“La realidad es que creo que no he hecho nada. Los triunfos que he tenido han sido rotundos, sí, pero siempre serán triunfos que se olvidan, porque la vida sigue y tengo muchos festejos más por delante, y muchísimas expectativas en las novilladas que siguen”, asegura con una sencillez difícil de creer en un muchacho que ha convencido, en apenas dos temporadas, a la más exigente crítica taurina del mundo. “Trato de no enterarme, de no leer las crónicas, porque no quiero sentirme alguien que no soy, para seguir siempre con los pies en la tierra”.
Y así, con los pies en la tierra, y concretamente en la arena de la plaza de toros de Provincia Juriquilla, Diego San Román contesta a nuestras preguntas a escasas horas de su primera tarde, esta temporada, en suelo mexicano. Aún no viste de luces, sino de camisa y saco propios de una rueda de prensa recién concluida, pero la mirada aquí, justo en la puerta de cuadrillas, parece ya estar viviendo el próximo paseíllo.
“Aquí empecé, aquí hice mis pininos queriendo ser torero, y me quita el sueño; hay momentos que no duermo por la ilusión y lo feliz de estar aquí”, dice sobre Juriquilla, donde vive su familia. “Es ilusionante pensar que algo pase en mi tierra, en mi casa, con mi gente. Vengo con la ilusión a tope, como niño con juguete nuevo”.
Le preguntamos si imaginaba, pese a ser hijo y nieto de toreros, si vislumbraba, el sacrificio que representa prepararse en el mundo del toro. “No, nunca me lo imagine”, nos responde de inmediato, como si un muletazo pegara ante un toro de embestida pronta. “Ahora me he dado cuenta de porqué mi padre nunca quiso apoyarme para que fuera torero. Ahora entiendo el sacrificio, lo complejo de esta profesión. Pero al final, cuando uno pone tantas expectativas en algo y se sacrifica tanto, los triunfos y las recompensas llegan de inmediato”.
“Lo más importante ha sido mi evolución como torero”, responde ante la interrogante de aquello con lo que se queda tras su exitosa temporada en Europa. “Me quedo con la disciplina que le he puesto a esto, y con los frutos que eso ha rendido. Con mi evolución como torero, y también como persona, porque todo esto me ha hecho madurar muchísimo”.
Diego San Román se presenta este sábado en Juriquilla, anunciado con Héctor Gutiérrez, con quien ha compartido una impresionante campaña española, y con Miguel Aguilar, con quien también le une una amistad. Un cartel que se repetirá al día siguiente en Guadalajara y que, seguramente, se verá en varias plazas importantes del país.
No quiere contestar, sin embargo, de sus planes mediatos. “Normalmente trato de hablar sólo del presente y no enfocarme al futuro”, asevera sin dudas, “porque mi vida así la he tratado de vivir, de estructurar. Yo vivo al día, y ahora sólo estoy pensando en el sábado. Posteriormente ya no sabría decirte qué va a pasar”.