Por Manuel Naredo
La tarde del pasado domingo, Diego Silveti recibió de capa, sobrela arena de la plaza Alberto Balderas, en Moroleón, a su segundotoro, un burel de la ganadería de Pepe Garfias, con lascaracterísticas propias, físicas y de comportamiento, del toroideal mexicano. El guanajuatense ya había cortado una oreja de suprimero, que le había propinado una revolcada fuerte, pero con elde Garfias se encontraría, a la postre, con una de las mejoresversiones de su toreo. Tanto que le otorgaron las dos orejas y elrabo simbólicos, luego de que se decretara el indulto de nobleejemplar.Lo que pocos sabían, mientras veían al hijo del Rey Davidlidiar, de menos a más, al toro, es que el diestro resentía aúnlos efectos de una cornada recibida, pocos días atrás, en elcampo bravo, y que aún sangraba de una herida en el escroto conlos puntos colocados y con protección especial.
“Son cosas que uno tiene que hacer, esfuerzos que se asumen enla soledad y en el interior”, me dice ya en la tranquilidad de sucasa y todavía con la serena resaca que proporciona un triunfogrande, “pero cuando hay tardes como la de ayer, todo merece lapena”
Vaya que toda la tarde mereció la pena. Tres de los cuatroalternantes salieron a hombros por la puerta grande de un cosoatiborrado de espectadores, que concluyeron la jornada toreando yque presenciaron una de las más grandes faenas, según lo sostieneél mismo, de Silveti.
“Sí, creo que ha sido una de las faenas más completas, porpureza, por verdad, por la forma en la que pude torear al toro”,reconoce. “Muchas veces no salen las cosas como uno quisiera; senecesita que se den ciertas circunstancias, pero cuando éstas sedan, puede uno hacer el toreo que se sueña. Cuando se conjunta labravura del toro con el torero, sin lugar a dudas, eso hace quetodo merezca la pena”.
Y recuerda las características del toro “Gambusino” y suquehacer esa tarde dominical en Moroleón: “Fue un toro que tuvouna gran bravura, una gran calidad, una gran clase, y yo pudeentenderme con él y hacer el toreo que me gusta, y hacer que lagente se emocionara y disfrutara. Era un toro de buenas hechuras,muy bonito, que salió con un son muy alegre, que mostró clase ycalidad. Era un toro muy mexicano, y sabemos que siempre van a másy suelen sacar fondo; le di su espacio y su tiempo, y poco a pocofue sacando esa bravura que tenía, hasta que llegué a reunirmecon él en tandas de diez o doce muletazos, por los dos pitones, yme pude abandonar”.
Dejar que un torero narre, o recuerde, su propia experienciafrente al toro siempre suele ser aleccionador, porque se salva conello la distancia que media entre el tendido y el ruedo, y se puedeimaginar la experiencia en primera persona, ésa que permitió queSilveti se “abandonara” con el toro que lucía el número nueveen los costillares. “Fue un día muy especial”, remata comosi de un pase de pecho se tratara.
“Cuando se dan tardes así, todo el mundo disfruta la FiestaBrava”, insiste sobre el acontecimiento; “cuando uno seentiende con un toro tan bravo y de tanta calidad, en una tarde detanta competencia, de rivalidad, donde se ven conceptos distintosdel toreo. Fue un día muy especial”.
A pesar de sus triunfos en pasadas ediciones de la corridanavideña en la plaza Santa María de Querétaro, Diego no estuvoen el cartel más reciente, ni en los otros dos que anunció laempresa del coso queretano, pero está anunciado para partir plazaen Juriquilla la próxima semana, y de manera inminente en laMéxico y en San Miguel de Allende. Es precisamente de suparticipación en la plaza Oriente este sábado, en la segundaedición de la corrida llamada “de la insurgencia”, de la quenos habla:
“El año pasado se dio esta iniciativa, y creo que fue unacierto. La empresa que organizó el festejo lo hizo de primeracategoría, con mucha clase, dándole un sabor muy especial a laplaza y al significado de la tarde. Y fue todo un éxito. Tuve laoportunidad de ser el triunfador con tres orejas. Espero que sehaga año tras año, que se le siga dando esa importancia y que yopueda refrendar el triunfo del año anterior. Me hace muchailusión esa corrida y espero que también pueda ser un preámbulobonito para mi presentación en la Plaza México el domingo”.
“Con mucha responsabilidad”, me responde de inmediato cuandole pregunto cómo asume su inclusión en la segunda parte de latemporada en la monumental México. “Llego en un momento en elque me encuentro más maduro, y cuando se está consolidando eltoreo que yo quiero hacer. Voy con esa ilusión y espero refrendarel triunfo del pasado diciembre en esa plaza. El que esta segundaparte de la temporada esté compuesta por grandes atractivos, tantoen carteles como en toros, me sirve de motivación”.
El sonado triunfo de Diego Silveti en Moroleón ha quedadoatrás, aunque aún sigue haciéndole cariños en el alma. Mira hoyde frente, antes de que vengan León y Guadalajara, a San Miguel deAllende este sábado, y al día siguiente la México, a pesar delos puntos de sutura que aún mantiene en el cuerpo. Amboscompromisos, por sus características peculiares, le emocionan.“Ya quiero que sea la hora”, asegura con el ánimo y lailusión de un novillero.