/ domingo 22 de agosto de 2021

La risa, una comunicación feliz que nos une

Reírnos nos proporciona salud y bienestar, además de ser la forma de comunicación que más nos acerca a los demás

Psicólogo y especialista en Hipnosis, Técnicas y Aplicaciones por la Universidad Complutense de Madrid, José Elías Fernández Gonzáles dirige un centro de psicología en Madrid donde conduce talleres de risoterapia, especialidad sobre la que ha publicado varios libros.

Empieza por explicar a Efe qué es la risoterapia: “Es una técnica complementaria que ayuda primero a vivir mejor y a que nuestro sistema inmunológico también funcione mejor. La risa es el mejor tesoro que existe, aunque no podemos decir es que lo cura todo”.

El especialista indica que la risoterapia se complementa con la terapia cognitiva, “con el fin de ser capaces de llegar a buenos estados de ánimo que influyen en nuestro cuerpo y en nuestra mente, para sentirnos mejor y percibir mejor el entorno”, indica.

“Sabemos que cuando estamos tristes, generalmente nuestras habilidades y nuestras capacidades funcionan peor y, cuando estamos alegres y felices, podemos percibir mejor el entorno, nuestras cualidades y capacidades para poder afrontar la vida mucho mejor”, argumenta el psicólogo.

LA DISTANCIA MÁS CERCANA ENTRE LAS PERSONAS.

En los talleres de risoterapia, “en principio, se hacen ejercicios de movimiento con el objetivo que se acerque cada uno del grupo al resto de los compañeros, porque hay que tener en cuenta que la risa es la distancia más cercana entre las personas”.

“Es imposible reír con otro y no intentar tocarle. Lo que buscamos, al final, es esa carcajada que desinhibe y que hace que todo el mundo goce y libere tensión”, añade el Elías Fernández.

Según Fernández, “cuando llega este momento álgido donde la carcajada surge espontánea, ofrecemos técnicas y habilidades mentales para que la persona aprenda, no solo a reírse de lo que hay en el exterior, sino generar y percibir situaciones agradables de la vida, porque en la vida cualquier situación puede ser vista desde una perspectiva alegre y feliz o, al contrario, desde una perspectiva triste y desgraciada”.

Pero uno de los objetivos más satisfactorios es, para el psicólogo, “aprender a reírse de uno mismo. Los tibetanos me enseñaron dos cosas: aprender a reírse de uno mismo para superar las dificultades o los defectos que tenemos, porque si los escondemos, nos acompañarán toda la vida, y la otra es que la vida es una tragicomedia de la que hay reírse”.

REÍRSE DE LOS DEMÁS NOS HACE SOBERBIOS Y ENGREÍDOS.

Sin embargo, el psicólogo señala que reírse de los demás es totalmente negativo “porque no nos permite acercarnos a los otros, no nos permite comunicarnos bien y, sobre todo, nos hace soberbios y engreídos”.

Pero ¿qué es lo que nos provoca la risa? José Elías Fernández subraya que nos reímos más de aquello que no es normal, por ejemplo, cuando una persona se cae en la calle. “Generalmente, nos reímos más de esas incongruencias que tiene la vida y también de los chistes, que van en la misma dirección. Nos reímos cuando la realidad que esperamos se quiebra”.

“A la consulta acuden dos tipos de personas, los jóvenes que quieren reír más, debido a la actual situación sanitaria, y los mayores que, con el tiempo, han ido perdiendo la risa, por eso tenemos que aprender a que la risa permanezca siempre en nosotros”.

“Es una contradicción – continúa el psicólogo- pensar que a los mayores, al tener tanta experiencia, las cosas les afectan menos, pero ocurre que van perdiendo personas cercanas y se van quedando solos. No hay nuevas amistades y eso también hace que vayan perdiendo la risa, porque la risa ante todo es contagio con los demás, es estar con los demás. Es raro que una persona tenga la habilidad de reírse sola”.

Para estar bien, cuenta Fernández, existe un proverbio chino que dice que tendríamos que reírnos 30 veces al día, pero no solo con una sonrisa, porque la salud de la persona, aseguran, es proporcional a las veces que se ríe, “aunque creo que es difícil que nadie pueda soltar 30 carcajadas al día”, confiesa el psicólogo.

