Después de comenzar el proceso de recibir un diagnóstico por cáncer de mama, buscar la contención emocional y comenzar a realizar acciones médicas para lograr erradicarlo, hay un punto muy importante como lo es la alimentación.
Muchos pacientes después de una radioterapia o quimioterapia, generalmente sienten náuseas, falta de apetito y otros malestares, pero a decir de la nutrióloga Elsa Cordero, es importante llevar una sana alimentación pues lo que un paciente consuma repercute de manera más rápida a lograr recuperarse de los tratamientos a los que su cuerpo se ve expuestos, por lo que es importante llevar una dieta balanceada antes, durante y posterior.
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LA IMPORTANCIA DE MANTENER EL PESO IDEAL
Cuidar lo que comemos es vital toda la vida, “Las mujeres que llegan a la menopausia y tienen sobrepeso u obesidad, tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de mama”, menciona Elsa Cordero. Según investigaciones médicas sugieren que aumentar mucho de peso durante su tratamiento contra el cáncer de mama o después de este puede incrementar tanto el riesgo de que regrese el cáncer de mama como el riesgo de tener otros tipos de cáncer.
ALIMENTOS QUE AYUDAN DURANTE EL PROCESO
Tras estudios médicos se ha revelado que el consumo de frutas y vegetales se asocia a una reducción del cáncer de mama. En este sentido, se ha observado que existe una reducción del riesgo de un 29 por ciento.
Las frutas y verduras contienen nutrientes y compuestos bioactivos con actividad antitumoral. Estos alimentos además forman parte de un patrón de alimentación saludable con el potencial de generar un entorno interno que evita el crecimiento y la progresión del tumor.
Los estudios han revelado que consumir carnes rojas y carnes procesadas ha sido asociado con un aumento del cáncer de mama. En este sentido, se ha observado que por 100 g/día de carne roja aumenta un 10 por ciento el riesgo, mientras que por cada 50 g/día de carne procesada el riesgo aumenta en un 18 por ciento.
El efecto carcinogénico de estos alimentos podría atribuirse a compuestos mutagénicos subproductos de la cocción a altas temperaturas. Otros potenciales compuestos son el hierro hemo, la calidad de los lípidos o ácido N-glicolilneuramínico, que podrían aumentar la inflamación, el estrés oxidativo y la formación de tumores.
Por ello los especialistas siguen insistiendo en alimentarse de manera saludable, “esto incluye a toda la familia y lo mejor es la prevención. No debemos esperar a tener un mal diagnóstico médico para cambiar los hábitos alimenticios. Pues además del cáncer de mama, existen otros tipos de cáncer, diabetes, hipertensión, problemas coronarios, vasculares, hay muchas enfermedades que se asocian a una mala nutrición”, indicó la doctora Cordero.
Si bien durante el tratamiento se tendrán días buenos y malos con respecto a la comida es importante mencionar que el paciente debe comer abundantes proteínas para lograr una mejor recuperación después de una quimioterapia.
Incluir en todos los alimentos verduras de hojas verdes, ya que estas inhiben el desarrollo de una gran variedad de células cancerígenas.
Uvas rojas ya que contienen una buena cantidad de resveratrol, el cual inhibe el desarrollo de células cancerosas y causa su autodestrucción. Según hallazgos recientes, el resveratrol mantiene su efectividad y hasta puede ser más efectivo después de que el cuerpo lo metaboliza. El maní, el arándano y las bayas azules también contienen este compuesto.
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Cereales integrales, pescados y mariscos, frutos secos y semillas, requesón o queso cottage, frijoles y legumbres, aguacates, beber muchos líquidos principalmente agua.
Es importante sacar de nuestra dieta, comida chatarra, procesada, enlatada, bollería, repostería comercial, bebidas gaseosas, dulces, azúcares y en general alimentos con calorías vacías.