/ miércoles 15 de junio de 2022

Un manatí huérfano en las ciénagas de Colombia

Los cuidadores seguirán actuando como madres sustitutas por al menos dos años más

A los nueve meses ya mide un metro y medio pero no puede vivir sin su biberón: Tasajerito es una cría de manatí, uno de los mamíferos acuáticos más grandes del mundo, que crece en cautiverio en el caribe colombiano antes de ser liberado, posiblemente en dos años.

Estaba a la deriva cuando pescadores lo hallaron en una ciénaga de la región. Tenía tres días de nacido. Los especialistas que lo cuidan las 24 horas del día lo bautizaron así por el poblado de Tasajera, una delgada línea de tierra que separa al mar Caribe de la Ciénaga Grande de Santa Marta.

"Se hizo la búsqueda de la mamá, pero no se pudo encontrar entonces es declarado huérfano", explica a la AFP la veterinaria Ángela Dávila, quien participa en la rehabilitación del manatí (Trichechus manatus) en el Acuario del Rodadero en Santa Marta (norte).

Foto: AFP

Los visitantes se asoman a la piscina donde pasa sus días bebiendo de un biberón. La mezcla contiene leche en polvo para mamíferos acuáticos, vitaminas y excrementos de otros manatíes. Con esta fórmula desarrolla la flora intestinal para digerir el alimento, explican los expertos.

En los últimos nueve meses Dávila le ha enseñado "cómo flotar, cómo hundirse, cómo nadar (...) las funciones que normalmente una cría tiene con su madre". Los pronósticos no eran favorables y actualmente su estado sigue siendo "clínicamente crítico".

Los cuidadores seguirán actuando como madres sustitutas por al menos dos años más. Para ese entonces, Tasajerito deberá tener entre tres y cuatro metros de longitud y unos 600 kilos de peso. En ese momento decidirán si es apto para ser liberado o deberá permanecer en cautiverio.

"Dictaminar si es un animal apto para habitar las aguas de la ciénaga depende de su estado de salud", indica la bióloga marina Julieth Prieto, quien resalta sus "funciones ecológicas irreemplazables".

Estos gigantes pueden devorar hasta 50 kilos diarios de vegetación acuática, controlando así la sedimentación que afecta a varios ríos colombianos. Por su tamaño, sus migraciones ayudan a mantener despejados los canales que conectan los cuerpos de agua dulce con el mar.

"Si esta especie se extinguiera tendríamos que hacer muchas acciones con dragas para recuperar flujos hídricos entre ríos, ciénagas y el mar", advierte Prieto.

Existen tres especies de manatí: africano, amazónico y del Caribe, al que pertenece Tasajerito. Este último abarca desde las costas del sureste de Estados Unidos hasta las del atlántico en Brasil.

Con una población estimada en 11.000 individuos, el manatí caribeño es considerado vulnerable a la extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En Colombia la cacería es su principal amenaza. "Estas especies no se pueden comer. Están muy reducidas, es mejor preservar los pocos individuos que tenemos vivos", subraya la bióloga.

El gigante noble se enfrenta a un inesperado competidor en territorio colombiano: los hipopótamos que trajo el narcotraficante Pablo Escobar en la década de los 80. Esta especie de mamíferos se ha reproducido sin control y hoy son una manada de más de 100 individuos en vías de reproducción.

Considerados invasores por las autoridades ambientales, los hipopótamos podrían competir por el alimento con los manatíes e incluso llegar a cambiar la composición del agua por el volumen de sus excrementos, según la doctora en ecología Nataly Castelblanco.

A los nueve meses ya mide un metro y medio pero no puede vivir sin su biberón: Tasajerito es una cría de manatí, uno de los mamíferos acuáticos más grandes del mundo, que crece en cautiverio en el caribe colombiano antes de ser liberado, posiblemente en dos años.

Estaba a la deriva cuando pescadores lo hallaron en una ciénaga de la región. Tenía tres días de nacido. Los especialistas que lo cuidan las 24 horas del día lo bautizaron así por el poblado de Tasajera, una delgada línea de tierra que separa al mar Caribe de la Ciénaga Grande de Santa Marta.

"Se hizo la búsqueda de la mamá, pero no se pudo encontrar entonces es declarado huérfano", explica a la AFP la veterinaria Ángela Dávila, quien participa en la rehabilitación del manatí (Trichechus manatus) en el Acuario del Rodadero en Santa Marta (norte).

Foto: AFP

Los visitantes se asoman a la piscina donde pasa sus días bebiendo de un biberón. La mezcla contiene leche en polvo para mamíferos acuáticos, vitaminas y excrementos de otros manatíes. Con esta fórmula desarrolla la flora intestinal para digerir el alimento, explican los expertos.

En los últimos nueve meses Dávila le ha enseñado "cómo flotar, cómo hundirse, cómo nadar (...) las funciones que normalmente una cría tiene con su madre". Los pronósticos no eran favorables y actualmente su estado sigue siendo "clínicamente crítico".

Los cuidadores seguirán actuando como madres sustitutas por al menos dos años más. Para ese entonces, Tasajerito deberá tener entre tres y cuatro metros de longitud y unos 600 kilos de peso. En ese momento decidirán si es apto para ser liberado o deberá permanecer en cautiverio.

"Dictaminar si es un animal apto para habitar las aguas de la ciénaga depende de su estado de salud", indica la bióloga marina Julieth Prieto, quien resalta sus "funciones ecológicas irreemplazables".

Estos gigantes pueden devorar hasta 50 kilos diarios de vegetación acuática, controlando así la sedimentación que afecta a varios ríos colombianos. Por su tamaño, sus migraciones ayudan a mantener despejados los canales que conectan los cuerpos de agua dulce con el mar.

"Si esta especie se extinguiera tendríamos que hacer muchas acciones con dragas para recuperar flujos hídricos entre ríos, ciénagas y el mar", advierte Prieto.

Existen tres especies de manatí: africano, amazónico y del Caribe, al que pertenece Tasajerito. Este último abarca desde las costas del sureste de Estados Unidos hasta las del atlántico en Brasil.

Con una población estimada en 11.000 individuos, el manatí caribeño es considerado vulnerable a la extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En Colombia la cacería es su principal amenaza. "Estas especies no se pueden comer. Están muy reducidas, es mejor preservar los pocos individuos que tenemos vivos", subraya la bióloga.

El gigante noble se enfrenta a un inesperado competidor en territorio colombiano: los hipopótamos que trajo el narcotraficante Pablo Escobar en la década de los 80. Esta especie de mamíferos se ha reproducido sin control y hoy son una manada de más de 100 individuos en vías de reproducción.

Considerados invasores por las autoridades ambientales, los hipopótamos podrían competir por el alimento con los manatíes e incluso llegar a cambiar la composición del agua por el volumen de sus excrementos, según la doctora en ecología Nataly Castelblanco.

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