Al parecer, ningún rincón del planeta está a salvo de la contaminación por plástico: se ha informado de la presencia de este material sintético en los océanos árticos, en el hielo marino alrededor de la Antártida e incluso en las aguas más profundas del mundo en la Fosa de las Marianas. Pero, ¿qué tan grave puede ser este problema?.
La primera estimación mundial de la cantidad microplásticos presentes en el fondo marino, efectuada por la Agencia Científica Nacional de Australia (CSIRO), sugiere que hay hasta 14 millones de toneladas de pequeños fragmentos de plástico en las profundidades del océano. “Esto es peor de lo que pensábamos” advierten los científicos que efectuaron este estudio pionero.
“Esos millones de toneladas de “pequeños trozos de plástico menores de 5 milímetros de diámetro”, como se define al microplástico, pueden considerarse un cálculo conservador”, según la investigadora Denise Hardesty, una de las autoras del estudio www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmars.2020.576170/full).
“La cantidad de microplásticos depositados en el lecho marino, al menos duplica la cantidad de contaminación plástica que se calcula que hay en la superficie oceánica, y algunos cálculos sugieren que en el fondo del océano podría haber 35 veces más plástico que en su superficie”, confirma a Efe la doctora Hardesty, científica de Océanos y Atmósfera de CSIRO.
Millones de toneladas de plástico ingresan al medio marino anualmente, y se espera que la producción de este material y su contaminación aumenten en los próximos años, a pesar de la mayor atención que prestan los medios, gobiernos y la ciencia a los impactos de la contaminación plástica en los ecosistemas marinos, la vida silvestre y la salud humana, según CSIRO.
Una parte del plástico que ingresa al océano termina en las costas, otra parte permanece flotando en la superficie y otro porcentaje, sobre al que hasta ahora había poca información, se precipita al lecho marino.
LARGA Y NOCIVA DEGRADACIÓN PLÁSTICA.
Los trozos de plástico más grandes que permanecen en el océano pueden deteriorarse y romperse por la intemperie y la fuerza mecánica de las olas, para finalmente convertirse en las partículas (microplásticos) que se depositan en el fondo oceánico.
Otra parte del plástico marino pasa a formar parte de la cadena alimentaria, ya que los trozos más grandes han sido hallados en el estómago de muchas especies marinas, como tortugas o albatros, mientras que los microplásticos pueden ser devorados por criaturas marinas pequeñas, desde plancton hasta crustáceos y peces que, a su vez, son comidas por las especies más grandes.
"La contaminación plástica, compuesta por artículos plásticos grandes y pequeños y que termina en el océano, se deteriora y descompone, transformándose en microplásticos y nuestra investigación aporta la primera estimación global de la cantidad existente en el lecho marino”, señala Justine Barrett, científica de Océanos y Atmósfera de CSIRO.
“Este trabajo demuestra que, incluso las profundidades del océano son susceptibles al problema de la contaminación plástica, porque los microplásticos se están hundiendo en el fondo del océano", señala Barrett, una investigadora especializada en desechos marinos, que lideró esta investigación.
Para su estudio, los científicos australianos recolectaron muestras mediante un submarino robótico en profundidades de hasta 3.000 metros en lugares hasta 380 kilómetros de la costa de Australia, y calcularon la cantidad global de microplásticos en el fondo marino basándose en las densidades de plástico encontradas en esas aguas y proyectándolas al tamaño del océano.
“La contaminación plástica de los océanos es un problema ambiental reconocido internacionalmente y los resultados de nuestra investigación indican la urgente necesidad de generar soluciones efectivas para remediarlo”, señala Denise Hardesty.
REDES ‘FANTASMA’ EN EL FONDO DEL MAR.
“Descubrimos que las profundidades del océano son un sumidero de microplásticos, y que la cantidad de microplásticos en el fondo marino fue, en general, mayor en aquellas áreas donde también había más basura flotante”, apunta.
Los microplásticos son difíciles de apreciar a simple vista debido a su ínfimo tamaño y más aún en el fondo del mar profundo donde la luz no llega, pero pueden ser visibles en la línea de escombros en las playas, en la orilla del agua y en el tracto digestivo de la fauna marina”, explica la doctora Hardesty a Efe.
“En este tipo de investigaciones es más probable ver redes de pesca abandonadas, llamadas ‘redes fantasma’, atrapadas en el fondo del mar, colgadas de estructuras, rocas o corales”, apunta.
Consultada por Efe sobre ¿en qué áreas geográficas del océano se hunden más microplásticos? la doctora Hardesty responde: “dado lo grande que es el océano y la poca información que hay, simplemente no sabemos dónde existe una mayor concentración de microplásticos”.
“Nuestro estudio encontró hasta 25 veces más cantidad de microplásticos de lo que se informó en estudios previos en aguas profundas, y no creo que el área geográfica que investigamos sea necesariamente el punto caliente o zona más contaminada con ese material”, concluye la científica.