Adriana Jiménez, Premio Nacional de Deportes 2017, soñó desde niña con alcanzar la gloria en clavados, pero una decepción la alejó del deporte y jamás pensó volver y ser pionera en clavados de altura.
Comentó que desde los ocho años inició como clavadista, pero a los 19 años una decepción la llevó alejarse de las albercas y se enfocó totalmente a lo académico.
“Era plataformista, fui a la Copa del Mundo que era preolímpico selectivo para Juegos Olímpicos, clasifiqué y gané el lugar para mi país, gané la plaza olímpica (Atenas 2004), pero no para mí. Tras esa decepción fue que me retiré”, afirmó.
Después de 10 años, el destino regresó al agua a la capitalina, gracias a un show de clavados de altura en Bélgica en un parque de diversiones.
“Sólo me tiraba de 10 metros y de tres metros, conforme fue pasando el tiempo aprendí un poquito más, de 12 metros, 14 metros, hasta que llegué a los 20 metros, simplemente por gusto”, apuntó.
Adriana descubrió su talento en esta modalidad, pero tuvo que enfrentarse a algunas modificaciones como la entrada al agua, el tiempo de vuelo cambia por la distancia y los escenarios de competencia, debido a que en trampolín y plataforma caen de cabeza, pero en los de altura es de pie.
“Las locaciones naturales son extremadamente grandes e imponentes, adaptarte a todo es muy difícil; pero ya es mi quinto año, ya siento más confianza y ya lo estoy disfrutando más, entonces eso hace que se me facilite un poco”, indicó.
Detalló que los entrenamientos de un clavadista de altura no sólo dependen totalmente de lo físico, gran parte es lo mental, para este deporte se necesita madurez y gran control, aunque el miedo siempre está presente, porque no deja de ser un deporte de alto riesgo.
La distancia requerida para las competencias es de 20 metros, la preparación consiste en formar un clavado por partes y lo practican en gimnasios, albercas tradicionales, haciendo simulaciones y entrenamientos de imitación.
“Tratamos de romper el clavado en tres y entrenar las tres partes de manera diferente, lo que es la salida, la ejecución en el aire y al final la entrada, tu cerebro lo junta al final y así competimos”, explicó Adriana.
En competencia se tiran cuatro clavados, dos durante el primer día con el mismo grado de dificultad y los otros dos son libres, al siguiente día.
Los elementos que ve un juez es la ejecución, técnica, aproximación a la plataforma, distancia de la salida, ejecución en el aire durante las acrobacias, vueltas o giros, que se mantenga una línea y se vea estético, así como la entrada al agua sea limpia y derecha.
Entre los logros de Adriana destacan en 2017 la medalla de oro que ganó en Portugal, dentro de la segunda parada del World Series; el primer sitio en Abu Dabi, en la Copa del Mundo; y la plata en el Campeonato Mundial de Natación en Budapest, Hungría.
Además, la licenciada en Administración del Deporte fue elegida como Premio Nacional de Deportes 2017 en la categoría de No Profesional.
“Ha sido el mejor año que he tenido y me encantaría que se repitiera obviamente sabemos que hay altas y bajas, pero obvio daré todo para repetir”, recalco Jiménez.