Según Elías, un 95 % de las personas que asisten a sus talleres salen habiéndose reído, salvo cuando una persona acude porque otra le ha aconsejado que aprenda a reírse. “Generalmente, estas personas no están aún en una predisposición óptima para conseguir el logro que desean”.

LA FORMA DE EXPRESARNOS EN COLECTIVIDAD QUE SE HA PERDIDO.

En la actualidad, debido a la pandemia, hay más gente que acude a la risoterapia, pero el psicólogo se lamenta que no se pueda practicar en sesiones de grupo y “lo que se ha perdido en general es esa alegría, ese bullicio, esa forma de expresarnos en colectividad”.

Fernández aconseja que, “para esta época, una de las técnicas que debemos aprender es a reírnos de los problemas que tenemos o incluso del miedo, aprender a jugar con él, incluso saber ver la parte positiva, porque hay muchos sitios donde hay menos gente, por lo tanto, podemos disfrutar más de esos lugares en los que no hay aglomeraciones”.

Pero indica que tenemos que tener en cuenta que hay que protegerse y cuidarse, “no hay que confundir el reírnos con ser negligentes, aunque podemos ir a lugares que nos gusten y no estar encerrados en casa, porque eso nos lleva a aislarnos, a deprimirnos y, por lo tanto, a tener más miedo”.

La risa, para José Elías, “nos permite acceder a la creatividad que nos da esa capacidad de salir del entorno o modificarlo, para que haya una situación alegre y feliz para nosotros, desde una situación que no es la más agradable que hemos tenido”.

Según investigaciones científicas, cuando estamos felices segregamos una serie de sustancias que nos hacen estar más despiertos, más receptivos y alegres.

“Esas sustancias son, la serotonina, que tiene efectos calmantes y analgésicos; adrenalina, que hace que estemos más despiertos, receptivos y proporciona una mayor creatividad; y la dopamina, que es un neurotransmisor que eleva el estado de ánimo y hace que las personas estén más alegres y felices”, concluye el psicólogo.

Psicólogo y especialista en Hipnosis, Técnicas y Aplicaciones por la Universidad Complutense de Madrid, José Elías Fernández Gonzáles dirige un centro de psicología en Madrid donde conduce talleres de risoterapia, especialidad sobre la que ha publicado varios libros.

Empieza por explicar a Efe qué es la risoterapia: “Es una técnica complementaria que ayuda primero a vivir mejor y a que nuestro sistema inmunológico también funcione mejor. La risa es el mejor tesoro que existe, aunque no podemos decir es que lo cura todo”.

El especialista indica que la risoterapia se complementa con la terapia cognitiva, “con el fin de ser capaces de llegar a buenos estados de ánimo que influyen en nuestro cuerpo y en nuestra mente, para sentirnos mejor y percibir mejor el entorno”, indica.

“Sabemos que cuando estamos tristes, generalmente nuestras habilidades y nuestras capacidades funcionan peor y, cuando estamos alegres y felices, podemos percibir mejor el entorno, nuestras cualidades y capacidades para poder afrontar la vida mucho mejor”, argumenta el psicólogo.

LA DISTANCIA MÁS CERCANA ENTRE LAS PERSONAS.

En los talleres de risoterapia, “en principio, se hacen ejercicios de movimiento con el objetivo que se acerque cada uno del grupo al resto de los compañeros, porque hay que tener en cuenta que la risa es la distancia más cercana entre las personas”.

“Es imposible reír con otro y no intentar tocarle. Lo que buscamos, al final, es esa carcajada que desinhibe y que hace que todo el mundo goce y libere tensión”, añade el Elías Fernández.

Según Fernández, “cuando llega este momento álgido donde la carcajada surge espontánea, ofrecemos técnicas y habilidades mentales para que la persona aprenda, no solo a reírse de lo que hay en el exterior, sino generar y percibir situaciones agradables de la vida, porque en la vida cualquier situación puede ser vista desde una perspectiva alegre y feliz o, al contrario, desde una perspectiva triste y desgraciada”.

