Casi todos los lémures están amenazados de extinción, el 30% de ellos en peligro crítico, debido a la caza y la deforestación en Madagascar, según la nueva lista roja de la UICN, que ahora cuenta con más de 30.000 especies en estado preocupante.
De las 120.372 especies que se están examinando (de un total estimado de 8 millones en el planeta), 32.441 están amenazadas de extinción (13.898 vulnerables, 11.732 en peligro y 6.811 en peligro crítico), entre ellas la mayoría de los lémures, la ballena negra del Atlántico, el gran hámster de Alsacia o el hongo oruga popular de la medicina tradicional china.
Esta lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se enriquece periódicamente con la evaluación de nuevas categorías animales o vegetales.
La última de ellas completa, en particular, la evaluación de los primates africanos, llamando la atención sobre todo sobre los lémures, endémicos de Madagascar.
Así, 103 de las 107 especies de lémures están amenazadas, "principalmente debido a la deforestación y a la caza", y 33 de ellas están en peligro crítico, última categoría antes de la extinción.
Sin los importantes esfuerzos humanos y financieros desplegados para su conservación (áreas protegidas, reforestación, ecoturismo...) algunos, como el lépilemur septentrional "habrían podido 'extinguirse", señala incluso Russ Mittermeier, especialista de los primates en la UICN.
Pero eso no impidió que 13 especies de lémures pasaran a la categoría de "en peligro crítico", como el Sifaca de Verreaux y el Microcebus Berthae, el primate más pequeño del mundo, ambas víctimas de la destrucción de su hábitat por la agricultura en quema y la explotación forestal.
En el resto de África, más de la mitad de las especies de primates (54 de 103) están amenazadas, como el colobo de pelo largo que ahora está en peligro crítico.
"Esto demuestra que el homo sapiens debe cambiar radicalmente su relación con otros primates, y con la naturaleza en su conjunto", destacó Grethel Aguilar, directora general interina de la UICN, cuyo congreso que debía celebrarse en Marsella en junio fue aplazado en enero de 2021 a causa de la covid-19.