Color, exquisitos aromas y sabores, son solo algunas características de una de las festividades con más tradición en México: Día de Muertos, celebración que en 2008 fue declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
El Día de Muertos es una de las tradiciones más importantes que existen en nuestro país ya que es cuando los vivos honran la memoria de sus seres queridos que desafortunadamente partieron de este mundo.
La ofrenda de Día de Muertos es una especie de ritual en la que compartimos el pan, la sal, las frutas, el agua y el vino con los seres queridos que han muerto. El altar es una conexión o un reencuentro de lo espiritual con el mundo de los vivos, es una mezcla entre las culturas prehispánicas de Mesoamérica y las tradiciones españolas.
Anteriormente, el 31 de octubre era la fecha en la que se colocaba la ofrenda de Día de Muertos; sin embargo, con el paso del tiempo, se han ido agregando diferentes días para conmemorar a las personas que fallecieron de diferentes maneras.
Actualmente se acostumbra a ponerla desde el 27 por esto:
27 de octubre: Personas que murieron de forma violenta, así como a las mascotas.
28 de octubre: Personas que murieron por un suicidio.
29 de octubre: Personas que murieron ahogadas.
30 de octubre: Personas que murieron a causa de un accidente.
31 de octubre: Los niños que perdieron la vida.
1 de noviembre: Día de todos los santos, fecha en la que las almas acuden a visitar a sus familiares.
2 de noviembre: Día de los fieles difuntos, fecha en la que se acostumbra visitar los cementerios.
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De acuerdo con la tradición, la ofrenda de Día de Muertos debe quitarse el 3 de noviembre, ya que es la fecha en la que las almas vuelven al más allá para continuar con su descanso.