Debut a la altura, Diego San Román debutó como matador de toros ante una plaza casi repleta, se fue con una oreja en las manos.
Gran expectativa con la alternativa De Diego San Román, el joven queretano por fin daba el gran salto para ser torero, en un escenario inmejorable en la tradicional corrida guadalupana de la Plaza de Toros México.
Con un cartel de gran peso alternando con figuras del toreo como Morante de la Puebla, Diego Silveti y Antonio Ferrera.
Vestido en blanco y oro, saltó al ruedo para lidiar con “Cumplido” un toro de 580 kilogramos de la ganadería Bernaldo de Quirós muy bien presentado para hacer su gran debut.
EL PRIMERO
Llegó el momento esperado, recibió la muleta de manos de Antonio Ferrera, un momento único, además dedicó su primer toro a Óscar San Román, su padre.
Diego comenzó estoico, luciendo todo su talento y arte frente al toro, un par de naturales y un remate de mucha finura, los pitones rozaban el traje de luces en cada una de las suertes, para finalmente darle la espalda y recibir la ovación del graderío.
La faena iba perfecta hasta que llegó el turno de la estocada, Diego intentó pero se le fue a la izquierda la espada y no pudo matar al astado, eso le valió únicamente palmas.
SEGUNDO DE LA NOCHE
Para cerrar la corrida guadalupana Diego San Román lidiando a Pozo de Luna de 542 kilogramos, sacó lo mejor de sí con el capote, entrándole muy cerca al toro y dejando un salida muy limpia, los reflejos y flexibilidad del joven matador dejaban en claro su clase.
Los nervios ya no eran notorios, el queretano se vio muy suelto y pudo llevar al toro a su terreno, dominando con cada uno de sus pases.
Aventó su montera y cayó con la suerte de torero, sus movimientos mucho más arriesgados y con valentía ante un toro con trapío. San Román no movía los pies, dejaba que el toro pasara por el frente y por la espalda, parecía una estatua moviendo la muleta.
Los aficionados entraron en calor al ver el entusiasmo del joven matador, poco a poco fu ganándose las palmas del respetable.
En ningún momento se achicó, su valentía y arte impuso condiciones en el ruedo, a pesar de ser uno de los escenarios más complicados del mundo.
El péndulo fue lo que puso a los espectadores con la “piel chinita” desde el graderío se escuchaban cometarios como “se la juega”, “se arriesga”, “muy buena”.
Una gran faena que cerró una noche de ensueño para el queretano que se llevó una oreja y una gran ovación de los aficionados.