POR: MARYSOL FRAGOSO Y MIGUELÁNGEL GARCÍA
El legado de “Manolete” se mantiene indeleble. A un siglo desu nacimiento (4 de julio de 1917) y en el marco del 70aniversario de su muerte (29 de agosto de 1948) su herencia altoreo no se esfuma, por el contrario, se acrecenta, al igual que suleyenda.Nacido en Córdoba, España, Manuel Laureano RodríguezSánchez “Manolete” fue y seguirá siendo El “Rey delToreo”. Le bastó una década para convertirse en mito tras moriren la plaza española de Linares a consecuencia de la cornada quele infirió el toro Islero de la ganadería Miura.
Conocido como El “Cuarto Califa de Córdoba”, creció en unambiente convulsionado tanto en España cuanto en el mundo. Sutoreo tuvo la grandeza de mantenerse por encima de la Guerra CivilEspañola (1936-1939), pero en especial de la Segunda GuerraMundial (1939-1945). Por ello el escritor español Juan SotoViñolo lo consideró El “Torero para olvidar una Guerra”.
Su personalidad y su arte enloquecieron a los aficionados delmundo. Fue un fenómeno social. La razón radica en su capacidadpara conseguir y transmitir delante de la cara del toro;desarrolló una técnica que modificó los terrenos del toro y deltorero, por lo que logró que la lidia evolucionara y marcó lapauta a seguir para todos los toreros que le sucedieron. Esoshechos contundentes quedaron plasmados en las películas y en losartículos que publicaron quienes tuvieron la enorme fortuna deverle torear y en los que deben basarse las actualesgeneraciones.
VALORACIÓN
Para el escritor Néstor Luján, “Manolete” “fue unagran muletero y mejor estoqueador, sobre todo en lo que a estilo serefiere. Es elegante y clásico en el sentido estético de lapalabra. Hizo de la elegancia una necesidad. Su estilo fue unequilibrio absoluto entre sus fascinadoras posibilidades plásticasy sus conocimientos técnicos. Había llegado a una madurez total,insuperable”, escribió el crítico hispano.
“Manolete” fue nieto de un banderillero e hijo de un matadorde toros. Con doce años, toreó por vez primera una becerrita enla finca “El Lobatón”. Debutó como novillero en plenoconflicto armado español. Entre 1936 y 1938 se mantuvo en elescalafón novilleril hasta que alcanzó el doctorado en Sevilla (2de julio 1939) de manos de Manuel Jiménez “Chicuelo” ante lapresencia de Francisco Vega de los Reyes “Gitanillo deTriana”, con ejemplares de Clemente Tassará. Lo confirmó enMadrid en octubre de ese mismo año, durante la Corrida deBeneficencia.
Su apoderado, José Flores “Camará”, matador en retiro,fue fundamental en la carrera de el “Monstruo de Córdoba” ytambién lo fue el matador mexicano Carlos Arruza, quien en 1944 sehizo presente en la escena taurina española para formar con“Manolete” una de las rivalidades más trascendentes de lahistoria.
HERMANO Y RIVAL
Respecto a “Manolete”, el propio Arruza escribió losiguiente, 20 años después de haberlo tratado por vez primera:“Mi interés por conocer a `Manolete´ era extremo. Antes de mipresentación en Lisboa hice lo imposible porque nos presentaran.Cosa que no pudo acontecer sino en el momento de iniciarse lacorrida. La forma fue seca, casi cortante. Ninguno de los dos nosestrechamos la mano. Me recibió con un tajante, duro, casi grosero¿Qué hay?, que de momento me molestó hondamente. Tiempo despuéspude comprobar que su respuesta era una consecuencia natural deltemperamento austero, cortante, característico en la persona de“Manolete”, de ese modo lo redactó Arruza en la revista ElRuedo, de 1964.
Más adelante relató: “Recuerdo muy bien cómo empecé aadmirar a “Manolete”. Toreábamos una corrida del Duque dePalmena. A Manolo lo tocó un toro impresionante, fuerte ypeligroso. En Portugal no se acostumbra picar a los toros y por esole dije a Antonio Rangel: ‘Me corto la cabeza si se quedaquieto’ y `Manolete´ le dio al toro cinco pases por alto.Descubrí entonces su toreo dramático, estoico, su forma arrojada,el carácter por así decirlo de ‘Manolete’”,puntualizó.
Además, recordó un pasaje entrañable con el diestrocordobés: “He dicho siempre el sentimiento más de hermandad quede amistad que me ligó con ‘Manolete’. El día de miconfirmación, en Madrid, faltaban escasos tres cuartos de horapara que se iniciara la corrida y mi sastre no se presentaba con elterno. En el piso superior del Hotel Victoria se encontraba‘Manolete’, por lo que mi apoderado, Andrés Gago, subió y lesolicitó prestado un terno. Ante nuestra sorpresa regresóportando tres ternos que nos enviaba para escoger. El gesto deamistad no podía ser más generoso. Me estaba probando unacasaquilla morado y oro cuando llegó el sastre con mi terno deluces. El favor solicitado y en forma generosa correspondido, puedeparecer pequeño ¡pero qué elocuente es en su significado!”,concluyó El “Ciclón Mexicano”.
