La palabra Xoloitzcuintle proviene del náhuatl Xólotl, que significa monstruo, extraño o animal y del término Itzcuintli, que quiere decir perro.
Este canino era muy respetado para los aztecas por ser un regalo del dios Xólotl para ser el guía de las almas de los difuntos que viajaban al inframundo, según la leyenda, este dios creó al Xoloitzcuintle de una astilla del hueso de la vida, además, para el pueblo mexica, tenía la capacidad de alejar y proteger los hogares de espíritus malignos.
A partir de la caída de Tenochtitlán y durante la época colonial casi no se tienen datos relevantes sobre el Xoloitzcuintle; después de la Revolución Mexicana y con el auge del nacionalismo este canino se retoma como símbolo de la mexicaneidad.
Fue en la década de los cincuenta que la Federación Canófila Internacional tomó medidas drásticas para conservar esta especie que estaba desapareciendo, así que promovió una expedición con expertos para encontrar un xoloitzcuintle puro en las áreas más remotas de México, se encontraron 10 ejemplares y con ellos se lanzó con éxito el programa para revivir la raza.
Algunos datos curiosos de ellos es que aunque prácticamente toda la cañada nace sin pelo, comúnmente hay un cachorro que nace con pelaje excesivo; tienen menos dientes que los perros comunes, por su piel suave y sin pelo, no producen pulgas, es un perro silencioso y tranquilo, alegre, alerta e inteligente, desconfiado con los extraños, buen guardián y excelente compañero.
Fuente: neomexicanismos.com