Los perros son animales domésticos, por lo que necesitan un dueño que se haga cargo de él y se responsabilice, pero también los dueños han de tener un conocimiento previo y una preparación que les suministre las pautas necesarias para lograr que el animal se adapte a las nuevas circunstancias que le rodean y llegar a ser el verdadero amigo del hombre.
Las causas de que un perro tenga problemas son innumerables, pero algunas podrían evitarse si, antes de adquirirlo o adoptarlo, la persona se informa de las características de la raza del que va a elegir, aunque en muchos casos sea el perro el que elija a su dueño, por su forma de mirarle y acercarse.
MUY ACTIVOS TANTO FÍSICA COMO MENTALMENTE.
La mayoría de los perros son muy activos tanto física como mentalmente, pero si uno de estos animales permanece demasiado tiempo inactivo, se verá obligado a buscar una válvula de escape para liberar sus energías acumuladas.
La falta de actividad puede provocar nerviosismo, afán de romper cosas, ganas de excavar en el jardín, agresividad o comportamientos similares.
Si cuando el perro era joven o incluso cachorro tuvo malas experiencias o no consiguió confiar en la gente y en su entorno, será bastante difícil solucionar los problemas que surjan. Si los problemas aparecen en perros que han crecido con normalidad, se puede pensar que éstos son congénitos.
De estas situaciones se derivan los problemas pequeños y grandes que pueden surgir entre el hombre y el perro.
Generalmente, las dificultades se deben a una falta de constancia por parte de la persona, pero también a no saber cuál es la ‘mentalidad’ del perro. Esto es lo que hace que, a veces, se premie involuntariamente al perro cuando acaba de hacer algo malo, y se le castigue por hacer algo totalmente correcto.
EL NECESARIO ORDEN JERÁRQUICO.
Otros motivos son la falta de un orden jerárquico; en muchas ocasiones se trata al perro como a una persona, lo que da ocasión al animal de hacer prevalecer su antojo sobre los deseos del dueño; o en otras ocasiones, de disponer de demasiado poco tiempo para su educación.
Mucha gente adopta un perro para los niños, pero estos no pueden responsabilizarse de él ni les imponen ninguna autoridad. Tampoco es bueno dejar solos a los niños para pasear al perro porque no podrán dominarlo y el can hará lo que le plazca.
En el peor de los casos, si a un niño se le antoja un perro y los padres le conceden el capricho, sin haberle instruido sobre las necesidades del can, es posible que, pasado un tiempo, al niño le abrumen las tareas que le implica y los padres se vean obligados a abandonar al perro porque ellos tampoco tiempo para dedicarle. En este caso, el perro puede sufrir un trauma difícil de superar en la mayor parte de los casos.
También habrá dificultades si entre los miembros de la familia no hay acuerdo sobre cómo tratar al perro y cada uno le prohíbe o le ordena cosas distintas.
Lo mismo sucederá si se le da una educación antiautoritaria. Pero el empleo de métodos muy duros con fuerza física, collar de púas o descargas eléctricas, también puede resultar nefasto.
Existen distintos modos de solucionar los problemas, algunos se solucionan con una relativa facilidad, pero otros hay que trabajarlos sistemáticamente durante largo tiempo, para lo que se aconseja la ayuda de un preparador especializado.
NORMAS BÁSICAS DE CONVIVENCIA .
Pero la mayoría de los problemas no pueden solucionarse si no se empieza por la obediencia. El perro deberá empezar por aprender ciertas normas básicas de convivencia: acudir cuando se le llame, caminar bien de la correa, traer algo cuando se le lance, sentarse o quedarse solo en un sitio cuando se le indique. Si el perro no reconoce la autoridad de la persona, será muy difícil solucionar los problemas.
Si el animal pretende conseguir algo a base de llamarle la atención a usted o a otra persona, lo mejor es ignorarlo (no mirarle a los ojos ni decirle nada). Si ve que sus esfuerzos no obtienen ningún resultado, acabará desistiendo. Lo importante es no ceder. De lo contrario, reforzaría su comportamiento, ya que el perro se daría cuenta de que, a base de insistir, se sale con la suya.
Algunas veces puede ser recomendable emplear ciertos accesorios para educar al perro, como son: el bozal, “cesto” alrededor del hocico; el arnés: sujeción para la cabeza, simula la sujeción por el hocico y le obliga a mirar a su amo; o los discos: varios discos pequeños de metal unidos entre sí, que se utilizan para canes que no suelen obedecer si se distraen con algo, o comen porquerías. Al perro le molesta el tintineo de las piezas metálicas y con ello se trata de que detenga su comportamiento, pero tenga cuidado con los perros sensibles al ruido.
Sin embargo, es fácil equivocarse y hacerlo mal, por lo que deberá pedir asesoramiento a un entrenador de confianza.
Pero si llega a conseguir los resultados deseados, el perro se verá fortalecido por cada éxito que consiga y, es posible, que llegue a sentarse a su lado e incluso salir a recibirle cuando llegue a casa con un salto hacia sus hombros que significa que se alegra de volver a verle y que le está agradecido.