Un estudio desarrollado por investigadores de varias universidades e instituciones del mundo describe 27 especies de peces elasmobranquios, grupo que incluye a tiburones y rayas, que vivieron hace 23 millones de años en la costa de Ecuador.
Así lo informó este jueves en un comunicado el ecuatoriano Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO), al dar cuenta de la investigación publicada esta semana sobre un yacimiento en las poblaciones costeras de Montañita y Olón que, datado en los límites el período Oligoceno-Mioceno, que comenzó hace unos 34 millones de años y finalizó hace unos 23 millones de años.
En el estudio participaron investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la de Zurich, de la Universidad de Viena, de la chilena Bernardo O'Higgins y del panameño Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.
Asimismo, por parte de Ecuador intervinieron expertos de la Universidad Estatal de la Península de Santa Elena y del INABIO.
El estudio también reconstruyó el paleoambiente en el que vivieron estos animales durante un período de transición entre dos épocas geológicas muy poco conocidas en el continente americano.
De los 27 taxones hallados, 19 son nuevos para el registro de Ecuador, 10 para la parte central del Pacífico Oriental y 4 no habían sido nunca descritos en Suramérica.
"El descubrimiento representa la comunidad más diversa de peces elasmobranquios del límite del Oligoceno-Mioceno de toda América tropical", reza el comunicado del INABIO.
El grupo más abundante localizado en Ecuador pertenece al orden de los Carcharhiniformes, que están relacionados con el tiburón toro (Carcharhinus leucas); seguido por los Lamniformes, parientes del conocido tiburón blanco (Carcharodon carcharias), y el gigante megalodón (Otodus Carcharocles).
Los investigadores también han identificado batoideos, especies que se corresponden con las mantas rayas, en una zona donde ya se habían encontrado otros restos de vertebrados antiguos como delfines y tortugas.
A partir del análisis del sedimento del yacimiento se desprende que era una zona poco profunda y protegida.
En el estudio se aplicaron dos técnicas diferentes para calcular la paleobatimetría, es decir, la profundidad a la que vivían las diferentes especies comparándolas con otras actuales.
Así, el trabajo concluye que más del 70 por ciento de ellas vivía en un rango de entre 100 y 200 metros de profundidad, que correspondería a la parte profunda de la plataforma continental.