La Agencia Espacial Europea (ESA) anunció este jueves la suspensión de la cooperación con Rusia, lo que la obliga a buscar rápidamente alternativas para el lanzamiento de sus próximas misiones, en particular hacia Marte.
La misión ExoMars estaba prevista para este mismo año, pero ante la invasión de Rusia en Ucrania, la ESA, en un comunicado, "reconoció la imposibilidad de mantener la cooperación actual con (la agencia espacial rusa) Roscosmos".
ExoMars, cuyo objetivo era posar sobre Marte un vehículo autónomo de exploración (rover), podría verse retrasado hasta 2026.
El consejo ejecutivo de la ESA encargó a su director que lleve a cabo un estudio rápido para relanzar ExoMars y buscar alternativas para otras cuatro misiones.
"Es un hecho muy amargo para todos los entusiastas del espacio", reaccionó el responsable de Roscosmos, Dmitri Rogozin.
Rusia podrá mandar su propia nave de exploración a Marte en pocos años, aseguró.
"Sí, tardaremos algunos años (...) pero podremos llevar a cabo solos esta misión de investigación desde el nuevo sitio de lanzamiento del cosmódromo de Vostochni", aseguró.
Una misión salpicada de incidentes
ExoMars tenía previsto lanzar en septiembre el rover con destino Marte con ayuda de una lanzadera y una estructura de aterrizaje rusas.
Los lanzamientos de misiones de la ESA dependían hasta ahora del uso de la lanzadera rusa Soyuz desde el puerto espacial europeo de Kurú, en la Guyana Francesa.
Roscosmos suspendió los lanzamientos de Soyuz desde Kurú en reacción a las sanciones europeas impuestas tras la invasión de Ucrania. También cesó a su equipo, compuesto por unos 100 ingenieros y técnicos.
Inicialmente previsto en 2020, el lanzamiento de ExoMars ya había sido aplazado a septiembre de 2022 por la pandemia.
El rover de la ESA, Rosalind Franklin, debía ser lanzado desde Baikonur (Kazajistán) y llegar a Marte gracias a la plataforma de aterrizaje "Kazachok", también rusa.
La ventana de tiro hacia Marte se abre cada dos años. La misión es imposible "como mínimo hasta 2026", explicó el director general de la ESA, Josef Aschbacher.
La cooperación con la NASA estadounidense "es una opción", indicó.
También se suspendieron las otras misiones de la ESA que dependen del uso de la lanzadera Soyuz. Se trata de dos satélites destinados a la constelación europea de localización Galileo, de la misión científica Euclid y de la misión europea-japonesa de observación de la tierra EarthCARE.
La situación es difícil porque una de las alternativas para sustituir al Soyuz, el cohete Ariane 6, tiene una agenda llena.
Ese cohete tiene aún que poner en órbita un satélite de observación militar francés, CSO-3, y la misión será retrasada un año, a causa de la cancelación de los servicios rusos.
El mayor símbolo de la cooperación espacial con Rusia, que se remonta a los años 1990, cuando cayó la Unión Soviética, sigue siendo la Estación Espacial Internacional (ISS).
La ISS tiene básicamente dos segmentos, uno estadounidense y otro ruso.
El jefe de Roscosmos advirtió recientemente del efecto de las sanciones en sus propios planes. La nave Progress, por ejemplo, sirve para mantener la ISS en su órbita.
Aschbacher descartó el jueves un impacto en la seguridad de la ISS. "Las operaciones son estables y seguras", aseguró.