duras devociones a mis patrias suplentes compañeras viva como un pedazo de mi vida quede como un ladrillo en otra casa

“La casa y el ladrillo” (fragmento)/ Mario Benedetti (1976)


A la manera Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán que decía: “Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo para mostrar al mundo cómo era su casa”, Edgardo Moreno Pérez, investigador y docente, lleva bajo el brazo su propio bloque; sin embargo, el del promotor cultural queretano no es de arcilla, es de papel, y en él se encuentra contenida la memoria de los barrios de esta ciudad.

“Vuelo y andanzas por los barrios de Santiago de Querétaro” es el nombre del libro de Moreno Pérez, que vuelve en una segunda edición enriquecida a la que vio la luz por primera vez en 2006.

“Es un trabajo que se ha hecho por tres décadas, la propuesta fue hacer un libro que implicara el cambio de siglo y una nueva forma de vivir la ciudad de Querétaro, era como esta manera simbólica de cómo arribamos los queretanos al siglo XXI”, acota el investigador en una charla con BARROCO.

El texto, de 503 páginas, es un viaje por el pasado y presente del que pareciera ser el Querétaro más tradicional.

A través de registros fotográficos, mapas, padrones e investigación documental diversa, el autor se sumerge por estas zonas de la ciudad, que ha dividido geográficamente en cuatro: Barrios del primer cuadro (antigua traza): La Cruz, San Francisquito, Santa Ana y Santa Rosa; Barrios de la Otra Banda: San Sebastián, San Roque, El Tepetate y El Cerrito; Barrio de las Lomas: La Trinidad, Santa Catarina, San Gregorio y San Pablo y Barrios del Noroeste: La Piedad y San Agustín del Retablo.

“No es un proyecto de anclaje, de considerar que el Querétaro de antes era mejor”, aclara el autor en entrevista.

De igual forma, “considerando el espacio territorial con sus implicaciones sociales e históricas, se incluyeron los siguientes lugares simbólicos para el colectivo”: El Centro Histórico. Primer cuadro, La Estación, El Río, El Cerro de la Campanas y El Cimatario, detalla el docente en el libro.

Además de la información documental, Moreno destaca la investigación de campo realizada en cada uno de los espacios citados con el fin de recuperar la memoria de sus habitantes y dar voz a los nuevos vecinos.

“(El objetivo era) ver fenómenos de tradición, modernidad, en esa visión de los imaginarios, cómo estaban viviendo estos procesos los queretanos, aunque (no hubieran nacido aquí y) tuvieran 20, 25 años viviendo en ese lugar, y los nacidos en Querétaro. Se compartía un trabajo con investigación académica y documental, y llamar la atención sobre estos fenómenos sociales, pero sobre todo en el sentido de cómo se vivía la ciudad”, agrega el entrevistado.

Y es que en esta segunda edición se hace énfasis en los aspectos que han generado los cambios más drásticos y visibles en los barrios, “aspectos muy puntuales de cómo ese fenómeno de transición, de modernidad y de lo que hay en el sentido de cuáles son las causas que crean un impacto social: el demográfico, el fenómeno de movilidad, el urbano, el de servicios: agua, luz, seguridad… como se ha ido transformando”, explica el autor al comparar actual la edición con la primera de 2006, “si uno revisa la visión de los vecinos de hace 15 años, es un cambio total, y también cómo existe un fenómeno dentro de este crecimiento exponencial que tiene la ciudad de Querétaro, pero también la zona metropolitana, de cómo ha creado este sentido de identidad”.

En el texto es notable la inclusión de datos que parecerían reforzar el carácter y personalidad de cada localidad, desde detalles de fiestas “icónicas” como la celebración de la Santa Cruz de los Milagros en el barrio de La Cruz y San Francisquito, hasta la importancia de las figuras locales que dejaron huella, como Félix Osores, primer párroco de Santa Ana o de edificios emblemáticos como La Casa del Faldón, que llegó a alojar un obraje y ahora es casa de cultura, en el Barrio de San Sebastián. Este cambio de vocaciones y la continuidad de fiestas y tradiciones, es justo lo que el investigador busca resaltar.

“Este nuevo libro, yo digo que es el mismo pero no es igual, tiene nuevas formas, nueva gente, la narrativa de los vecinos cambia a los que yo entrevisté hace 30 años y además (muestra) como ha ido cambiando la visión de los nuevos vecinos y las generaciones posteriores”.

Estos cambios son casi imperceptibles, apunta, sin embargo, es el encuentro, o reencuentro con el pasado, lo que hace evidente las transformaciones.

“La ubicación de los espacios simbólicos, los grados de identidad, si es la fiesta patronal, si es el cambio como mayordomo, etc., todo este tipo de cosas que van agremiando a los vecinos y van socializando. (Los cambios se notan) en la forma del uso de la plaza, los espacios públicos ahora se viven diferentes, antes eran espacios lúdicos, del ritual, lo ceremonial y hasta cívico y de cortejo”.

Las rupturas, en este sentido, son la columna vertebral del texto, así como los elementos identitarios, “sus expresiones y evocaciones hablan de la visión cosmológica que tienen sobre su territorio, construyen la memoria colectiva y sus procesos de transformación, protegen la tradición frente a la problemática de la modernidad y sus retos, mantienen el valor simbólico y de uso que le den al espacio y lo salvaguardan, desde donde pueden, del impacto ambiental y las alteraciones que el tiempo ha provocado”, explica Moreno a manera de concepto de barrio dentro de este texto.

“Vuelo y andanzas por los barrios de Santiago de Querétaro” es un “Aleph” en el que no solo se advierte un poniente “que parece reflejar el color de una rosa en Bengala”, es la guía que todo queretano, nacido o no, debe tener y consultar para conocer el suelo que esta pisando.

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