El Equinoccio de Otoño, llegó a México la madrugada de este sábado 23 de septiembre en punto de las 00:49 horas, con ello el fenómeno astronómico marca qué dejamos atrás el verano y damos la bienvenida a una nueva estación, donde se dice es la más bella de las 4 pues los atardeceres son hermosos con las puestas del sol, las hojas amarillas cayendo y el clima comienza hacerse más fresco, las tardes invitan a caminar, sentarse bajo un árbol a leer un buen libro.
Pero lejos del "romanticismo", la investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, Julieta Fierro Gossman, indica que este fenómeno sucede cuando la Tierra gira inclinada alrededor del Sol sobre su eje de rotación. Como resultado, en algunas épocas del año, ilumina más al hemisferio norte y en otras al hemisferio sur.
Cuando el Sol de mediodía pasa justo sobre el Ecuador, ocurre el equinoccio de otoño, y los días tienen la misma duración que la noche, es decir, hay 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad, de los cuales hay dos días así al año que marcan la llegada del otoño y el inicio de la primavera.
En el equinoccio de otoño, las noches son más largas, alcanzando su máximo en el solsticio de invierno.
En la historia culturas como la de los mayas en México, sabían perfectamente los cambios estacionales, lo que plasmaron en sus códices, donde registraron sus observaciones astronómicas.
En sus estructuras arquitectónicas reflejan este conocimiento. Por ejemplo, el juego de pelota está alineado para identificar el equinoccio, y en construcciones como la pirámide de Chichén Itzá, el Sol ilumina la escalera, dando la impresión de que desciende una serpiente.
¿QUÉ PASA CON LAS EMOCIONES?
El equinoccio de otoño tiene como significado un nuevo comienzo, se caracteriza por ser una transición para reflexionar, descargar las heridas del pasado.
La entrada de este fenómeno meteorológico da la oportunidad para realizar ajustes a nuestras vidas, controlar emociones y estar en paz con uno mismo.
Para muchas personas, el comienzo de la estación puede traer consigo molestias físicas y psíquicas, como astenia, dolores de cabeza, fatiga, falta de energía, desánimo o cambios de humor.
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