Es un hecho que el estadio Corregidora abrirá sus puertas después del 5 de marzo, pero para eso la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX piden la instalación de 200 cámaras dentro y fuera del estadio, un centro de mando especializado y la tecnología del FanID para poder regresar los aficionados a las tribunas.
A menos de 4 meses de la esperada fecha, el inmueble propiedad del Gobierno estatal no cuenta con ninguno de estos requerimientos y el equipo Gallos Blancos tiene uno de los peores presupuestos, castigado además por la falta de público en las tribunas por la sanción por la violencia del de 5 de marzo.
Inaugurado en 1985 para el Mundial de Futbol del siguiente año, actualmente el Corregidora es uno de los estadios que menos tecnología tiene para la seguridad y lo que exige la Liga MX para su reapertura es casi comparable con el muy moderno estadio BBVA.
La sede de Rayados de Monterrey, inaugurado en 2015, cuenta con 265 cámaras de seguridad, un centro de mando de primer nivel y bonos personalizados para identificar a sus aficionados.
El BBVA apenas tiene 7 años de vida y es considerado un inmueble que compite con los de primer nivel en Europa, Estados Unidos o Asia.
Así es que el Corregidora, con 37 años de antigüedad, para reabrir en 2023 prácticamente tendría que igualar a lo más moderno de todo el continente.
Además de estas adecuaciones tecnológicas, que no están instaladas a falta de menos de 4 meses de la apertura, al estadio de Querétaro se les exigirá un operativo de al menos 700 elementos de seguridad en cada partido, situación que ya se tiene contemplada en la logística de los partidos.
La sanción al Corregidora concluye el 5 de marzo del 2023, fecha exacta en que Gallos Blancos tiene programado recibir a Toluca, pero como el estadio puede abrir a partir del 6 de marzo se está analizando recalendarizar ese partido para un día después, lunes 6 de marzo, o bien esperar al 19 de marzo cuando reciben a Xolos de Tijuana.
Fuentes del Club Querétaro han revelado que el principal objetivo es reabrir el estadio porque se han dejado de generar ingresos por la falta de público en las tribunas.
Se calcula que el club dejó de percibir por lo menos 38 millones de pesos únicamente en entradas por todo el año futbolístico, una cifra que podría ayudar a un club que no tiene dinero para reforzarse y que sigue a la expectativa de préstamos o jugadores libres para armar su plantilla de cara al torneo venidero.
Un gran reto económico y logístico tienen también el Gobierno del estado, que es propietario del estadio, así como el equipo Gallos Blancos para poder asegurar que no habrá otro episodio como el 5 de marzo, cuando la violencia futbolera dio a todo el mundo la peor de las noticias del equipo y de la ciudad, con saldo oficial de 27 heridos y 72 detenidos, de los cuales tan sólo 2 permanecen en prisión
