La jícama o nabo mexicano es una de las frutas más consumidas en esta temporada pues se para ser colocada tanto en el altar de Día de Muertos o en las piñatas navideñas y es que a quién no se le antoja con chilito y limón.
Su nombre científico es Pachyrhizus erosus y en realidad se trata de una raíz tuberosa y no de una fruta como suele pensarse.
Jícama, que es como solemos conocerla, es un nombre náhuatl, xīcama o xīcamatl, cuyo significado es el de “raíz de agua” y esta era consumida desde la época prehispánica, tras la jícama fue llevada a Filipinas mediante el galeón de Manila.
Esta planta se trata de un enredadera que crece desde el camote que se consume como fruta. En ocasiones puede tener tallos leñosos, según la concentración de agua y alcanza hasta 5 metros de longitud. Posee hojas de hasta 30 cm de largo.
Por si no lo sabías, la jícama produce flores en pequeños grupos de hasta 40 cm de largo, estas flores van del azul al violeta, pero el verdadero fruto es una legumbre con forma de vaina que posee pequeñas divisiones cuadrangulares que conservan la semilla.
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Aunque al pensar en jícama, lo primero que nos viene a la mente es consumirla con limón, sal y chile, también se puede usar en guisos como sopa o asados.
Uno de sus grandes beneficios es que es fuente de hidratación, pues posee entre 80 y 90% de agua, es rica en minerales y vitamina C.