En España también surgió la rivalidad entre “Manolete” yel mexicano Silverio Pérez, la cual tendría continuidad ennuestro país cuando el cordobés vino a hacer campaña. Entoncescontó el propio Silverio que dictó su testamento y fue aencomendarse a la Basílica de Guadalupe cuando fue anunciado paratorear con “Manolete”, pues sabía que iba a salir al ruedo amorirse.
“MANOLETE”, EN MÉXICO
Manuel Rodríguez viajó a tierras mexicanas luego que sesolventó la problemática de convenio taurino hispano-mexicano, yjusto en el momento en de cruzar de Europa a América, volvió aser seguro, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.
Tomó un vuelo que lo depositó en Cuba, y de ahí otro a lacapital mexicana. En La Habana lo esperaban dos periodistasmexicanos: Paco Malgesto y José Octavio Cano; el primero realizóun control remoto durante el vuelo del diestro a México para laestación Radio Mil. Minutos antes de despegar, el crítico deESTO, José Octavio Cano, realizó la primera entrevista a laprincipal figura de la torería española.
Tras llegar a la Ciudad de México, “Manolete” fue a tentara la ganadería zacatecana llamada Torrecilla, propiedad de JoséJulián Llaguno. En su primer encuentro con la embestida del toromexicano, el hispano compartió labores con Jesús Solorzano y“Gitanillo de Triana”, entre otros toreros.
Su debut en México fue en el Toreo de La Condesa, el 9 dediciembre de 1945. Desde la primera verónica que ejecutó en elruedo, el público se volcó con él. Su padrino de confirmaciónfue Silverio Pérez, ante el testimonio de Eduardo Solorzano. Eltoro de la ceremonia fue Gitano, de la dehesa Torrecilla. Manolo lecortó la oreja y el rabo (en esa época no se concedían dosorejas y rabo) y escuchó por vez primera del público mexicano elgrito de ¡torero, torero!
Siguió toreando en esa plaza y en otras como la de Puebla y lade Guadalajara. El 5 de febrero de 1946 inauguró la Plaza Méxicojunto con Luis Procuna y Luis Castro el “Soldado”, ante unacorrida de la ganadería San Mateo. La euforia manoletista era talque la gente faltaba a su trabajo por ir a verle torear, y los quese presentaban a sus jornadas, no laboraban por estar pendientes dela transmisión de las corridas por la radio. Eso originó que elentonces presidente de México, Manuel Ávila Camacho, expidiera el11 de marzo de 1946 un decreto que prohibía la celebración demás de dos corridas a la semana.
AMOR TORMENTOSO
En el plano personal, el diestro hispano sostuvo un romance queduró un par de años con la actriz mexicana Lupe Sino, quien fuerechazada absolutamente por doña Angustias Sánchez, madre deltorero. Este se tomó entonces un descanso que pretendía fuera unaño sabático, pero ante las presiones de quienes lo rodeabanreapareció en Madrid durante la Corrida de la Beneficencia. Elambiente se tornó hostil para él cuando el triunfador resultóser Luis Miguel Dominguín.
La envidia lo rodea debido al dinero que ganaba y a la famamundial que había alcanzado. Sus múltiples enemigos crearon muymal ambiente a su alrededor, que incluso llegó a América, por loque cuando regresó a torear a México y a Perú el tema de laspresiones en las negociaciones en despachos y la exigencia de lospúblicos se volvieron insoportables y eso lo llevó a sufrircornadas. Volvió a España, donde el panorama no mejoró. Lucíapálido, así como delgado al extremo y con una mirada de tristezainfinita. Tras una comparecencia en Madrid dijo en radio a nivelnacional, al reconocido periodista Matías Pratts: ¡Qué ganastengo de que llegue octubre! Antes, había manifestado su deseo deretirarse al final de esa temporada.
CITA CON LA MUERTE
Y llegó la fecha de la que sería su última corrida: 28 deagosto de 1947. Se sabe ya que fue ante un encierro de la familiaMiura que inicialmente iba a ser lidiado en Murcia, pero que porcapricho del destino se toreó en
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la plaza de Linares. Ahí, cuando “Manolete” entró a matarfue herido por Islero, un toro que afianzó la leyenda negra de losmiuras en la historia. “Manolete” murió en la madrugada, yasiendo 29 de agosto. Tendido en una cama quedó el hombre, eltorero y el mito. Al mismo tiempo que en el viento flotaba latragedia, ésta daba paso a la leyenda de “Manolete”, el toreroque será recordado hasta el final de los tiempos.
Ocho día antes de su muerte y antes de que viajara a España,“Manolete” escribió una carta para el Diario de losDeportistas. Una misiva, que tiene mucho significado por losucedido días después.
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