Si eres amante de la jardinería y deseas que tus plantas luzcan grandes y hermosas, la fibra de coco será tu aliado, es completamente sostenible a nivel medioambiental, pues procede de la cáscara del coco de la palmera que se conoce como el cocotero.
Te platicaremos porque se ha convertido en el ideal para un huerto ecológico y la mejor opción para quienes desean tener cultivos sostenibles. La fibra de coco es, como su nombre indica, una suerte de tejido de origen orgánico. Una morfología en la que se sustenta una de sus principales características: su gran retención de agua. Por su estructura física, la fibra de coco se hincha como una esponja cuando se expone al agua. Además tiene una gran capacidad de aireación, lo que significa que retiene el agua y aunque es muy ligera, eso permite que la tierra no se compacte.
La fibra de coco no puede usarse por sí solo como sustrato, ya que no cuenta con nutrientes propios, debes mezclarlo con un sustrato orgánico como el humus de lombriz que enriquezca la mezcla; un 60% de fibra de coco y un 40% del sustrato que elijamos.
Potencia la producción de flores y frutos, pues gracias a la fibra de coco como la estructura del suelo mejora, facilita así el crecimiento como el asentamiento de las raíces. Tiene un carácter aislante, haciendo que las raíces estén más protegidas de los excesos de humedad y, por tanto, de cualquier debilitamiento que pueda facilitar un ataque de plagas u hongos.
Además, ayuda a tener cultivos más sostenibles, dado que la fibra de coco optimiza el riego, permite contar con cultivos con un menor impacto medioambiental. Facilita y aporta la absorción de sales minerales y vitaminas, la fibra de coco se recoge a la orilla del mar, lo que hace que esté especialmente cargado de sales. Tanto que, antes de que lo utilicemos con nuestras plantas, la fibra de coco pasa por un proceso de limpiado. Uno necesario para eliminar parte de su salinidad característica. Y cuenta con hierro, vitamina A y C, sodio o plata son algunos de los componentes que contiene.