El colorido camarón mantis payaso (Odontodactylus scyllarus) posee los ojos más sofisticados de la naturaleza. Esta criatura que habita las aguas de los océanos Índico y Pacífico puede llegar a divisar un peligro aproximándose a nada menos que 1,5 kilómetros de distancia.
Sus ojos casi alienígenas, se mueven independientemente el uno del otro y contienen millones de células fotosensibles con 16 conos fotorreceptores (el ojo humano solo tiene tres). 12 tienen la sensibilidad para diferenciar los colores, los otros filtran el color. Ambos ojos pueden percibir la luz polarizada y poseen visión de color hiperespectral (procesan información a lo largo de todo el espectro electromagnético).
Los seres humanos tienen una visión basada en tres conos o células sensibles a los colores primarios: rojo, verde y azul. Con sus ojos de las mantis marinas pueden ser capaces de reconocer diferentes tipos de coral, las diferentes especies de presa (que a menudo son transparentes o semitransparentes) o los depredadores, como la barracuda, que tienen escamas brillantes.
Los científicos aún no están completamente seguros de cómo funciona exactamente el sistema visual de estos crustáceos. Sus doce fotorreceptores del color hacen que vean siguiendo un patrón de excitación a lo largo del espectro, muy similar a la forma en que los oídos analizan las frecuencias de sonido.
Son unos ojos tan singulares que podrían haber inspirado a la siguiente generación de DVDs y CDs, según un estudio de 2009 de la Universidad de Bristol, publicado en Nature Photonics.
Por si fuera poco, el camarón es un boxeador temible, pues puede atacar con una fueza de 100 veces su peso corporal (0,6 kg). Cada golpe lo efectúa 50 veces más rápido que el pestañeo de un ser humano. Es el golpe más fuerte de todos los animales, en proporción. Lo hace con las patas delanteras a 23 metros por segundo y con una fuerza de 1.500 N. De esta forma, puede destrozar la concha de sus presas. Y es que la fuerza del golpe de uno de estos camarones mantis es sólo sensiblemente menor al de una bala del calibre 22.