“De eso se trata el toreo: de trasmitir emociones, y de trasmitir ilusiones también… Ahora que se les da tanta importancia a los números, como si fuera futbol, se nos ha olvidado que lo realmente importante del toreo es sentir”.
Un Octavio García que ha asimilado ya su actuación del pasado domingo en la Plaza México, la más importante del país, donde parece haber unificado criterios sobre la profundidad de su toreo, habla espaciadamente de su faena al primer toro de Xajay que le tocó en suerte, como si aún estuviera frente a él, como si aún paladeara la emoción sentida.
“Me hubiera gustado matar al toro para sumar una octava puerta grande en la México, pero al final son sólo números”, reflexiona sobre no haber coronado su labor con la toledana y cortar apéndices. “Ha habido tardes, sobre todo dos, en las que había cortado tres orejas en la México, y llegaba al hotel completamente vacío, pero no vacío de torear, vacío de que no sentía que aquello había sido lo quería expresar. Ahora llegué tranquilo de que todo lo que tenía en la cabeza, lo hice”.
Para muchos aficionados que presenciaron la faena de El Payo, o que la observaron por televisión, fue notorio que el torero queretano hablaba consigo mismo mientras se dirigía a la cara del toro. Ante el comentario al respecto, se sincera cuando dice, con una sonrisa:
“Estaba echando pa’lante, porque era una tarde crucial para mí; sólo tenía un contrato en la Plaza México, y un contrato, además, con una gran responsabilidad, así que desde el primer día que me vi anunciado estuve viendo para ese día; todo lo que hacía: películas, ejercicio, todo era con base a torear ese ocho de diciembre, y creo que pude soltar todos los sentimientos que tenía guardados. Una noche antes había visto una película sobre Alejandro Magno que decía que la suerte era para los audaces, y eso me iba repitiendo cuando venía de brindar el toro”.
“Es una ganadería que, cuando te entregas, te da mucho”, dice sobre Xajay, la procedencia del ganado de esa tarde; “siempre con un puntito de exigencia, por la bravura. Y cuando la gente logra ver una faena con ese tipo de toro, trasciende mucho”.
Y tanto trascendió la actuación del Payo, que la crítica especializada lo colocó en lo más alto de la baraja taurina nacional. También a él le ha gustado esa respuesta generalizada, pues advierte: “He sentido más unanimidad que nunca, porque había veces que lograba trasmitirle mi toreo a algunos, pero a algunos otros no lograba llegarles. No voy a decir que no alcanzaban a captar, porque esto es de gustos y de sensibilidades, y cada quién va a la plaza con diferente percepción. Y cuando un artista no se siente reconocido duele mucho, porque vive para su público, y cuando no salen las cosas, es muy duro”
Octavio se presenta este viernes en Toluca y tiene, además, una fecha adicional firmada, que pronto darán a conocer los empresarios correspondientes, para terminar el año, un año que, reconoce, ha sido “muy complicado”, aunque “al final me quedo muy tranquilo, porque los toreros nos debemos al público y a mí esa tarde me alimentó, porque les pude trasmitir lo que sentía”.