Ginebra, Suiza | AFP.- Colgar selfies en las redes internautas junto a una nutria u otros animales amenazados de desaparición puede parecer algo trivial, pero los ecologistas afirman que esta práctica podría precisamente desembocar en la extinción de algunas especies.
"El comercio ilegal de nutrias se ha disparado de golpe de manera exponencial", afirma Nicole Duplaix, copresidenta del grupo especializado en nutrias de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés).
Todas las especies de nutrias de Asia están consideradas desde hace tiempo como vulnerables o amenazadas, a causa de la disminución de su hábitat natural y el comercio ilegal de sus pieles.
Pero los ecologistas acusan a las redes sociales de internet del frenesí que ha hecho desbocarse la demanda de nutrias en algunos países asiáticos, Japón en particular, lo que representa una amenaza para el porvenir de esta especie (lutrinae).
Los miles de delegados que llegaron a Ginebra para participar en una conferencia de la Convención sobre el comercio internacional de especies de fauna y flora salvaje en peligro de extinción (CITES), deben pronunciarse sobre la protección de dos especies de nutrias asiáticas particularmente en peligro.
- "Quiero una" -
La nutria cenicienta, también conocida como enana, y la nutria de pelaje liso ya figuran en el Anexo II de la CITES como especies amenazada, pero India, Nepal, Bangladesh y Filipinas solicitan que sean incluidas en el Anexo I, lo que significaría la prohibición total de su comercialización internacional.
Los ecologistas consideran que esta gestión es vital para estas dos especies, cuya población ha caído por lo menos en un 30% en los últimos 30 años, un declive que se aceleró más con la moda de las nutrias como mascotas.
"Existe un verdadero deseo de poseer estos animales exóticos, lo que es alimentado por las redes sociales", según Cassandra Koenen, de la oenegé canadiense Wildlife not Pets.
Algunas cuentas en Instagram y Facebook tienen centenares de miles de seguidores que publican comentarios tiernos sobre fotos de nutrias enanas, del tipo "demasiado bella" o "quiero una".
Duplaix reconoce que son "criaturas muy carismáticas", y lamenta que "sea precisamente su belleza lo que cause su desaparición".
Los selfis enmascaran el sufrimiento que padece este pequeño mamífero, que vive en comunidades en plena naturaleza y que bruscamente es apresado y aislado.
Koenen citó numerosos "videos de gags" que muestran nutrias dando vueltas sobre sí mismas, lo que para un conocedor se trata de la manifestación de un "enorme sufrimiento".
Ante esta demanda en pleno crecimiento, cazadores y pescadores de Indonesia matan nutrias adultas y se llevan a sus cachorros enjaulados, que serán vendidos como mascotas.
El principal destino es Japón, donde un cachorro de nutria puede cotizar hasta los 10.000 dólares.
- Cafés de nutrias -
Los "cafés de nutrias" han irrumpido en el archipiélago japonés, donde se anima a los clientes a comprar pequeños trozos de comida para darle a los animalitos enjaulados y hacerse selfies con ellos, mientras beben un café.
"Es un ambiente por completo anormal para ellos", señala Koenen.
Lamenta que las nutrias domésticas tengan muy poco acceso al agua, parte muy importante de su entorno natural, y ya no vivan en comunidad.
Para ella, las fotos cuentan una historia totalmente distinta a la realidad, porque estos animales salvajes despiden un fuerte olor y tienden a morder: "como mascotas son inadecuadas".
Reprocha a las plataformas de redes sociales de facilitar el comercio de animales exóticos, como las nutrias, y provocar compras impulsivas sin que la gente piense lo que significa tener un animal salvaje en casa.
Las nutrias no son la única especie afectada por esta moda.
Entre las 56 propuestas presentadas a la CITES reclamando una mayor protección, 22 conciernen a especies como todo tipo de lagartos, tortugas y arañas, que también son cazados en el marco de este comercio multimillonario.
"¿Las nutrias bebés están muriendo. ¿Por qué? ¡Por un selfie!", señala desolado Paul Todd del Consejo de la ONG estadounidense Natural Resource Defense Council (NRDC). "¡Debemos detener esto", martilla.
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