Pero uno de los objetivos más satisfactorios es, para el psicólogo, “aprender a reírse de uno mismo. Los tibetanos me enseñaron dos cosas: aprender a reírse de uno mismo para superar las dificultades o los defectos que tenemos, porque si los escondemos, nos acompañarán toda la vida, y la otra es que la vida es una tragicomedia de la que hay reírse”.

REÍRSE DE LOS DEMÁS NOS HACE SOBERBIOS Y ENGREÍDOS.

Sin embargo, el psicólogo señala que reírse de los demás es totalmente negativo “porque no nos permite acercarnos a los otros, no nos permite comunicarnos bien y, sobre todo, nos hace soberbios y engreídos”.

Pero ¿qué es lo que nos provoca la risa? José Elías Fernández subraya que nos reímos más de aquello que no es normal, por ejemplo, cuando una persona se cae en la calle. “Generalmente, nos reímos más de esas incongruencias que tiene la vida y también de los chistes, que van en la misma dirección. Nos reímos cuando la realidad que esperamos se quiebra”.

“A la consulta acuden dos tipos de personas, los jóvenes que quieren reír más, debido a la actual situación sanitaria, y los mayores que, con el tiempo, han ido perdiendo la risa, por eso tenemos que aprender a que la risa permanezca siempre en nosotros”.

“Es una contradicción – continúa el psicólogo- pensar que a los mayores, al tener tanta experiencia, las cosas les afectan menos, pero ocurre que van perdiendo personas cercanas y se van quedando solos. No hay nuevas amistades y eso también hace que vayan perdiendo la risa, porque la risa ante todo es contagio con los demás, es estar con los demás. Es raro que una persona tenga la habilidad de reírse sola”.

Para estar bien, cuenta Fernández, existe un proverbio chino que dice que tendríamos que reírnos 30 veces al día, pero no solo con una sonrisa, porque la salud de la persona, aseguran, es proporcional a las veces que se ríe, “aunque creo que es difícil que nadie pueda soltar 30 carcajadas al día”, confiesa el psicólogo.

Según Elías, un 95 % de las personas que asisten a sus talleres salen habiéndose reído, salvo cuando una persona acude porque otra le ha aconsejado que aprenda a reírse. “Generalmente, estas personas no están aún en una predisposición óptima para conseguir el logro que desean”.

LA FORMA DE EXPRESARNOS EN COLECTIVIDAD QUE SE HA PERDIDO.

En la actualidad, debido a la pandemia, hay más gente que acude a la risoterapia, pero el psicólogo se lamenta que no se pueda practicar en sesiones de grupo y “lo que se ha perdido en general es esa alegría, ese bullicio, esa forma de expresarnos en colectividad”.

Fernández aconseja que, “para esta época, una de las técnicas que debemos aprender es a reírnos de los problemas que tenemos o incluso del miedo, aprender a jugar con él, incluso saber ver la parte positiva, porque hay muchos sitios donde hay menos gente, por lo tanto, podemos disfrutar más de esos lugares en los que no hay aglomeraciones”.

Pero indica que tenemos que tener en cuenta que hay que protegerse y cuidarse, “no hay que confundir el reírnos con ser negligentes, aunque podemos ir a lugares que nos gusten y no estar encerrados en casa, porque eso nos lleva a aislarnos, a deprimirnos y, por lo tanto, a tener más miedo”.

La risa, para José Elías, “nos permite acceder a la creatividad que nos da esa capacidad de salir del entorno o modificarlo, para que haya una situación alegre y feliz para nosotros, desde una situación que no es la más agradable que hemos tenido”.

Según investigaciones científicas, cuando estamos felices segregamos una serie de sustancias que nos hacen estar más despiertos, más receptivos y alegres.

“Esas sustancias son, la serotonina, que tiene efectos calmantes y analgésicos; adrenalina, que hace que estemos más despiertos, receptivos y proporciona una mayor creatividad; y la dopamina, que es un neurotransmisor que eleva el estado de ánimo y hace que las personas estén más alegres y felices”, concluye el psicólogo.

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