Washington, Estados Unidos | AFP.- Los elefantes marinos gordos priorizan ocultarse de los depredadores durante los meses que duran sus expediciones para buscar alimento en el océano abierto, mientras que los más delgados se arriesgan más hasta estar más corpulentos, reveló un estudio.
El artículo, publicado en la revista Science Advances, es el primero en medir durante un periodo extenso los cambios en el comportamiento en relación con la grasa corporal, lo que demuestra teorías ecológicas de décadas sobre cómo los animales salvajes equilibran los peligros con los beneficios.
La autora principal, Roxanne Beltrán, profesora asistente de ecología y biología evolutiva en la Universidad de California, dijo a la AFP que durante mucho tiempo había estado fascinada por esta especie, que se reúne en las playas de California en invierno para aparearse, dar a luz, amamantar a sus crías y mudar la piel antes de embarcarse en su viaje veraniego a través del océano Pacífico Norte.
"Es difícil para nosotros comprender lo que estos animales soportan durante los siete meses y los 10.000 kilómetros de migración porque es esencialmente diferente de lo que nosotros hacemos", dijo Beltrán.
Pese a las apariencias, los mamíferos marinos son grandes atletas. Durante su viaje, se sumergen a profundidades de 700 metros en busca de peces y moluscos, con un promedio de 23 minutos por inmersión con solo dos minutos en la superficie para tomar aire. Si es necesario, pueden contener la respiración hasta dos horas.
Para saber más sobre qué condiciona las decisiones de este tipo de focas, los investigadores colocaron a 71 hembras adultas de elefantes marinos del norte etiquetas satelitales y registradores de tiempo y profundidad, recopilando grandes cantidades de datos entre 2004 y 2012.
El equipo estaba particularmente interesado en saber cómo estas focas dividen su tiempo entre el día y la noche, porque están atrapadas entre prioridades contradictorias.
Los tiburones y las orcas son depredadores visuales, por lo que los elefantes marinos están más seguros de noche y en las profundidades donde la luz no penetra.
Al mismo tiempo, la noche es el momento de alimentación más productivo para los elefantes marinos, cuando su propia presa está más cerca de la superficie.
- Saben lo gordos que son -
A partir de los datos de seguimiento, el equipo pudo distinguir varios tipos diferentes de inmersiones: inmersiones en busca de alimento, cuando los elefantes marinos nadan y persiguen a sus presas en la profundidad; inmersiones de tránsito sin actividad de alimentación; e inmersiones en reposo, cuando se desplazan pasivamente y se cree que están durmiendo.
Las fases de reposo permitieron al equipo calcular el porcentaje de grasa corporal de las focas en función de su flotabilidad en el agua, un método desarrollado y validado en los últimos años.
"Nos da un registro casi continuo de cuán gordos son, lo que no tiene parangón en ningún otro animal salvaje que no sean los elefantes marinos", dijo Beltrán.
Al comienzo de su migración, los elefantes marinos son delgados y se hunden trazando una columna de agua.
Pero a medida que avanza la migración alimentaria, aumentan de peso y su flotabilidad se vuelve menos negativa hasta pasar a ser positivamente flotantes, cuando su grasa corporal alcanza el 30% de su cuerpo.
Los investigadores también descubrieron que a medida que los animales engordaban, era más probable que se quedaran descansando --con menos riesgo-- por la noche en lugar de cazar en busca de grandes recompensas, lo que demuestra una teoría ecológica conocida como "toma de riesgos dependiente del estado", al tiempo que refuta la hipótesis de que la alimentación siempre sería una prioridad más alta que el descanso.
Los individuos robustos también comenzaron su inmersión de descanso a mayores profundidades, mientras que los más escuálidos comenzaban su inmersión de descanso más cerca de la superficie.
Esto tiene sentido pues los primeros se desplazarán hacia la peligrosa superficie, mientras que los segundos se hundirán más.
El resultado de las observaciones también sugiere que esta especie puede percibir su propia flotabilidad; en otras palabras, ellos saben cuán gordos están.
Curiosamente, el equipo descubrió que tanto los gordos que ascendían mientras flotan como los flacos que se hundían terminaban sus inmersiones de descanso a profundidades similares, lo que puede querer decir que está en juego un sofisticado mecanismo: tal vez también puedan percibir la presión con gran precisión.
A medida que crece el interés por la pesca en la "zona de penumbra" del océano, entre los 200 y los 1.000 metros de profundidad, es más probable que los humanos recurran a alimentarse con los mismos peces que comen los elefantes marinos.
Por lo tanto, los hallazgos arrojan luces para los futuros esfuerzos de conservación, dijo Beltrán, además de avanzar en nuestro conocimiento sobre este aún misterioso ecosistema.
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