Históricamente, el frijol ha sido uno de los elementos principales de la dieta de los mexicanos junto con el maíz. Entre ambos aportan todos los nutrimentos necesarios para mantener una buena salud. Hasta hace 20 años, el consumo de frijol en México era de unos 18-20 kg al año por persona; sin embargo, la costumbre de consumir frijol se ha ido perdiendo.
Entonces surge la pregunta, ¿Por qué cada vez comemos menos frijol? La respuesta puede estar en el tiempo de preparación, es muy largo y en el estilo de vida, cada vez más acelerado y por supuesto, el menor tiempo dedicado a cocinar, así como los cambios de hábito y preferencias, que se encaminan a consumir alimentos instantáneos, incluso comidas rápidas, no tan nutritivas, pero que no se invierte tiempo en su elaboración.
Por otra parte, en el frijol existen múltiples compuestos de interés que pueden aportar beneficios a la salud, por ejemplo, antioxidantes que previenen el envejecimiento, oligosacáridos precursores de moléculas que previenen el cáncer de colon, fibra que ayuda al tránsito intestinal y almidones que regulan los niveles de glucosa en sangre en pacientes diabéticos.
La única desventaja reconocida en el frijol es que también contiene azúcares complejos que provocan la formación de gas en el intestino y por lo tanto inflamación, que afecta a personas sensibles causando dolor intestinal o colitis.
Sin embargo, si se comparan los beneficios que aporta el consumo de frijol contra las posibles desventajas, salen ganando los beneficios, de tal manera que debemos hacer el esfuerzo de continuar comiendo frijol con tal de prevenir enfermedades graves, considerando que además son el complemento ideal para una buena nutrición por su alto aporte de proteínas. En conclusión, comer frijoles es sumamente saludable y debe ser un buen hábito.
*Profesor-Investigador.