La alergia al frío o urticaria por frío es un trastorno de la piel que se da cuando las personas que lo padecen se exponen al frío o a los cambios bruscos de temperatura y en esta época las personas que lo padecen comienzan con picazón y enrojecimiento.
Padecer la alergia al frío no es tan poco común y muchas personas confunden los síntomas; la causa que la provoca aún es desconocida, aunque está relacionada con la sensibilidad mayor de algunas personas en las células de la piel.
Es común que quienes la padecen en temporada de frío liberen histamina u otras sustancias químicas al torrente sanguíneo, que provocan la urticaria o, en casos más graves, una reacción sistémica, (en todo el cuerpo).
El alergólogo Víctor Palacios indicó que se deben realizar ciertas pruebas para determinar si el paciente sufre de alergia al frío, esto a través del contacto con la piel y un cubo de hielo en el antebrazo, por ejemplo, y aunque como decíamos no tiene una cura o se sepa que provoca esta reacción el tratamiento que se les da a los pacientes es preventivo. En muchos pacientes esta urticaria desaparece después de semanas o meses, pero en otros pacientes puede ser crónica.
Aunque no es realmente un alérgeno el frío, puede provocar reacciones de tipo alérgico causando la activación y degranulación de unas células de la piel y otros tejidos corporales, llamadas mastocitos, e induciendo la liberación de histamina y otros mediadores químicos contenidos en sus gránulos, que serían los responsables del desencadenamiento de la sintomatología de la reacción como picor, habones, disminución de la tensión arterial, dificultad respiratoria y más. Verdaderamente no es una auténtica reacción alérgica, en sentido estricto, aunque es posible que en la activación de los mastocitos por el frío participe, de algún modo, el anticuerpo responsable de la alergia o inmunoglobulina E.
¿Qué es recomendable para la alergia al frío?
Estar bien abrigados en temporada invernal.
Cubrir las manos con guantes o el rostro con gorros y bufandas.
Evitar el consumo de bebidas o alimentos demasiado fríos.
No sumergirse en agua muy fría, lo ideal es que el agua esté a partir de los 25 grados.
Evitar los cambios bruscos de temperatura, por ejemplo, al salir de bañarse con agua caliente o al entrar a la alberca con el agua muy fría. Al bañarse, es aconsejable probar primero el agua con una mano y observar si se produce una reacción en la piel.
Los pacientes -especialmente los que tiene antecedentes de reacciones sistémicas y una frecuente y/o inevitable exposición al frío- dispongan de un inyector de adrenalina para poder autoadministrarse en caso de sufrir una reacción anafiláctica (mareo, dificultad respiratoria, dolor abdominal, náuseas, entre otros síntomas).
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Es importante recibir un diagnóstico de un especialista y que este sea quien dé el tratamiento para poder apoyar al paciente, donde incluso se recomiendan algunas vacunas, vitaminas, entre otros medicamentos que apoyan a evitar las ronchas y malestares que causa la afección dermatológica.