La historia de Gallos Blancos tuvo un episodio trágico hace 32 años, 10 de mayo de 1987, cuando se registró un fatal accidente en el que murieron tres de sus jugadores, cuando el equipo regresaba de jugar la ida por el ascenso ante Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en donde había conseguido un empate a cero goles.
El conjunto queretano, que en esos años, 1987, pertenecía a la Universidad Autónoma de Querétaro, llegó a buscar el ascenso a la Primera División en esa temporada y tuvieron que jugar primero en Ciudad Victoria, encuentro que finalizó empatado a cero goles y que les daba esperanzas al cuadro “plumífero” de lograr el ascenso.
Alrededor de las siete de la tarde, el autobús de Gallos Blancos proveniente de Ciudad Victoria, se volcó debido al exceso de velocidad y la pertinaz lluvia que estaba cayendo ese día en la carretera México-Piedras Negras, suscitándose el percance justo en el kilómetro 67, entre las ciudades de Huizache y Matehuala, dejando como saldo tres jugadores que perdieron la vida y que fueron Agustín Jiménez, Gerardo “Pillo” Orona y René Moltavo, a quienes la afición local despidió en aquellos días con mucho cariño.
El encuentro de vuelta se realizó dejando nuevamente el empate entre estas dos escuadras, por lo que tuvo que definirse al equipo que ascendiera en un tercer compromiso que se disputó en el Estadio Azteca, con triunfo para los Correcaminos en la tanda de penales.
Estamos viviendo una pesadilla, por momentos no creemos lo que está sucediendo, pues nunca nos imaginamos que esto pasara, sobre todo que tres de nuestros compañeros perdieran la vida
Dijeron en ese momento los jugadores Joel Anguiano, Alfonso Salinas, Salvador Ochoa y el secretario técnico de los Gallos, Ignacio Vargas