En una primicia mundial, la ciudad neerlandesa de Harlem prohibirá la publicidad de la carne procedente de ganadería intensiva, por el impacto de esta actividad en el cambio climático, anunciaron este miércoles las autoridades locales.
La ciudad de 160.000 habitantes, situada cerca de Ámsterdam, acordó la prohibición de esta publicidad en soportes públicos como autobuses, marquesinas y pantallas a partir de 2024.
La iniciativa fue aprobada por el consejo municipal en noviembre del año pasado, pero pasó desapercibida hasta que las agencias de publicidad recibieron la notificación oficial la semana pasada.
"Será la primera ciudad de Países Bajos, y de hecho de Europa y el mundo, en prohibir los anuncios de carne 'mala' en espacios públicos", declaró a AFP Ziggy Klazes, una concejala de izquierda ecologista que promovió la medida.
La concejala dijo que el "ganar dinero alquilando el espacio público a productos que aceleran el calentamiento global" contraviene el espíritu de la política municipal.
La prohibición afectará "a toda la carne barata procedente de la ganadería intensiva", explicó la concejala. "A mi entender, esto incluye la publicidad de las cadenas de comida rápida".
La prohibición ha sido criticada por el sector cárnico neerlandés y algunos partidos políticos, que ven en ella una forma de censura y de estigmatización.
"Prohibir publicidad por motivos políticos es cuasi dictatorial", dijo en un comunicado Joey Rademaker, concejal conservador en el ayuntamiento de Haarlem.
La noticia llega en un momento sensible en Países Bajos, donde los granjeros protestaron durante meses por los planes del gobierno para recortar las emisiones de nitrógeno a fin de cumplir con los objetivos europeos.
Además, la validez legal de una medida así está sujeta a debate. Semejante prohibición puede ser impugnada en tanto que ataque a la libertad de expresión, dijo el profesor de derecho administrativo Herman Broering, de la Universidad de Groningen, citado en el diario local Trouw.
Además, la agricultura también contribuye a la deforestación, el cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero, así como a una pérdida de biodiversidad.
En Países Bajos el 95% de la población consume carne, incluyendo un 20% que lo hace cada día, según estadísticas oficiales.