Las redes sociales, el internet y la publicidad de boca en boca, han tenido una gran influencia para promover pastillas, gotas, aceites, tés, entre otros productos para aliviar cualquier dolencia no importa qué padecimiento se tenga, la medicina “mágica” todo cura y además la promueven como producto natural, es decir tratan de disfrazar su origen elaborado con plantas, pero la realidad es que hasta las hierbas si no son utilizadas correctamente son peligrosas y ponen en riesgo la salud.
En la entrevista que dio la titular de la Secretaría de Salud en el estado, Martina Pérez Rendón, explicó los riesgos que conlleva suministrar estos productos, donde además indica que si promete aliviar muchos males, es dudoso y se debe tener cuidado.
“Los productos de venta sin restricción lejos de ayudar pueden tener varios problemas secundarios, por ejemplo quienes consumen pastillas para bajar de peso, ocasionan problemas desde leves a otras que comprometen gravemente la salud tales como diarreas, arritmias, inflamación, intoxicación entre otros”, explicó Pérez Rendón.
La Secretaría de Salud pide a la población no suministrar estos productos, menos si estos no tienen una certificación de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), quienes llevan a cabo el control y la vigilancia sanitaria de “productos milagro”, mediante visitas de verificación, en la cuales por lo general se aseguran y retienen este tipo de productos.
Según el especialista Mario Rincón uno de los principales problemas que conlleva tomar este tipo de pastillas, es que los pacientes dejan de tomar su tratamientos y se toman estos productos que en su publicidad engañosa promete en unos meses quitar el problema, “Cuando este tipo de productos son introducidos al mercado bajo el término de suplementos alimenticios, hay que tener cuidado pues representan un mayor riesgo ya que muchos carecen de información sobre los ingredientes (no reportan si estos tienen algún nivel de toxicidad), modo de uso y fabricante. Así mismo se desconocen las condiciones sanitarias bajo las cuales se elaboraron y todavía le ponen la leyenda “Este producto es responsabilidad de quien lo consume como de quien lo recomienda”, (…) es una manera burda de lavarse las manos”.
Para Martina Pérez Rendón, la gran problemática es que al tomarse sin prescripción médica no saben las cantidades que se debe suministrar para hacerlo de forma segura, si es contraindicado por otros medicamentos, incluso si no se puede combinar con algún alimento, bebida o hasta si quien lo consume es intolerante a alguno de los ingredientes así provengan de manera natural.
➡️ Si quieres recibir las noticias en tu Whatsapp, envía la palabra ALTA
Los especialistas coinciden que si los productos exhibidos o recomendados presentan estas características lo mejor es no comprarlos y mucho menos consumirlos:
- Exaltar en su publicidad una o varias cualidades terapéuticas, preventivas y/o rehabilitadoras.
- Emplear términos engañosos como “aliviar”, “eliminar”, “curar”, “regenerar”, entre otros.
- Usar imágenes de órganos o padecimientos en sus etiquetas.
- Usar ingredientes no declarados, prohibidos o desconocidos.
- Información en etiqueta incompleta.