“Tuvimos miedo, nos quitamos las playeras (de la corporación privada) unas compañeras y yo y nos escondimos en el baño, teníamos mucho miedo”, así fue como relató una de las guardias de seguridad contratada por la empresa Elite K9, quien además aseguró que nunca hubo capacitación alguna para poder ayudar en la contingencia.
Mujer de 32 años quien prefirió el anonimato por miedo a represalias, relató lo sucedido en el estadio Corregidora y aseguró que no tienen ni la mínima preparación para desempeñar su labor como guardia de seguridad privada, por 300 pesos por partido, llegan al estadio con su INE, son revisados por la policía estatal, les dan una playera distintiva y lo demás es a su suerte.
“Yo llegué a trabajar porque vi un anuncio en el que solo te pedían tu INE y te hacían supuestamente un examen antidoping, que nunca nos han hecho, tampoco nos capacitaron y no tenemos forma de defendernos”, dijo consternada.
Relató los momentos de incertidumbre y dio un dato revelador, la mayoría de los guardias de seguridad son mujeres, “preferimos no arriesgarnos y escondernos además somos la mayoría mujeres, yo calculo que un 70% de las que trabajamos en seguridad privada en el estadio somos mujeres y así es difícil”.
SIN FILTROS DE SELECCIÓN
Evidenciando aún más los nulos procesos de selección del cuerpo de seguridad, ella afirmó que había una mujer de 60 años encargada de salvaguardar la seguridad en las tribunas.
“La verdad no entiendo como hay una mujer de 60 años encargada de seguridad, una pensaría que deberían estar los hombres vigilando ahí, pero no, somos nosotras las que nos exponemos a esa situación”, y agregó, “cualquiera que llegue con una identificación puede ser contratado, muchos por necesidad lo hacemos pero ese día me di cuenta que realmente es mucho riesgo por 300 pesos”.
La tragedia se veía venir, los filtros de seguridad omitieron las bombas de humo que cayeron en el césped antes del silbatazo inicial, en uno de los videos un hombre tiene una navaja con la que rompe parte de la red de una de las porterías y aficionados atlistas afirmaron que tenían muchos objetos punzocortantes, total caos, era inevitable lo sucedido con tan displicente nivel de seguridad.
“Sufrí una crisis de ansiedad, no sé cómo le hice para salir de aquí, llegando a mi casa no me pude contener y preferí no ir a atenderme, todo lo viví en mi casa no quería salir para nada”, aseveró esta guardia de seguridad que prefirió el anonimato.